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El menos malo El menos malo

El menos malo

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Javier Silvestre

¡Ya podemos votar el cartel de la Vaquilla de este año! Tiene usted hasta el 14 de mayo a las 14 horas para decidir entre las 10 propuestas que ha elegido un grupo de expertos del Ayuntamiento. La forma de hacerlo, entrando en la web cartelvaquilla.teruel.es y elegir el que más les guste… si puede decidirse por uno.

Como la ironía no se puede plasmar en texto seré un poco más explícito: a mí me ha sido imposible elegir porque, sinceramente, no me gusta ninguno. Digamos que hay dos que me disgustan menos, pero no quiero utilizar esta tribuna para influir en su voto, así que lo dejo a su libre elección. O mejor no, que aquí estamos para mojarnos.

Sobre gustos no hay nada escrito, asegura el dicho popular, pero me parece como mínimo llamativo que de 71 obras presentadas estas sean las 10 mejores. ¿Cómo deben ser las descartadas entonces…? Vayamos por partes porque hay para repartir. Todos los carteles finalistas vienen siendo un poco lo de siempre (porque así lo obligan las bases del concurso): un toro, una soga, una estrella, un pañuelo rojo, gente de fiesta, peñas…

Hay dos carteles negros, donde la principal figura es un toro que aún no entiendo cómo han podido pasar el corte de los expertos. Uno de ellos parece sacado de una película de terror con las letras borrosas y el otro juega metiendo figuras humanas de colorines sobre el relieve de la res, que tiene encima una estrella que se asemeja más a la de belén que a la mudéjar de ocho puntas. Hay otros tres carteles cuyo motivo central es gente abrazada, con la gorrinera o en la puesta del pañuelico. Tienen su aquél, pero tampoco me dicen nada especialmente. Aquí sí que es cuestión de gustos. Otro de los finalistas juega con un pañuelo, una estrella y dos relieves de toros en negro y rojo sin más: una faena de aliño que dirían los taurinos. Y otro que mete en una especie de círculo todos los elementos de la Vaquilla, que para más inri parecen hervir en una olla gigante.

Admito que me parece curioso otro cartel de colores rojo púrpura saltones donde unos vaquilleros picassianos se funden con el torico, el ensogado y una de las torres mudéjares gelatinosa… Supongo que es cómo debe de verse la fiesta bajo los efectos de ciertas sustancias alucinógenas. Pero insisto, al menos es algo diferente a lo visto hasta el momento. La edad me debe hacer tirar hacia lo clásico y hay un óleo de trazos impresionistas de un toro ensogado que tiene fuerza. Y para completar el reparto, otra de las obras juega con el nombre de las peñas para componer las palabras “Fiestas del Ángel”. El único pero, es que no se ve con claridad el nombre de la fiesta, aunque agradezco el esfuerzo mental de ordenar semejante sopa de letras.

En la misma web donde se puede votar están todos los carteles de la Vaquilla desde 1935. Ya les conté el año pasado que el de 2010 seguirá siendo mi favorito… un año más. Quizás, observando con perspectiva histórica, los 10 finalistas de este año no desentonen con otras elecciones hechas en las últimas dos décadas.

Pero creo que el verdadero problema de este concurso es que desaprovechamos el talento que tenemos en nuestra propia ciudad. ¿Cómo es posible que teniendo una Escuela de Bellas Artes no haya un nivel de obras digno de hacer una exposición en el Ayuntamiento? Quizás, otro de los problemas, sea el pírrico premio de 1.000 euros que le otorga al ganador.

Hace 14 años gané el concurso de carteles de las Festes del Vendrell (Tarragona) y me pagaron 1.500 euros. Unas fiestas que -perdón si ofendo a alguien- no tienen nada de particular. Imagínense que la obra consistía en una foto cenital donde se veía una chancla, una zapatilla de deportes y unas espardeñas. Trataba de transmitir que durante esa semana de festejos se podían bailar sardanas, ir a la playa o al pasacalles del pueblo, que todo el mundo tenía cabida. No debía de haber nada mejor y eligieron mi cartel por votación popular.

Hay un verdadero mercado nacional de concursos de carteles, donde cada año se presentan los mejores… Eso sí, siempre y cuando compense hacerlo. Nuestra Vaquilla es la mejor fiesta del mundo para nosotros, pero quizás haya grandes diseñadores gráficos que descartan presentarse por falta de prestigio y su baja remuneración. Así que, aprovechemos lo que tenemos, e impliquemos a nuestros estudiantes, artistas y diseñadores para que, el año que viene, cuando tengamos que votar, nuestro esfuerzo sea elegir entre los mejores y no entre los menos malos.