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Ponce-Tomás, culpables ambos

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F.J.B.

Ocurrió en Valladolid y vuelve a ocurrir ahora en México con motivo de la corrida en homenaje a los damnificados por el terremoto de este año. A Enrique Ponce se le relega de una corrida trascendente en la que está anunciado José Tomás, lo que hace evidente la muy mala relación que existe entre ambos toreros. Porque es ingenuo no reconocer que el madrileño no quiere ver al valenciano ni en la cola del Carrefour. Y viceversa, que conste. Aquí no hay buenos ni malos. La historia de este desencuentro nos la van sirviendo por capítulos ambos toreros desde hace más de una década y sin que el toreo haya sabido reconducirla para bien del propio espectáculo. Cierto es que Tomás veta a Ponce en Valladolid y así lo denuncia en de Chiva con aquella frase lapidaria que aún retumba en el toreo: “No estoy por el capricho de José Tomás”. Y cierto que tampoco está ahora en México por parecidas razones aunque los poncistas las asuman más en silencio. José Tomás es el coco.

Pero echemos la vista atrás. 17 de julio de 2007 y Ponce que se cae del cartel de aquella corrida benéfica a favor de la Plataforma para la Defensa de la Fiesta en la que estaba anunciado junto a Tomás. Sin razones aparentes. Solo que el madrileño había rajado del diestro de Chiva en una entrevista concedida en México y en la que dudaba incluso de su profesionalidad. Por cierto, mucho antes ya se habían puesto a parir en aquellas declaraciones de José Tomás al diario abc en las que denunció vetos poncistas, y por su parte el valenciano le había contestado en este DIARIO DE TERUEL que “vaya figura del toreo va a ser si se queja de vetos”… Sumen porque la historia es interminable. Y  unan también a todo este guirigay aquel enésimo desencuentro con la corrida de Salamanca de 2007 en la que estaban anunciados los dos. Ponce no compareció tras presentar parte médico por la voltereta sufrida el día anterior en Murcia. Y el silencio desde entonces a pesar de los intentos de algún empresario por anunciarlos en Málaga hace ya la tira de años. 

¿Historia interminable? Historia impresentable. A uno le importan bien poco las desavenencias o conveniencias que cada uno de los toreros arrastre en su macuto. Parejas irreconciliables las ha habido en la historia del toreo, del cine, del deporte o de cualquier actividad artística sin que el propio espectáculo se haya resentido por ello. El problema es otro. Lo es la mediocridad del empresariado taurino, incapaz de aprovechar el increíble tirón que ambos toreros hubieran tenido juntos a lo largo de estos años, y lo es también la irresponsabilidad manifiesta, rayana en el egoísmo más ciego, de unos diestros legendarios que nos han hurtado las páginas más gloriosas de esta fiesta por no querer ninguno de los dos ponerse a escribir. Y todo, en un tiempo en el que el toreo es cuestionado como nunca lo ha sido en la historia. Imaginen un mano a mano Tomás Ponce, Ponce Tomás, en México DF y a beneficio de esos pobres asolados por el terremoto. La plaza se queda pequeña y tres plazas más se llenarían para verlos hacer el paseíllo. Pero es mejor haber navegado en solitario sin molestar y dilucidar odios y rencores entre los bastidores y no con los trebejos de torear. Culpables ambos.