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Julia Fleta, sexóloga: “Tener una relación de pareja no quiere decir que renunciemos a lo que somos” Julia Fleta, sexóloga: “Tener una relación de pareja no quiere decir que renunciemos a lo que somos”
La sexóloga Julia Fleta impartió una charla en el IES Francés de Aranda

Julia Fleta, sexóloga: “Tener una relación de pareja no quiere decir que renunciemos a lo que somos”

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La sexóloga Julia Fleta, del Instituto de Psicoterapia y Sexología Amaltea, ha realizado talleres con alumnos de Bachillerato del IES Francés de Aranda y una charla para padres, organizada por el Departamento de Orientación y la asociación de padres, bajo el título Parejas adolescentes saludables. Otra forma de prevenir la violencia.

- ¿Cada vez hay más modelos poco saludables en las relaciones de pareja, por ejemplo, con el control a través del móvil?

- No creo que haya pasos atrás, es más de lo mismo de siempre. Es cierto que ahora se puede ejercer otro tipo de control a través de redes sociales o los móviles, hay más información que antes tenías que preguntarle a tu pareja y si quería te lo contaba y si no no. No es una cuestión de que haya más control sino de que hay otra manera de ejercerlo. Lo único que hay que hacer es dotar de herramientas para detectar este tipo de control.

- ¿Cuáles serían las claves para que esas relaciones de pareja sean saludables?

- Desde Amaltea el programa Parejas saludables se centra en tres sesiones en las cuales se trabaja cómo tener una relación saludable, eso quiere decir, en la que yo soy feliz, mi pareja es feliz pero ninguno de los dos ejercemos posesión sobre el otro. Cómo la hacemos: conociéndonos y sobre todo entendiendo que somos personas diferentes y viendo la diferencia como un valor, como algo que nos enriquece. Dejando claro que no podemos equivocar la palabra diferencia con la palabra discriminación. Comprender cómo se viven las relaciones humanas, a los chicos y las chicas les ayuda a la hora de establecer las primeras relaciones de noviazgo. Más que nada es gestión de las emociones, trabajar la inteligencia emocional a través de metodología participativa.

- ¿También ayuda para que sepan detectar cuándo una relación no es saludable?

- Les aclaramos ciertos conceptos como el de enamoramiento y el de amor que a veces los confunden. Dicen: “Esto lo estoy haciendo por amor, renuncio a esto por amor...”, Esa idea tan de película de Hollywood. Hay que entender que somos personas individuales que decidimos libremente o no compartir nuestra vida con otra persona, pero que eso no quiere decir que renunciemos a todo lo que somos, o lo que sentimos, ni por amor, ni por nadie. 

- Los celos son frecuentes en estas edades.

- No se trata de estigmatizar esos celos sino de explicar qué son y cómo aprender a manejarlos. No consigo nada entrando en un aula y diciendo que los celos son lo peor de lo peor, que sentirlos está muy mal y que eso destruye parejas. Si esa persona está pensando por dentro: “Yo lo siento, entonces, ¿qué pasa, que soy lo peor, me va a pasar lo peor, mi pareja me va a dejar?”. Metiendo miedo no consigo nada. Si le digo, los celos están ahí, te voy a enseñar a cómo calmar esos celos para que si en un momento puntual en una relación de pareja aparecen tengan los recursos para saber manejarlos y evitar situaciones de riesgo. 

- ¿Qué papel tienen los padres, cómo pueden ayudar a educar a sus hijos en este tema?

- Lo primero que hacemos con los padres es dar unas claves, ampliar y dar una visión más positiva de la sexualidad que también lo hacemos chicos. Dar unas pautas sobre cómo podemos hablar con nuestros hijos adolescentes, que a veces nos lo ponen un poquito complicado sobre todo porque se vuelven monosilábicos.

- ¿Salen en las charlas temas como el caso de la Manada? ¿Cómo se llega a que unos jóvenes hagan esto?

- No suelo sacar temas tan desagradables en una charla, a no ser que me pregunten explícitamente. En cuanto a qué puede llevar a hacer eso, es una falta de educación. No creo que el componente violento sea algo hereditario, ni genético sino que es un tema educacional que se puede prevenir educando en los sexos propiamente dichos, educando en hombres y en mujeres y en valores y en el respeto. 

- ¿Falta mucho en este ámbito?

- Poco a poco, los centros educativos, nos llaman más para que trabajemos todos estos aspectos porque interesan y porque los chicos son los que demandan que se trabaje: “Igual que me enseñas matemáticas por qué no me enseñas anticoncepción, la pubertad y mis cambios corporales o a tener una relación sana con mi pareja”. La familia es la protagonista. Nosotros venimos en un momento muy puntual a echar una mano. No entramos a hacer juicios de valor. Hablamos en un enfoque estrictamente científico, con datos objetivos.

- ¿Cómo se aborda la violencia?

- El hecho de tener más formación no nos exime de vivir una situación de violencia o  abuso porque cuando entran en juego los sentimientos, la racionalidad y la objetividad se pierden. Tenemos modelos de relación que son muy poco realistas. Un extremo donde es todo romanticismo y pasión y va a ser eterno y otro del todo vale, los sentimientos no importan porque tenemos que vivir el aquí y el ahora y nos centramos más en la parte sexual que en la emocional. Y los adolescentes dicen: “Yo donde estoy de los dos”. Bueno pues vamos a dar otras opciones, otros modelos, no hay uno único y que valga.