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Fantasía de tractores Fantasía de tractores

Fantasía de tractores

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Juanjo Francisco

Con los Reyes se ha cerrado el ciclo navideño. Ay, los Reyes, esos misteriosos personajes que tantas ilusiones han dejado impregnadas en nuestra memoria, protagonistas de nuestras primeras ansiedades, héroes de una tradición que sufre un acoso imparable de las culturas anglosajonas, los mismos que se ven amenazados por la nuevas políticas...Esos Reyes trajeron su cabalgata a Teruel y, a pesar de que no hacía frío aquella noche, a mí me dejaron el ánimo tiritando.

Una ciudad que ha sido capaz de traer a nuestros días una historia como la de los Amantes, que ha logrado involucrar a sus habitantes en un mensaje universal de amor humano, haciendo gala de hacer real un pasado legendario, no puede tener una Cabalgatad de Reyes con menos fantasía que una zanahoria.

Porque si a una sucesión de enormes tractores con unos faros propios de un 747 en pleno aterrizaje, coches con tres globos mal atados en las manilleras de las puertas, un caballo dentro de su remolque tirado por un 4x4, un camión grúa con cinco cajas de regalos simulados colocadas sin criterio alguno y decenas de coches, de toda marca y condición, le llamamos cabalgata, igual nos equivocamos.

Aquello me pareció un auténtico mogollón de vehículos y personas dispuestos en fila de a uno del que solo salvo a las escuelas de danza. Eché de menos las músicas de Navidad que atronan otras cabalgatas, tal vez menos numerosas pero sí más cálidas. Porque esa es otra, las comitivas, quitando a los bailarines de las escuelas, parecían esfinges de distintas edades. Entre tanta rigidez desfilante me perdí hasta el paso de un rey. Se me escapó, lo siento, no fui capaz de diferenciar su carroza, bien por el escaso oropel, bien por el deslumbramiento de algún tractor, no sé. 

Como los Reyes es una ilusión que no deberíamos perder con la niñez, espero que en futuras cabalgatas, que no son una costumbre localista y sí universal, se depure un poco más a los participantes, que se prime un poquito la calidad aunque se pierda cantidad y que, si hay caballos, que caminen y si hay tractores, que luzcan algún adorno. Y no me refiero a un aladro.