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Tolerancia entre religiones y hermandad intercultural en Tolerancia entre religiones y hermandad intercultural en
Portada de "Los candiles de Albarracín", la primera novela de Edith Scott ambientada en el siglo XV entre la Corona de Aragón y Valencia

Tolerancia entre religiones y hermandad intercultural en "Los candiles de Albarracín"

La novela de Edith Scott narra la vida de Sara, una niña judía perseguida en la Inquisición
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Con un fuerte mensaje de tolerancia interreligiosa y hermandad entre culturas a finales del siglo XXI, Edith Scott publicará próximamente Los candiles de Albarracín; la narración en primera persona de Sara, una niña judía, que se hace mujer en la década turbulenta de 1480, cuando la Inquisición se instaura en la Corona de Aragón.

Judíos, cristianos, conversos y mudéjares de Aragón a finales de la Edad Media se encuentran en la voz de una niña sefardí, que huye de Aragón con ayuda de sus amigos musulmanes, para conseguir llegar al Puerto de Valencia y zarpar a un rumbo desconocido. “La novela transmite la belleza y el patrimonio cultural de Aragón y Valencia, a través de puntos de vista sefardíes y musulmanes del arte medieval, la arquitectura, la artesanía, la poesía, la música y los paisajes”, relata la autora, Edith Scott.

Un relato de ficción histórica, en el que los personajes reviven un momento histórico analizado con precisión. “Muchos de los recuerdos de Sara se relacionan con exactitud a lo que sucedió en Aragón, año tras año”, asegura la autora. Como los casos de la ejecución del jurista Jaime de Montesa de Aragón con su hija Leonor, en la plaza de la Seo en Zaragoza, o la defensa al judaísmo de Brianda Besante de Santángel en Teruel al comienzo de la Inquisición. “Dos ejemplos que provienen del archivo de testimonios de la Inquisición”, detalla Scott.

 

El arte de los candiles

A lo largo de la novela, el arte es el puente fundamental entre la realidad y la ficción. La inspiración de muchas escenas viene de pinturas, cerámicas y arquitectura de la época. Un ejemplo son las lámparas de aceite de cerámica. “En Los candiles de Albarracín, cada lámpara se relaciona con un personaje y forma una parte importante de la historia”, explica Scott. De hecho, cada lámpara descrita en la novela está basada en una lámpara auténtica de aceite, “sea de la tradición musulmana, sefardita o cristiana”, continúa.

Las lamparas de Teruel son fundamentales para la novela. De hecho, una pieza que inspiró la investigación de Scott, fue una hanukiya elaborada en cerámica y decorada con la técnica característica de Teruel. Una “pieza increíble” de la colección del Museo provincial de Teruel, que en la novela pertenece a la hermana pequeña de Sara, Reyna. 

Además, dos lamparas de cerámica de la obra se basan en piezas de Cerámica Domingo Punter, en estilo tradicional turolense. “Una tiene un pico de loro muy inusual, y en la historia pertenece al hermano de Sara, Isaac, mientras que la otra tiene un diseño muy especial y pertenece a la Madre Superiora”, señala Scott.

Las lámparas de cerámica en Los candiles de Albarracín se basan en piezas reales hechas en España; Teruel o Córdoba, con la excepción de tres lámparas fabricadas en Israel. Y para la autora, tienen estrechos vínculos espirituales con España: “Estas tres lámparas son creaciones de la talentosa ceramista Inban Oren, cuyos antepasados abandonaran España en la expulsión de los judíos en 1492”. De hecho, la lámpara verde que ilustra la portada fue diseñada por ella y alrededor del borde de esta lámpara, Oren grabó el motivo del olivo sagrado.

También la ilustración en la novela tiene un papel fundamental. La artista persa Leila Nishabouri, originaria de Tabriz, Irán, ha contribuido en las ilustraciones que conforman Los candiles de Albarracín

De hecho, tras leer el borrador del texto, se ofreció a dibujar ilustraciones originales. “Esto le da un significado más profundo, ya que las ilustraciones también ayudan a contar la historia, con su mensaje de fraternidad interreligiosa, se cuenta a sí misma a través del punto de vista de las diversas culturas y religiones”, apunta Scott. 

Fue Nishabouri, quién se percató de que una de las lámparas de Teruel tenía en su base decoraciones con diseños “idénticos” a los diseños anteriores a la Persépolis en Persia. “Es muy sorprendente que los diseños mozárabes tradicionales de Teruel se remonten a la antigua Persia preislámica”, declara Scott. 

Esta lámpara es de forma alargada, similar a un candelabro alto, con una base circular pintada con diseños tradicionales turolenses, y una pequeña cuenca en la parte superior con cuatro caños. Alrededor de cada pico están pintados dos ojos con rayas como pestañas, y cuando Nishabouri vio la lámpara quedó encantada. “Me dijo que en el pasado cada uno de los pitones de la lampara tendría su propia mecha, por lo que originariamente tendría cuatro mechas”, recuerda la autora.

Igualmente, la novela incluye artesanía folclórica de Albarracín. Como las aldabas de las casas donde viven los niños protagonistas del relato o la del médico, con forma de dragón. “En la época medieval, se creía que las aldabas de las puertas en forma de dragón protegían la casa”, afirma Scott.

Los candiles de Albarracín  todavía no ha sido estrenada, aunque saldrá a la venta próximamente en inglés y español. La autora espera que gracias a esta, se conozca el “espléndido patrimonio cultural” de Aragón, “único en Europa”, que todavía “no es suficientemente conocido fuera de España”.

 

Vinculación

Aunque por el nombre pueda parecer que Edith Scott no tiene nada que ver con Albarracín, incluso con España, una rama de la familia de su madre se remonta a los pueblos de las Aljamas de Albarracín en el siglo XV. “No he podido delinear el árbol genealógico de generación en generación, pero la evidencia histórica circunstancial es sólida”, reconoce. 

Debido al cariño que la autora tiene a esta casa ancestral, gran parte de la acción tiene lugar en ciudades y pueblos de Teruel y la Sierra de Albarracín, como Orihuela del Tremedal o Frías de Albarracín. Incluso encargó mapas especiales con una ampliación detallada de esta zona “con la intención de atraer a visitantes”.

Desde 2006, Scott reside en Singapur, “una nación donde viven y trabajan juntas personas de diferentes religiones”, indica. Desde allí escribió Los candiles de Albarracín, su primera novela, y también desde allí investigó la historia, gracias a las fuentes históricas de internet. 

“Se han realizado investigaciones muy importantes sobre la Inquisición de Aragón, basadas en el estudio detallado de los registros históricos, incluso en Estados Unidos”, atestigua. Para Scott, la Inquisición Española “llevó muy buenos registros”, y hoy en día han podido ser analizados por “distinguidos eruditos” a nivel internacional, como el Profesor Miguel Ángel Motis Doladres o la experiencia arqueológica de Javier Bona López.