Síguenos
Que nadie lo estropee Que nadie lo estropee
Manifestación del 8M en Teruel. Antonio García

Que nadie lo estropee

banner click 244 banner 244

Me da igual que fueran 5.000, o más, o menos. La jornada del 8 de marzo en Teruel, en Aragón y en España fue un éxito incontestable. Nadie puede dudar de la fuerza de un movimiento que va mucho más allá de las coordinadoras feministas, de los sindicatos o de los partidos. Fue la unión del pueblo, de las mujeres y los hombres, para visibilizar la necesidad de un mundo más justo, en todos los sentidos.

De eso, en Teruel, sabemos mucho. Llevamos años reclamando justicia e igualdad respecto a otros territorios y lo hemos hecho siempre sin mirar el DNI, la condición social, la afinidad política o el sexo. Todos a la vez y allí radica, precisamente, el éxito de movimientos como Teruel Existe, del que nos sentimos especialmente orgullosos.

De lo que ocurrió el jueves me quedo con el entusiasmo, la fuerza y la energía de la gente, pero rechazo de plano a quien intentó utilizar el Día Internacional de la Mujer de una forma chapucera, torticera y sectaria.  

Me dio pena leer a algunos políticos y políticas enarbolando la bandera feminista con una mano mientras con la otra se dedicaron a atizar a los contrarios. Comentarios de una veintena de palabras en los que las diez primeras eran para defender a la mujer y las otras diez para humillar al rival.

También rechazo -igual que la inmensa mayoría de la gente- algunos (muy pocos) piquetes violentos que intentaron imponer por la fuerza sus ideas. Hay un vídeo de la irrupción de un grupo de gente en un examen de una universidad que da mucha vergüenza ajena.

Una vez más, y van muchas, la gente de la calle, los ciudadanos de a pie, la gente normal, supo estar a la altura de las circunstancias. Todo lo contrario que algunos políticos y algunos radicales a los que les da igual de lo que vaya la vaina, el caso es aprovechar cualquier cosa para rascar cuatros votos y humillar al que no piensa como ellos. 

El 8M de ayer marcará, seguro, un antes y un después. Evitemos que los meros interesados metan sus zarpas para emponzoñarlo todo. Que nadie nos estropee lo vivido.