“En Albalate es frustrante para la gestión municipal”

Para un municipio como Albalate del Arzobispo, que no está enfocado al turismo, la declaración como Conjunto Histórico Artístico del pueblo hace décadas ha supuesto un verdadero quebradero de cabeza para la gestión municipal, una “experiencia frustrante” con “todo inconvenientes y sin ventajas” según explican fuentes municipales.

La gestión urbanística y del patrimonio marcada por esta figura ha supuesto una “enorme carga de burocracia, mal humor y malestar en los vecinos y nada positivo” explican fuentes del equipo de gobierno, al tiempo que ha encarecido las obras de rehabilitación de las casas particulares, tanto que se han frenado muchas de ellas.

Se quejan de que nunca ha habido ayudas para la recuperación del casco histórico, y en cambio todo son problemas para ensanchar una calle o realizar una obra que mejore la circulación. Además, la figura es “amplísima, metiendo corrales y zonas periurbanas”, no solo las más cercanas por ejemplo al castillo o la iglesia. Por eso, indican las mismas fuentes, han solicitado la reducción de la figura de protección solo a la zona más patrimonial, algo que facilitaría la gestión.

Desde el Ayuntamiento lamentan también que la protección haya expulsado a la gente joven del centro histórico, por los costes y la dificultad de encontrar una vivienda con ciertas comodidades, “se van a las afueras donde es más barato hacer una casa mejor, más cómoda y habitable” subrayan.

Además, la gente que quiere rehabilitar, por ejemplo como segunda residencia, solo encuentra problemas en las trabas burocráticas y en los costes, que se encarecen con las restricciones. “Un señor quiere pintar la fachada, una fachada normal, y tiene que pedir permiso, y a lo mejor tarda dos o tres meses en recibirlo si hay vacaciones”, y mandar además una memoria y fotos. Así, al final casas que sus dueños quieren rehabilitar se quedan en ruinas.