Begoña García, investigadora del Instituto Pirenaico de Ecología: “Aragón es referente en seguimiento de plantas gracias a los voluntarios”

Begoña García es investigadora del Instituto Pirenaico de Ecología y está al frente del proyecto  Resecom (Red de seguimiento a plantas y hábitat de interés comunitario), que está financiado por la Unión Europea y cuenta con la colaboración del Gobierno de Aragón. Ella se ocupa de coordinar la red de colaboradores, que son fundamentales en el control de las plantas.

- ¿En qué consiste el proyecto de control de la flora de Aragón?

- Comenzó hace ocho años y se denominó Monitorización de la flora de Aragón. A finales de 2013 nos concedieron el proyecto Life Resecom, que significa Red de seguimiento a plantas y hábitat de interés comunitario. En total en Europa son 30 plantas y 20 hábitats y a ellas hemos sumado las catalogadas por el Gobierno de Aragón o aquellas con interés ecológico porque reflejan el cambio climático.

- ¿Cómo se obtiene esa información?

- El proyecto consiste en que la gente que no es profesional nos está ayudando a obtener información sobre la distribución y funcionamiento de las plantas de mayor interés para aragón, bien porque lo dicta comunidad europea, están catalogadas o tienen interés ecológico. 

- ¿Qué perfil tienen estos voluntarios?

- Tenemos cuatro formas de participar, dependiendo de cuál sea su formación, hay gente que es experta aunque no tenga estudios de biología y botánica, es naturalista y conoce muy bien la flora, es gente bastante fiable, aunque siempre hay que validar la información. Hay gente que no conoce la flora, no tiene ningún conocimiento, pero se encargan de hacer seguimiento de una especie amenazada, es suficiente con que distingan esa del resto. Se llama Adopta una planta y pueden ocuparse de una especie o de varias.

- ¿Cuántas especies se controlan así?

Más que especies nosotros hablamos de sitios, en Aragón ahora mismo hay 220 sitios, en cada sitio se sigue una o hasta diez especies. En algunas zonas hay varias especies.

- ¿Esos voluntarios tienen que estar en el terreno?

- Lo que buscamos es que sea fácil para ellos, porque esto es un proyecto a largo plazo y si no les resulta sencillo no van a durar, al menos que vivan o que veraneen en el lugar. El trabajo en cada sitio se toma en un solo día al año, hay que ir al lugar y el compromiso es para diez años. 

- ¿Cuántos lugares se controlan y con cuánta gente?

- Un total de 220 y 24 de ellos están en Teruel. En total hay más de 200 personas en todo Aragón y en la provincia de Teruel tenemos 29, 12 son agentes de protección de la naturaleza y 17,  voluntarios. 

- La pasada semana ofreció una charla en Teruel, ¿era para formar a los voluntarios?

-  En Teruel hemos empezado tarde pero funciona muy bien, es muy grupal y se conocen entre todos. La charla era un poco para agradecerles la participación y respuesta y contarles cómo se está desarrollando el proyecto.

- ¿Es relevante el papel de esos voluntarios?

- Sin los voluntarios sería imposible sacar adelante el proyecto, no puedes contratar a investigadores a repasar todas estas plantas. La gente te va diciendo dónde encuentra las poblaciones. Cuando localizas muchas poblaciones de una planta, esa especie empieza a bajar en la categoría de amenazada, muchas plantas figuran en la lista de amenazadas no porque haya pocas sino porque nosotros no conocemos más. Los voluntarios son gente que ven esas plantas continuamente, ellos cada vez que ven algo hacen foto y mandan el punto de localización por GPS. 

- ¿Cómo se captan esos voluntarios?

- Por el boca oreja, no nos ha hecho falta campaña, tenemos hasta demasiados, hay expertos que también participan en la iniciativa Adopta una planta.

- ¿Está todo Aragón controlado a través de los adoptantes?

- Tenemos cubiertas más de 60 plantas de las 180 que hay en Aragón oficialmente catalogadas. No hay ninguna otra comunidad en el mundo que haga seguimiento a este nivel, somos un referente.

- ¿Cómo surgió la idea?

- Desde el IPE y el Gobierno de Aragón llevábamos mucho tiempo haciendo seguimiento de especies amenazadas, pero nos dimos cuenta de que los investigadores no podíamos controlarlas todas, ni tampoco pagando a profesionales. Así que utilizamos por un lado a los agentes de protección de la naturaleza, que ya están ahí y hacen el trabajo sobre el terreno, igual que hacen control de animales pueden hacerlo de plantas. A ellos hemos sumado a los voluntarios, que son gente que siempre ha salido al campo, lo que hacemos es coordinar y organizar para que todos lo hagamos de la misma manera. Es encauzar una energía que estaba ahí, con los mismos métodos estandarizados para poder obtener resultados sólidos, para que vayamos todos en la misma dirección. 

- ¿Se conocen entre los diferentes voluntarios?

- Para que la gente se pueda conocer hacemos la celebración del Adopta una planta, cada año se hace en una provincia, de forma itinerante, e invitamos a todo el mundo. Se explican los resultados del año, si hay nuevos adaptadores se presentan, contamos lo que está haciendo. Eso permite que la gente sepa que siguen la misma planta en diferentes sitios.