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¿Quién es el imbécil? ¿Quién es el imbécil?

¿Quién es el imbécil?

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El vídeo se ha hecho viral. El presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, está saludando a un grupo de adolescentes que asisten a un acto para recordar la resistencia contra los nazis. El chaval aprovecha para cantar La Internacional y espetarle un “¿qué pasa, Manu?” al presidente de su país cuando está a su lado.

Macron podría haberse hecho el sueco, seguir como si tal cosa y continuar saludando al resto de la gente.

Pero no. Después de reprocharle su falta de educación, el presidente de la República de Francia le dice, delante de las cámaras que le están grabando: "A mí me llamas señor presidente de la República o señor”. 

Después, le recuerda que está en una ceremonia oficial. “Así que te comportas como debe ser. Puedes hacer el imbécil pero hoy hay que cantar La Marsellesa y el Canto de los Partisanos".

Y cuando el chaval ya no sabe donde meterse, Macron lo remata: “Y haces las cosas en orden. El día que quieras hacer la revolución aprende primero a tener un diploma y a alimentarte por ti mismo, ¿de acuerdo? Entonces ya podrás ir a dar lecciones a los demás”.

Supongo que el joven estaría deseando que se lo tragara la tierra en ese momento, pero, como se ve en el vídeo, logra recomponerse lo suficiente para decir un escueto: “Sí, señor presidente”.

La anécdota ha dado la vuelta al mundo. Circula por las redes sociales como la pólvora y lo hace -y aquí mi sorpresa- desde que el propio Macron la colgó en su cuenta de Twitter, que tiene más de tres millones de seguidores.

Reconozco que la bronca del presidente francés al chaval es un ejemplo de cómo pararle los pies a alguien que intenta hacerse el gracioso y darle, probablemente, la lección de su vida.

Hasta ahí, de acuerdo. Lo que ya no me parece tan edificiante es que un líder mundial como Macron ponga el foco sobre un pobre adolescente que solo ha metido la pata.

El chaval cometió un error perdonable por su edad. El presidente, en sus redes, cometió una irresponsabilidad imperdonable por su edad y por su cargo.