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¿Tócala otra vez Sam? ¿Tócala otra vez Sam?

¿Tócala otra vez Sam?

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F.J.B.

Más de uno ha de recordar aquella mítica imagen de desamor en la película Casablanca. Les cuento… Bogard pronuncia una frase que es historia viva del cine, aquel “Tócala otra vez Sam”, y desde la primera nota deslizada sobre el piano, la música se hace inmensa en una pieza que ha emocionado a generaciones enteras de personas en todas las partes del mundo. ¡Cuánta sensibilidad! Claro que aquí en Teruel no sé si algún responsable de la banda municipal emularía al legendario Sam. Que va. Sobre todo en lo que hace a ese precioso pasodoble que ha escrito y arreglado la turolense Mari Carmen Torres y que duerme el sueño de los justos. Sí, ese pasodoble delicado, sensible y emotivo que se estrenó en memoria de Víctor Barrio en los jardines de San Pedro pero que la banda de música de Teruel no ha tenido la delicadeza, sensibilidad y emotividad de interpretar en el lugar donde murió el torero, o sea en la plaza de toros.
Me consta que la obra está completamente arreglada, instrumento por instrumento, porque en mis manos tengo la copia del pasodoble con todito el pentagrama relleno de fusas, corcheas, blancas, negras... Me consta también que la autora lo presentó a los responsables de la banda porque alguno de los músicos se fue de la boca y lo comentó. Pero qué quieren que les diga, que nasti de plasti por decirlo en caló. Vamos, que lo toquen otros… que lo toque Sam.
Y por mucho que uno se rompa el cerebro no hallará razón que justifique el desliz. Llamémoslo así. La muerte de un torero merecería la delicadeza, sensibilidad y emotividad suficiente para que nuestra banda, quizá la mejor de cuantas suenan en las plazas de toros de las que yo conozco, lo interpretara. Ocurre en Linares o Córdoba con Manolete, en Talavera con Gallito o en Manzanares con Ignacio Sánchez Mejías. Y ocurre porque aquella gente siente que un hecho trágico y trascendente que dio la vuelta al mundo acaeció en su tierra. ¡Y qué leche!, ocurre que una obra preciosa escrita por una turolense merece la oportunidad de ver la luz. Así de sencillo. Por la calidad de la música en primer lugar y porque una banda municipal turolense debería apoyar a cualquiera de esta tierra que haya tenido el genio, la capacidad, el esfuerzo y la sensibilidad de escribir música porque escribir música suena a milagro. Al lio señor director. Tóquela por primera vez y luego ya veremos si se lo tenemos que pedir a Sam. Lo imperdonable sería que otro lugar, otro escenario y otros músicos rindieran el homenaje que merece la vida entregada de un artista a su arte. Víctor Barrio no merece el silencio.