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Campeones y princesas Campeones y princesas

Campeones y princesas

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Cruz Aguilar

Mis hijas, como las vuestras, van a ser campeonas y valientes. Como lo han sido sus abuelas, sus bisabuelas y muchas de las mujeres que les rodean, todas ellas sin sangre azul. Y para ello las estamos educando como triunfadoras, no como princesitas a las que hay que mimar y proteger. Vamos, las estamos criando igual que si fueran chicos porque no, no quiero que nadie las proteja, quiero que se sepan defender por sí mismas y logren abrirse camino en la vida sin depender de ningún varón protector. 
He visto recientemente mensajes de padres y madres que se referían a sus hijas como princesas  y a su hijos como campeones o como valientes. Sé que lo hacen desde el cariño y que muchos pensarán que no hay nada malo en ello, que no se debe hilar tan fino. Pero sí hay que hacerlo. 
Al referirnos a nuestras hijas como princesas, ellas piensan, sin duda, en esos cuentos que les leemos (sí, yo también lo hago, muy a mi pesar pero lo hago) en los que las princesas son muy guapas –de inteligencia nunca se habla, ¿para qué?–  y con solo una aspiración: encontrar al hombre de su vida (que suele ser un príncipe guapo también, pero además valiente y fuerte) para casarse con un pomposo vestido. 
Ese no es el objetivo que debemos trasladar a nuestras pequeñas, sino el de que pueden ser campeonas, mujeres valientes que van a llegar donde se lo propongan y lo harán por sí mismas, con su esfuerzo y tesón, sin depender de ningún hombre. Como hicieron las que las antecedieron, cada una en su ámbito y en la medida de las posibilidades porque la sociedad marca, a veces tanto que hace grandes cicatrices. 
Las mujeres hemos avanzado mucho y seguimos ganando terreno generación tras generación, pero aún tenemos un larto camino que recorrer. Y en eso no nos ayudan los calificativos que se refieren a nosotras como meros adornos que esperan a su príncipe azul. Basta ya de mensajes sexistas hasta en nuestras muestras de cariño hacia los hijos porque les hacen flaco favor, sobre todo a las niñas.