Ricardo Soriano, presidente del Centro Aragonés de Valencia: “Hay gente que viene todos los días al Centro para jugar un guiñote y tomar un vino”

Ricardo Soriano, nacido en Guadalaviar, lleva desde hace cuarenta años en Valencia, cuando su familia se trasladó cuando él contaba once, y mantiene intacta su identidad turolense no solo regresando siempre que puede, sino participando en el Centro Aragonés de Valencia, que preside desde hace tres años. La pasada semana estuvo en Teruel para presentar, junto a Raúl Francisco Sebastián, un libro que rinde homenaje a los aragoneses que han vivido en Valencia. 

- ¿Qué es lo que ha pretendido el Centro Aragonés de Valencia con Aragón en Valencia?

- De entrada el libro surge para celebrar nuestros cien años de existencia, así que hemos querido dejar constancia de lo que ha significado Aragón en Valencia a través de esos al menos cien años de presencia del centro. 

- ¿Al menos?

- Sí, porque hay documentos sobre la participación de los aragoneses en el tejido social valenciano de finales del siglo XIX. El Centro Aragonés como tal existe desde 1918, pero antes hubo un Círculo Aragonés. Y el libro da un repaso a todos estos años y pone en valor lo que ha supuesto la presencia de los aragoneses en Valencia, en la cultura, la botánica, la medicina, el arte... Los aragoneses han influido mucho allí, y se trata de recogerlo. 

- ¿Quién ha elaborado el libro?

- Son muchos los escritores, coordinados por José María de Jaime Loren, que forma parte del Centro Aragonés de Valencia. Los autores que han elaborado los textos del libro son personas que han participado activamente en diversos campos, que han participado en la convivencia entre aragoneses y valencianos, escribiendo artículos sobre diferentes aspectos y personajes históricos. 

- Teruel y Valencia están muy cerca desde que podemos utilizar la Autovía Mudéjar... ¿qué función cumple el Centro Aragonés en Valencia?

- Cuando la capacidad de moverse era escasa y las vías de comunicación eran peores el Centro tenía mucho sentido porque los turolenses, sin necesidad de salir de Valencia, podía encontrarse allí como en su pueblo, con otros turolenses y otros aragoneses. Ahora de Valencia a Teruel viajas en un rato, pero aún así nos gusta acudir allí todas las semanas para mantener más vivo el lazo. Hay gente que acude todos los días a jugar al guiñote. Quizá el Centro Aragónes antes tenía más sentido, pero los aragoneses seguimos queriendo contacto entre nosotros, tomarnos un vino de vez en cuando o escuchar una jota. 

- ¿Cuántos aragoneses hay en el Centro de Valencia?

- Ahora somos casi 500 familias.

- ¿Y turolenses?

- Yo creo que debemos ser un 80%. También hay gente de Zaragoza, pero menos, y de Huesca mucho menos, lógicamente. 

- Siempre se ha dicho que Teruel y Valencia tienen mucho en común, y que la influencia ha sido mayor que la que ha existido entre Zaragoza y Teruel. ¿Sigue siendo así?

- Yo creo que sí. Desde luego en Teruel oyes hablar valenciano en cualquier sitio, y en Valencia o Sagunto hay muchísimos turolenses. La vinculación entre los dos pueblos es evidente y muy grande. 

- ¿En qué nos diferenciamos turolenses y valencianos?

- La convivencia es muy buena, pero cada cual tiene su idiosincrasia. Los valencianos, como suele decirse allí, se les cataloga cariñosamente como meninfots, como que les da un poco igual lo que ocurre. La verdad es que el clima acompaña y la gente en Valencia es muy festera, muy de estar por la calle y participar en asociaciones, fallas, comisiones, clavarías... En Teruel no es tanto así, el turolense quizá es de la peña y para de contar, aunque ahora esto está cambiando bastante. Pero en los pueblos de Teruel, quizá por el frío o por lo que sea, se vive menos en la calle, a diferencia de Valencia.

- ¿Usted sucedió al histórico Pedro Muela como presidente del Centro Aragonés en Valencia?

- No. A Pedro Muela, que llevaba casi veinte años al frente, lo sustituyó Pablo Gómez, y a él lo sucedí yo. 

- El Centro también cuenta con un grupo estable de jota...

- Tenemos un cuadro de jotas y una escuela de canto, rondalla y baila, bastante numerosa porque los abuelos, sobre todo, traen a los nietos pequeños, y les gusta mucho. El grupo adulto está formado por unas 40 personas, y en la escuela habrá otros 30 o 40. Participamos todos los años en la ofrenda durante las Fallas, se hacen festivales, tenemos mucha conexión con el mundo fallero, y también actuamos en pueblos de Teruel y en pueblos de Valencia limítrofes con Teruel, donde les gusta muchísimo la jota y la sienten con mucha pasión.