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Aventuras en la sierra Aventuras en la sierra

Aventuras en la sierra

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Juanjo Francisco

Aquellas noches de los domingos tenían un tono especial, un color aventurero que te pegaba a la silla porque uno se disponía a cerrar el fin de semana de la mejor manera posible antes de adentrarse en el lunes, por lo general siempre desapacible. Llegaba un nuevo capítulo de Curro Jiménez y eso era lo más, incluso por encima del 1,2,3.
Acaba de morir Álvaro de Luna, el simpático Algarrobo, un personaje peculiar y simplón que pertenecía a una cuadrilla de bandoleros que no conocían el miedo, dominaban los caballos con maestría y apenas se les notaba que vivían en plena Sierra Morena, con una, supongo, más que notable falta de higiene personal.
Para los de mi generación aquella serie supuso de facto la entrada en la edad adulta, en un mundo en el que las dos cadenas de televisión eran la única ventana para ver el mundo y disfrutar de las sensaciones que ello proporcionaba. Para los que soltamos la imaginación leyendo tebeos, el tal Curro plasmaba, ya en pantalla, las cualidades de muchos héroes dibujados en el papel.
Mientras Curro derrochaba valentía, incluso cierto cosmopolitismo -los capítulos encuadrados durante la invasión francesa dan fe de ello-, el Algarrobo cristalizaba todas y cada una de las características de muchos hombres del mundo rural en el que yo crecí. Fundamentalmente encarnó el prototipo de hombre en el que la bondad innata le conducía casi siempre a meterse en problemas, una peculiaridad corriente en la España rural de entonces. Como el tiempo todo lo transforma, de la España rural que veía Curro Jiménez los domingos por la noche no queda, digamos que afortunadamente, nada, salvo el mensaje que lanzó el Algarrobo: al pan, pan y al vino, vino. Sin más. Si en algún momento alguien se atreviera a hacer una adaptación de la serie a los tiempo actuales sería muy interesante observar cómo abordaría un personaje de la talla moral de nuestro protagonista. Es posible que los hombres buenos, en toda la extensión de la palabra bueno, estén solo ya en las filmotecas.