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T de Teatro inicia un nuevo curso reivindicando nuevos espacios T de Teatro inicia un nuevo curso reivindicando nuevos espacios
Foto de familia del grupo de edad adolescente de T de Teatro

T de Teatro inicia un nuevo curso reivindicando nuevos espacios

La escuela turolense tiene un centenar de alumnos aunque la demanda es mayor
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La primera semana de octubre arrancó un nuevo curso de la Escuela turolense T de Teatro con en torno a cien estudiantes de teatro y danza, distribuidos en varios grupos de entre 10 a 15 personas. Con alumnos de entre 5 años y edad adulta, el director de T de Teatro, Sixto Abril está convencido de que hay más demanda de la que pueden atender, a pesar de lo cual esos cien alumnos de la escuela son un techo prácticamente insuperable. “No queremos trabajar con grupos excesivamente numerosos, y no podemos desdoblar más grupos porque no tenemos suficiente disponibilidad de horarios en la sala”. 

T de Teatro trabaja en el edificio de la Plaza Amantes desde su puesta en marcha, una instalación que se les ha quedado pequeña porque teóricamente iba a acoger únicamente la actividad de esta escuela y la de danza de Las Torres, aunque finalmente tiene que acomodar a más asociaciones, por falta de espacios públicos. No está disponible los fines de semana y sus instalaciones, según Sixto Abril, poco o nada tienen que ver con las que se preveyeron en el proyecto original. 

El espacio físico es la eterna batalla de T de Teatro. Asegura que tiene capacidad de autofinanciarse como escuela municipal cobrando unas tarifas razonables a sus alumnos, por lo que “no pedimos dinero, sino un espacio donde poder desarrollar mejor el proyecto educativo que tenemos y alcanzar a muchos más jóvenes”.

La puesta en marcha del Edificio Amantes en peores condiciones de las previstas fue una ocasión perdida, y Sixto Abril teme que la construcción del nuevo edificio del Conservatorio, “que seguramente podría acoger unas salas de ensayos y un auditorio  apto para música y para teatro”, sea otra en el futuro. 

La escuela se impulsó hace más de tres lustros desde los grupos de teatro de los colegios, que fueron su germen. “El motivo fue que nos parecía muy interesante que los niños y los jóvenes trabajaran el teatro no solo con chavales de su entorno y de su colegio, para ampliar su círculo de redes”, explica Abril. “Todo tiene su papel y una extraescolar de teatro en el colegio está bien, porque crean la semilla y a veces es más cómodo en los desplazamientos, pero estás más limitado a los espacios y a los recursos de que dispone el colegio”. La Escuela T de Teatro se creó precisamente para poder ofrecer unos espacios y unos recursos para poder trabajar “de una forma más profesional”, y una trayectoria pedagógica homogénea dividida en niveles y escalones que el alumno va superando progresivamente.

A través de los diferentes ciclos que se imparten los contenidos tratando de que permeen en los jóvenes “casi sin que se den cuenta”. “Con los más pequeños nos interesa que sean capaz de expresar cosas, e insistimos mucho en la expresión corporal. Hacen muchas cosas y casi no se dan cuenta, porque lo hacemos desde lo emocional y desde el juego dramático”. Poco a poco los alumnos van avanzando y en cada edad se encuentran con nuevos problemas y nuevas soluciones. “Para muchos preadolescentes la clase de teatro es un lugar donde pueden expresar cosas que en otros rincones no se atreven. Y en la confianza, seguridad y autoestima se les nota mucho”, explica Abril. Y a partir de la adolescencia los alumnos ya estudian conceptos teóricos, incluso sobre historia del teatro y de las diferentes escuelas o autores. “Leemos juntos a diferentes autores y no es que hagamos un comentario de texto, pero sí una lectura dramatizada que sacan a relucir conceptos de dramaturgia que pasarían desapercibidos si leyéramos la obra solos en nuestra casa”. El objetivo, según el actor y profesor, es que los jóvenes se den cuenta, cuando ya tienen la madurez suficiente, que un espectáculo escénico no consiste únicamente en salir a las tablas y representar un papel, “sino que hay muchos conceptos teóricos detrás de eso”.

Para el grupo de adultos cambia un poco la estrategia, porque el objetivo no es tanto aprender o descubrir una vocación artística de futuro, “sino que vienen para pasárselo bien y dedicar un rato a ellos mismos”. Así que cobran valor el juego dramático y las propuestas de trabajo que emanan del propio grupo. “Nuestro montaje sobre Los Refugiados surgió así”, recuerda Abril. “Ellos vieron en televisión un reportaje, propusieron trabajar sobre él y fue creciendo”. 

Aunque el teatro es, para la mayoría de la gente que lo practica, una afición de tiempo libre, o una terapia de socialización en menor medida, también hay quien descubre en él una vocación a la que dedicarse profesionalmente. “Muchos chicos y chicas con 14 o 15 años comienzan a ver en el teatro no un hobbie sino una forma de ganarse la vida, y empiezan a preguntarse qué hay que hacer, qué estudiar o cómo afrontarlo. En esos caso nosotros les ofrecemos el abanico que tienen, porque a veces no saben cómo acceder a ese tipo de canales”. De hecho T de Teatro también realiza clases de preparación para entrar en las Escuelas de Arte Dramático, “donde hacemos preparación física, improvisación, textos...”. 

Actualmente hay nueve ex alumnos de T de Teatro que estudian artes escénicas en diferentes universidad públicas o privadas en Valladolid, Madrid o Valencia, que siguen vinculados a la escuela a través del grupo Universitario, que acostumbra a juntarse para ensayar una vez al mes aproximadamente, y que representará el montaje Cajón de Relaciones en el Teatro Marín, el próximo 16 de noviembre.