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Javier Arruga, escritor: “Dentro del maquis la mujer fue tan imprescindible como invisible para la historia” Javier Arruga, escritor: “Dentro del maquis la mujer fue tan imprescindible como invisible para la historia”
Imagen del escritor y profesor zaragozano Javier Arruga. Lorién Arruga

Javier Arruga, escritor: “Dentro del maquis la mujer fue tan imprescindible como invisible para la historia”

El autor presenta este miércoles en Senda ‘Me comí su corazón’, ambientada en el asalto al campamento del Rodeno
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Tras De la montaña y el amor (2012), En el país de los cucutes (2010) y Primavera en la Guarguera (2012), Javier Arruga (Perdiguera, 1970) publicó en la primavera de 2018 Me comí su corazón (Mira Editores), una historia que arranca en el asalto del campamento maquis del Rodeno de 1949 y que se desdobla en un relato poliédrico, rico y sorprendente. Este miércoles por la tarde (20 horas) presenta la novela en la Librería Senda de la capital turolense. 

- ¿Qué cuenta Me comí su corazón?

- Cuenta el olvido al que se vio sometida la guerrilla antifranquista, siendo el último estertor de la guerra civil, y cómo se produce en Europa un agravio comparativo de algunas guerrillas antifascistas que tienen cierto prestigio y otras condenadas al ostracismo. 

- Pero su novela no es solo una novela histórica, o bélica...

- La guerra civil no acabó en 1939 ni quedó todo solucionado cuando la guerrilla se disuelve en 1952. Aquella gente siguió existiendo y siguió teniendo una presencia que desgraciadamente fue silenciada. Igual que ha sido silenciada la presencia de la mujer, no tanto en la guerrilla empuñando las armas, pero sí como una colaboradora necesaria e imprescindible. Pero la mujer dentro de la guerrilla fue tan imprescindible como invisible, y yo he querido dar un poco de visibilidad a esas mujeres que se jugaron la vida colaborando con la guerrilla. El maquis, siendo muy masculino, hubiera sido inviable sin ellas, por eso invento un personaje, quizá improbable desde el punto de vista militar, que sirve para dar voz a quienes no la tuvieron en la historia. 

- ¿Por qué mezcla historia y ficción?

- Es una delgada línea roja. La misma toponimia plantea problemas. Si ficcionas un pasaje y lo situas en un lugar real puedes causar problemas. Por eso prefiero inventar determinados lugares. Aunque otros son auténticos para que reconozcas el escenario. Es una mezcla de realidad y ficción que no me ha satisfecho del todo, pero no he encontrado una fórmula mejor para hacerlo. 

- En cualquier caso la historia arranca en el campamento maquis del Rodeno. ¿Por qué ese lugar precisamente?

- La novela surgió allí. Cuando yo realizaba el viaje a pie por la provincia de Teruel para el libro Montes Universales, gentes universales, que saldrá muy pronto, visité el campamento. Cuando lo conocí me fascinó, sobre todo a partir de un personaje llamado Pepito el Gafas que en la novela aparece recreado de otro modo. Enseguida comencé a imaginar una novela que tenía que estar ambientada allí.   

- ¿Qué aporta de nuevo Me comí su corazón al género?

- A mí me gusta leer historia pero soy un escritor de ficción. El libro aporta un tratamiento estético y literario sobre el acontecimiento histórico. No solo para novelarlo y hacerlo más asequible o más interesante, sino porque como escritor me veo en la necesidad de generar imaginación y de jugar con las construcciones y las palabras. 

- La riqueza literaria y lo imbricado del marco narrativo, que no de la historia en sí, lo convierte en una novela histórica atípica. En una novela que no espera el aficionado a la novela histórica.

- Me inspiré en la Nouvelle Vague, que es el momento de la historia del cine en el que, como ya se hacía en la novela a partir de los años 50, se retuercen los argumentos y los mecanismos de construcción del relato, no tanto para confundir al espectador o lector, sino para generar una mayor dificultad en las técnicas de narración. Además en literatura hay una tradición que empieza con Faulkner, que es un escritor que me encanta. ¿Es lícito utilizar técnicas que compliquen la lectura? Yo creo que estéticamente tiene una cierta obligación de exigir un esfuerzo al lector. 

- En esto Me comí su corazón es diferente a sus anteriores libros...

- Porque los anteriores eran libros de viaje, que son necesariamente muy lineales. Este era diferente y para mí fue la ocasión de tratar de superarme formalmente. En esta novela podía permitirme ser más arriesgado. El escritor de viajes siempre está pensando que está escribiendo un género menor. No es cierto que sea menor, pero es verdad que cuando tiene la ocasión de tratar otros géneros, va a arriesgarse mucho más. 

- Antes ha comentado que su quinto libro, Montes Universales, gentes universales, saldrá en breve...

- Así es, saldrá antes de fin de año. Cierra la trilogía de libros de viaje por las tres provincias aragonesas, y recorre más o menos todo Teruel a partir de un viaje a pie de Libros a Ojos Negros. Aquí muestro que no me gusta el término de la España Vacía acuñado por Sergio del Molino porque no son espacios vacíos, sino poblados. Lo fácil es olvidarse de ellos porque están vacíos, pero es que no lo están. Hay que ocuparse de la gente que está, y la gente que está dota de sentido a la tierra.

- ¿Vuelve pues al libro de viaje?

- Pero aquí también he querido arriesgar un poco y utilizo el tú, la segunda persona del singular, como voz narrativa, que es algo que me apetecía hacer. Y además me adentro un poco más en el terreno de la autoficción, en la cual el caminante pasa a ser el personaje de unos sucesos de los que es parte. La autoficción es un género que está demandando su sitio y creo que es una de las incorporaciones más felices de comienzos de este siglo.