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La A-40 se diluye en un estudio que no avanza un cuarto de siglo después de planificarse La A-40 se diluye en un estudio que no avanza un cuarto de siglo después de planificarse
Carretera N-330, actual vía de comunicación de Teruel con Cuenca

La A-40 se diluye en un estudio que no avanza un cuarto de siglo después de planificarse

Hace una década que se descartó la primera propuesta y motivos medioambientales vuelven a amenazarla
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En un cuarto de siglo sucesivos gobiernos de diferente color político han sido incapaces de construir la autovía A-40 de Teruel a Cuenca. Pese a ello sigue figurando en la planificación del Ministerio de Fomento como la infraestructura del país de nunca jamás. Compromisos ha habido muchos y así se ha plasmado en los programas electorales de todos los partidos, pero ha faltado la voluntad política para construir esta autovía, cuyo primer Estudio Informativo se descartó hace diez años tras una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) negativa firmada por la actual ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, entonces secretaria de Estado. Hoy nuevos nubarrones se ciernen sobre ella ante la posibilidad de que un “muro verde” en la provincia de Cuenca impida definitivamente su construcción.

Se acaban de cumplir diez años de la Declaración de Impacto Ambiental negativa de la A-40, que es el plazo que en circunstancias normales tarda en construirse una infraestructura de estas características entre que se hace su estudio, se redactan los proyectos y se ejecuta la obra. Pasado ese tiempo, nadie sabe qué va a pasar con ella, como si desde el Estado se buscara que los turolenses se olvidaran de ella y, hartos, asumiesen resignados que no se va a hacer.

Hace una década, tras conocerse la DIA negativa de la A-40, las Comunidades Autónomas afectadas se unieron y solucionaron los problemas medioambientales que habían surgido encontrando un trazado alternativo sin afecciones. Le hicieron el trabajo a Fomento, que encargó otro Estudio Informativo que lleva nueve años en redacción. Es la historia sin fin de uno de los grandes agravios que ha sufrido esta provincia, o tal vez la mayor tomadura de pelo que han tenido que aguantar los turolenses.

Lo último que ha dicho el Gobierno central es que se sigue haciendo el Estudio Informativo adjudicado hace 9 años y que tenía un plazo de ejecución de 24 meses. Así lo ha indicado en una contestación escrita a una pregunta de la senadora del PAR Rosa Santos, que lleva fecha del pasado 10 de diciembre.

Ahora otros problemas han surgido para la construcción de esta autovía con la barrera infranqueable que podría suponer la declaración de la Reserva de la Biosfera Valle del Cabriel.

Clave en el Plan de 1993

Hace 25 años que el Gobierno central planificó esta autovía en su Plan Director de Infraestructuras (PDI) de 1993. Aparecía como un gran eje vertebrador estatal cuyo objetivo era comunicar el oeste y sur de la península con Cataluña a través de un nuevo corredor que finalizaba en Cataluña y que rodeaba Madrid.

Fue el segundo plan gubernamental de infraestructuras hecho en democracia y con el que se pretendían modernizar las comunicaciones en España, tras el primero que se elaboró tras la aprobación de la Constitución, el denominado Plan General de Carreteras para el periodo 1984-1993.

Con España recién incorporada a Europa y el principio de igualdad que marca la Constitución de 1978, que acaba de cumplir 40 años, estos planes de infraestructuras pretendían cumplir con los principios que establecen tanto la Carta Magna como el hoy denominado Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea. Ambas normas básicas para el funcionamiento de la democracia española fijan el principio de igualdad, de manera que las instituciones están obligadas a facilitar un desarrollo equilibrado y armonioso de todos sus territorios.

Es la tan traída “cohesión social”, de la que todos hablan pero que se ha convertido en una especie de ente abstracto porque en la práctica no se lleva a cabo. Y prueba de ello es lo que ha pasado con la A-40, planificada por el Gobierno en el PDI de 1993-2007 y que no se hizo, a pesar de que el proyecto se ha ido retomando en sucesivos planes de infraestructuras, pero pasando de ser considerado prioritario a valorarse solo como en estudio.

Lo llamativo es que no ha dejado de estar en los Presupuestos Generales del Estado, aunque con cantidades irrisorias algunos años que al menos han garantizado poder mantener abierta su vía de financiación, pero que denotan a su vez una clara falta de voluntad política de construirla. Desde 2005, cuando se reactivó este proyecto a raíz de la apuesta que se hizo por la provincia con el llamado Plan de Actuación Específico para Teruel, en los Presupuestos Generales del Estado se han consignado más de 22 millones de euros.

La pregunta es a dónde ha ido a parar ese dinero. A la autovía, desde luego, no, porque en noviembre de 2009 se adjudicó la redacción del nuevo Estudio Informativo a la empresa Agua y Estructuras, Sociedad Anónima Unipersonal (Ayesa) por 1,8 millones de euros. 

Si bien es cierto que la crisis económica que acababa de estallar entonces paralizó la ejecución de numerosas obras, no tiene sentido que se paralizasen los trámites administrativos de la A-40, porque en los Presupuestos Generales del Estado ha habido dinero más que suficiente para acometer esta fase del proyecto. Otra cosa es que los PGE sean otra tomadura de pelo a los turolenses como se han empeñado en demostrar sucesivos gobiernos.

Sin problema medioambiental

En un informe del Ministerio de Política Territorial y Administración Pública con fecha de septiembre de 2011, sobre el grado de ejecución del Plan de Actuación Específico para Teruel, se indicaba que estaban solucionados los problemas medioambientales y que por tanto no había dificultades ya para poder hacerla.

En cambio, los problemas medioambientales han seguido siendo esgrimidos desde entonces para justificar que no se avance en la infraestructura. El anterior ministro de Fomento con el Gobierno del PP, Íñigo de la Serna, dijo en abril de 2017 que la autovía seguía en la “agenda política”, mientras que en la reciente respuesta que ha recibido la senadora aragonesista Rosa Santos, el actual Ejecutivo del PSOE sostiene que se sigue trabajando en el estudio, aunque sin dar más explicaciones.

Decir que se sigue haciendo un estudio informativo nueve años después de que se encargara, cuando el plazo para hacerlo era de dos años, es otra tomadura de pelo, la última, en un momento muy delicado al estar en tramitación la declaración de la Reserva de la Biosfera Valle del Cabriel.

Días atrás, la coordinadora ciudadana Teruel Existe pidió a las instituciones turolenses en su conjunto y al Gobierno de Aragón que se movilicen presentando alegaciones contra esta nueva figura ambiental porque podría ser la “puntilla” definitiva para que no se hiciese la A-40.

Uno de los portavoces de Teruel Existe, Tomás Guitarte, comentó que no puede tolerarse que las infraestructuras que pasan por la provincia se bloqueen siempre por cuestiones medioambientales, cuando además se trata de una vía de comunicación estatal que vertebra el territorio. Es decir, favorece al conjunto del país y de paso beneficia a Teruel al pasar por la provincia. Recordó además que la A-40 no finaliza en la capital turolense, sino que en la planificación ministerial de 1993 figuraba como un corredor que llegaba hasta Tarragona atravesando por el centro la provincia de Teruel.

En los últimos diez años no solo se ha dejado que esta infraestructura entre en fase de letargo, sino que dentro de la planificación estatal ha ido perdiendo peso, quién sabe si para que ocurra lo mismo que pasó con las variantes de la N-420, que poco a poco fueron desapareciendo hasta olvidarlas casi todas.

PEIT 2005-2020

En el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte (PEIT) 2005-2020 la A-40 fue calificada como “prioritaria”, mientras que en la revisión a la baja que hizo el Gobierno del PP en plena crisis económica pasó a figurar como una infraestructura “en estudio”. Así está recogido en el Plan de Infraestructuras, Transporte y Vivienda (PITVI) 2012-2024.

Es prácticamente lo mismo que ha pasado con otras vías de comunicación que afectan a Teruel y que en la década pasada se planificaron de una manera, pero que después pasaron a tener otra consideración, como ha sucedido con el corredor ferroviario Cantábrico-Mediterráneo.

La A-40 y su continuación hasta Alcañiz cruzando por el centro de la provincia para enlazar con la A-68 y llegar hasta Tarragona es fundamental para el desarrollo de las comarcas turolenses. El profesor asociado de la Universidad de Zaragoza y doctor en Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, Carlos López Escolano, así lo ha dicho por activa y por pasiva.

Lo recoge en su tesis doctoral, premiada el año pasado por el Consejo Económico y Social de Aragón, y en un informe elaborado a requerimiento del Justicia de Aragón, que esta institución ha incluido a su vez en su informe sobre la situación de la provincia recientemente presentado.

Escolano no habla ya de una reivindicación, sino de lo planificado por el Estado y que sucesivos gobiernos no han cumplido al referirse al Plan Director de Infraestructuras 1993-2007, en el que se planificó “un eje transversal de alta capacidad por la provincia de Teruel (Andalucía-Cuenca-Teruel-Tarragona, con ramal Madrid-Teruel), que hubiera permitido configurar nuevas alternativas de movilidad a escala nacional posicionando a Teruel en el centro de los grandes ejes estatales”.

A juicio de este experto de la Universidad de Zaragoza, en el caso de la provincia de Teruel “la falta de una incorporación efectiva de los objetivos propios de ordenación del territorio como son la cohesión, convergencia y el reequilibrio territorial en la ejecución de los diferentes planes de infraestructuras (no tanto en el diseño de los mismos) ha desencadenado esta situación”.

Más consignación para Teruel

Un análisis de las partidas destinadas para la A-40 en los Presupuestos Generales del Estado de los últimos catorce años llama la atención sobre la consignación económica que se hace para la misma en Teruel y Cuenca, que son las provincias por las que discurre. 

Hasta 2006 prácticamente se consigna la misma cantidad en ambas provincias para esta infraestructura, pero desde 2007 se mete mucho más dinero en Teruel que en Cuenca, prácticamente cuatro veces más. Es sistemático y representa una verdadera incógnita puesto que la mayor parte del trazado discurre por Cuenca. En 2011 esta autovía estaba previsto que costase 520 millones, de los cuales 115 correspondían a la parte de Teruel. La única explicación es que se hayan querido engordar las cifras en la provincia ante la demanda existente.