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Artículo de opinión de Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica: Contra el cambio climático, una transición energética que no deje a nadie atrás Artículo de opinión de Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica: Contra el cambio climático, una transición energética que no deje a nadie atrás
Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica

Artículo de opinión de Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica: Contra el cambio climático, una transición energética que no deje a nadie atrás

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Por Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica

En la Cumbre de Cambio Climático, que concluyó la noche del pasado sábado en Katowice (Polonia), teníamos que mantener la integridad del histórico Acuerdo de París logrando que la comunidad global aceptara un marco de reglas común. Desde el Gobierno de España nos hemos esforzado en mantener la cooperación internacional y estamos orgullosos de haber contribuido a conseguirlo en un contexto tan difícil, cuando algunos líderes presumen de una voluntad suicida de ruptura con la verdad avalada por la Ciencia.

No lo hemos hecho solo por solidaridad internacional. Apoyar la lucha contra el cambio climático es especialmente importante para España porque somos un país muy vulnerable a sus efectos. Algunos impactos se están sintiendo ya, también en Aragón. El aumento de las temperaturas provocará que los Pirineos pierdan la mitad de su nieve antes de 2050 y, si no se toman medidas más ambiciosas, perderemos el 80 por ciento antes de finales de siglo. 

No hay duda de que los españoles estamos comprometidos con la lucha contra el cambio climático. Así lo avalan todas las encuestas. Tampoco hay duda de que la necesaria transición ecológica no debe dejar a nadie atrás. Es una cuestión que el Gobierno de España quiso dejar claro desde el inicio de la Cumbre del Clima. En su apertura, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el apoyo de nuestro país a la Declaración de Silesia para una Transición Justa y Solidaria y nuestro compromiso con territorios y colectivos afectados, en particular con los  territorios dependientes del carbón. El nombre del pacto no es caprichoso: Silesia, la región donde se sitúa Katowice, ha basado su economía en este mineral y decenas de miles de empleos siguen dependiendo de él. 

En estos momentos, España forma parte del grupo de países más comprometidos con la transición justa a nivel internacional y, en Katowice, el Gobierno volvió a poner el foco sobre el tema junto a una potencia del calibre de Alemania y a la Confederación Sindical Internacional, la voz de las trabajadoras y trabajadores a nivel mundial.

En estos tiempos de discursos cargados de emoción, conviene recordar que los compromisos tienen que materializarse en hechos. No podemos ni queremos promover la transición energética sin fortalecer los lazos con quienes comparten las mayores incertidumbres. Por eso, desde el momento de acceder al gobierno, uno de los aspectos en los que nos hemos empleado a fondo ha sido en buscar un acuerdo con los trabajadores mineros. A pesar de la significativa restructuración que ha sufrido el sector en estos años en España, lo cierto es que las oportunidades que se han generado en los territorios no han estado a la altura de lo esperado. Salir al rescate de aquellas zonas con minas que debían cerrar a final de año requería una actualización en las soluciones y una evaluación conjunta de lo que había sucedido. Eso hemos hecho con un nuevo acuerdo firmado con los sindicatos y las empresas, y que solo es el comienzo del camino. Han sido horas de trabajo, de diálogo y de negociación que, ahora, serán transformadas en realidades de futuro sobre el terreno. 

Somos conscientes de la urgencia. En los escasos seis meses de andadura de este Ejecutivo, también hemos agilizado –era necesario–  la concesión de ayudas a proyectos del Marco de Actuación para la Minería del Carbón y las Comarcas Mineras para el periodo 2013-2018, aprobando iniciativas de pequeños emprendedores, ayudas a la inversión de empresas y terminando de acordar los proyectos para infraestructuras en los municipios mineros de Teruel. 

Sin embargo, es vital no limitarse a actuar en el corto plazo. Un Gobierno responsable debe ayudar a poner las luces largas que iluminen el futuro de las comarcas. Y en eso también estamos trabajando, con más hechos. En breve lanzaremos un Plan de Acción Urgente para las comarcas mineras afectadas por el cierre de las minas y de centrales térmicas de carbón, no sólo para asegurar el mantenimiento del empleo hoy sino para ayudar a crear y mantener los empleos del mañana. 

Lo podemos y, sobre todo, lo debemos hacer juntos. Por eso, el plan incluirá la elaboración de convenios de Transición Justa que unan a las administraciones y al resto de actores sociales en la construcción de un proyecto territorial de futuro que identifique las actividades, las necesidades formativas y los empleos necesarios para mantener y mejorar la prosperidad de las comarcas. 

Empezaremos a articular los procesos de participación en las próximas semanas. El éxito, por supuesto, dependerá de una diversidad de factores y de actores. Las empresas que quieran cerrar las centrales de carbón pueden y deben promover nuevos proyectos en las zonas que garanticen el apoyo social y, por otro lado, desde las diferentes administraciones tenemos que apoyar otras industrias y emprendimientos que refuercen la diversificación económica de las zonas. Las posibilidades están ahí: ahora bien, es preciso identificar bien esas oportunidades y acercar las soluciones allí donde más se necesiten. El compromiso del Gobierno, político y presupuestario, es firme. 

La descarbonización de la economía será buena para nuestra salud, nuestra calidad de vida y nuestra prosperidad. Los territorios mineros serán actores de este cambio en todo el mundo, desde China a Polonia. El Gobierno de España tiene  claro que el papel de las zonas mineras de nuestro país ha de ser protagonista en la transición ecológica. Los municipios mineros de Teruel y el Gobierno de Aragón pueden contar con este Ejecutivo para trabajar codo a codo, con propuestas reales y participadas por todos, para construir una transición justa.