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La magia de los impares La magia de los impares

La magia de los impares

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Juanjo Francisco

En la entrada del 2019 uno está un poco afectado por todo lo que se deja atrás y picado por la curiosidad ante lo que se nos viene encima. Este añito que ahora iniciamos parece dibujado para traer sorpresas, regalos y algún que otro disgustillo, tal vez. La magia de los números impares aparece tan rampante que invita a hacer alguna elucubración.
Para empezar, tendremos elecciones, no sé si serán a través de ese superdomingo que se anuncia desde Moncloa o, simplemente, se reducirán al ámbito doméstico de autonómicas y municipales. En cualquier caso, elecciones. Y van a ser un cúmulo de emociones porque todo el mundo espera que suceda algo distinto, siguiendo la senda de lo que arrancó en este 18 tan variopinto. Lo sucedido en Andalucía, por ser lo más reciente, es lo que más atrae las atenciones de los futurólogos y, quien más quién menos, intenta hacer proyecciones en esta tierra nuestra.
Aquí todo el mundo arranca con posibilidades, bien lo saben en el PP que acaban de decir que están preparados y listos para la carrera electoral, más unidos y cohesionados que nunca, apuntan. En el PSOE todo el mundo mira de soslayo porque no hay ni una pista, más allá de encuestas internas volanderas, que indique alguna certeza. La cosita está más abierta que nunca y va a depender del compañero de viaje que se pueda tener porque, eso sí, la soledad del partido del gobierno va a ser un concepto ya caduco. 
Y luego está la gran incógnita: Ciudadanos. Sus nombres, hombres y mujeres, no suenan ahora pero todo apunta a que eso será lo de menos, va a importar más la marca y ahora el color naranja es sinónimo de buenaventura.
Y, finalmente, todos los demás. Esos partidos que fueron y que quieren seguir siendo y aquellos recién llegados que esperan sumar para que se les ofrezca un puesto en la mesa negociadora.
A todos, los que están y los que llegarán, les espera un tajo de obra importante. Por lo que a Teruel respecta, pocas fiestas, los retos son de tal enjundia que no habrá tiempo para el regusto de la victoria. Tocará trabajar a tope.