Síguenos
Humberto Ferrón, ganador del Premio Paleonturología 18: “La investigación paleontológica se nutre cada vez más de enfoques multidisciplinares” Humberto Ferrón, ganador del Premio Paleonturología 18: “La investigación paleontológica se nutre cada vez más de enfoques multidisciplinares”
Humberto Ferrón, el joven investigador de la Universidad de Valencia que ha ganado el Premio Internacional Paleonturología 18

Humberto Ferrón, ganador del Premio Paleonturología 18: “La investigación paleontológica se nutre cada vez más de enfoques multidisciplinares”

“Siempre hemos sentido fascinación por los animales de gran tamaño, en especial por los potencialmente peligrosos para el ser humano”
banner click 244 banner 244

“Dinópolis es un referente nacional no solo en divulgación, sino también en investigación paleontológica”, afirma Humberto Ferrón, el ganador de la decimosexta edición del Premio Internacional de Investigación en Paleontología Paleonturología 18, que se falló en Teruel hace un mes. A pesar de su juventud, este investigador del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universidad de Valencia consiguió captar el interés de los miembros del jurado, entre los 24 artículos científicos participantes, con un trabajo que destaca por los diversos métodos empleados para investigar el gigantismo; en concreto en unos animales que siempre han fascinado, los tiburones gigantes como Megalodon, hoy día extinguidos y que podían medir más de 15 metros de largo.

Con Ferrón se tiene la impresión de que entender la ciencia no es tan complicado como pueda parecer y que cada vez existen más técnicas y métodos para revelar aspectos de la vida del pasado que hasta ahora permanecían ocultos. Es lo que hace con su investigación sobre los grandes tiburones extintos, a cuyas conclusiones ha podido llegar gracias a diversos métodos que acaban de incorporarse a la investigación paleontológico. 

En este sentido, el investigador reconoce que la paleontología ha sufrido una “revolución metodológica” en las últimas décadas con la aparición y aplicación de nuevas técnicas que están permitiendo dar respuesta a muchas cuestiones a las que no se ha tenido acceso hasta ahora. 

- ¿Qué ha supuesto para usted ganar el Premio Paleonturología 18?

- Es una alegría enorme, un reconocimiento al trabajo que llevo realizando durante los últimos años. Ha supuesto una motivación extra para afrontar esta etapa de transición en la que me encuentro, próximo a terminar mi tesis doctoral y buscando una continuación en el extranjero a mi carrera como investigador.   

- Es una investigación en solitario, cuando por lo general se premian artículos en los que participan varios científicos. ¿De dónde surge la investigación que ha realizado, forma parte de su tesis doctoral?

- El trabajo premiado no forma parte de mi tesis doctoral, aunque está relacionado con esta en cierta medida. Durante mi tesis he estudiado los tiburones como modelos actuales para inferir el modo en que vivían otros grupos de peces extintos, y mi interés por los seláceos ha ido en incremento en los últimos años. Los grupos de tiburones endotermos (“de sangre caliente”), como el conocido gran tiburón blanco, siempre han llamado mi atención y suelo leer bibliografía relacionada con el tema. 

Hace un par de años, leí un trabajo que me llevó a hipotetizar que el grupo extinto de tiburones que incluye al famoso Megalodon (los otodóntidos) podría incluir también tiburones endotermos, por su gran tamaño y el estilo de vida tan activo que se les presupone. A partir de ahí comencé a indagar en este asunto y a día de hoy esta línea de investigación se ha traducido en la publicación de varios trabajos, entre ellos el ganador del certamen Paleonturología 18.

- Trata sobre gigantismo en tiburones extintos. ¿A qué conclusión ha llegado? 

- La principal conclusión a la que llega el trabajo es que los tiburones otodóntidos (incluido el Megalodon) tendrían la capacidad de mantener temperaturas corporales más altas que la del agua circundante, una característica que muy pocos peces poseen. Esto muy probablemente habría jugado un papel clave en el alcance de grandes tamaños (por encima de 15 metros en algunas especies) y la mantención de estilos de vida muy activos como depredadores; los tiburones más grandes actuales por el contrario son filtradores muy lentos, como el tiburón ballena o el peregrino. 

Este descubrimiento tiene diferentes implicaciones de interés más amplio. En primer lugar, demuestra que la aparición de la endotermia en peces se dio hace más de 100 millones de años, mucho antes de lo que se pensaba hasta el momento; en segundo lugar, refuerza la hipótesis preexistente de que la endotermia posibilita la evolución de tamaños corporales gigantescos; y finalmente pone en duda algunas estimaciones de temperaturas marinas del pasado que se basaban en el análisis químico de dientes de otodóntidos y que asumían que su temperatura corporal reflejaba la temperatura del agua donde éstos nadaban; es decir, que eran ectotermos o “de sangre fría” como la mayoría de peces.

-¿La regulación interna de la temperatura corporal cómo puede contribuir al gigantismo y por qué?

- En el año 2017 ya publicamos un trabajo en este sentido, donde se discutían qué factores promovían la evolución del gigantismo en animales marinos, pero también terrestres. El tamaño corporal de todos los organismos vivos está limitado por la energía de la que estos disponen. Hay varios factores que pueden incrementar ese “presupuesto energético” y por tanto, pueden posibilitar el alcance de mayores tamaños corporales. Uno de ellos serían las altas concentraciones de oxígeno en la atmósfera. 

Un ejemplo lo constituye la evolución de multitud de grupos de insectos gigantes (como la libélula Meganeura con más de 70 centímetros de envergadura) durante el Carbonífero (hace 359-299 millones de años), ligados a altas concentraciones de oxígeno gracias a la proliferación de extensos bosques.

 Otro de esos factores podrían ser las altas temperaturas ambientales, como por ejemplo pudo ocurrir en algunos periodos cálidos con algunos reptiles como Titanoboa (una serpiente de más de 14 metros) o Sarcosuchus (un cocodrilo de cerca de 12 metros). Otros promotores del gigantismo serían la aparición de sistemas de respiración muy eficiente y/o temperaturas corporales elevadas (endotermia), como supuestamente ocurrió con pterosaurios y dinosaurios. El trabajo sobre otodóntidos presenta otro ejemplo que se enmarca en el último de estos casos. 

- El jurado de Paleonturología destacó las nuevas técnicas empleadas en tu investigación y sus implicaciones multidisciplinares. ¿En qué está cambiando la paleontología con las nuevas tecnologías que se están aplicando?

- La paleontología ha sufrido una revolución metodológica en las últimas décadas con la aparición y aplicación de nuevas técnicas que han posibilitado dar respuesta a muchas cuestiones clásicas. En este sentido, destacaría el desarrollo de técnicas de tomografía computerizada (que permiten ver el interior de los fósiles sin necesidad de destruirlos de forma equivalente a un tac médico), las técnicas de paleontología virtual (que permiten medir y analizar modelos tridimensionales virtuales de fósiles), la aplicación de nuevas técnicas analíticas (incluyendo entre muchas otras los análisis isotópicos), o el desarrollo de programas informáticos que permiten implementar nuevos análisis cuantitativos y estadísticos complejos. 

Cada vez más, la investigación paleontológica se nutre de enfoques multidisciplinares que suelen producir resultados más sólidos apoyados por diferentes evidencias independientes.

- Los ciudadanos se preguntan cómo pueden saberse cosas como la temperatura corporal que tenían los animales extintos, como es el caso de su investigación, cuando de los tiburones solo se conservan fosilizados los dientes.

- Dado que la mayor parte del esqueleto de los tiburones es cartilaginoso, sólo algunos elementos mineralizados como dientes, escamas o vértebras suelen preservarse en el registro fósil. A pesar de ello, la composición química de estos elementos ofrece mucha información sobre la biología y el ambiente que habitaron estos animales. 

En concreto, la proporción de algunos isótopos o “variedades” de oxígeno presente en las partes esqueléticas de vertebrados aporta información sobre su temperatura corporal. El análisis de estos elementos en dientes fósiles de otodóntidos apunta a que éstos tenían temperaturas corporales elevadas. De forma similar, esta metodología ha sido previamente aplicada con éxito en otros trabajos demostrando la existencia de endotermia en varios grupos extintos de vertebrados como algunos “reptiles mamiferoides”, dinosaurios (donde incluiríamos las aves) y diferentes linajes de reptiles marinos (ictiosaurios, plesiosaurios y mosasaurios).

- ¿A qué cree que se debe el interés, o la atracción de la gente, por los grandes depredadores como el Megalodon, que vuelve a estar de actualidad con películas como la que se estrenó hace poco?

- En mi opinión, siempre hemos sentido fascinación por los animales de gran tamaño y especialmente por aquellos que son potencialmente peligrosos para los humanos. Esta atracción parece que se acentúa más aún cuando se trata de animales extintos y el mejor ejemplo de ello lo tenemos en los dinosaurios. 

Este hecho constituye a veces un arma de doble filo, ya que aunque es un importante recurso para atraer al público general hacia la paleontología, muchos documentales o películas exceden los límites del conocimiento científico actual, presentando en muchas ocasiones una imagen muy desvirtuada de estos animales. La película de Megalodon, por ejemplo, presenta a un tiburón extremadamente grande cuyo único propósito parece ser que es matar humanos. 

Es cierto que el fin de una película no tiene por qué ser el de divulgar, pero en muchas ocasiones estas ideas calan en la sociedad creando percepciones erróneas sobre ciertos grupos de animales. La divulgación y el asesoramiento científico juegan un papel importante en este sentido, para transmitir de forma rigurosa, a la vez que atractiva, el conocimiento real existente. Es la mejor forma de revertir a la sociedad el conocimiento científico más reciente en paleontología, que en buena medida se financia con dinero público.

- ¿Cómo serían estos tiburones, tan ágiles como los vemos en las películas de ficción y cómo se puede llegar a esa conclusión desde el laboratorio?

- El Megalodon, y otros tiburones afines, serían animales muy ágiles y veloces. Además de la existencia de endotermia y una tasa metabólica elevada, tenemos diferentes evidencias morfológicas que apoyan esta idea. Entre ellas estaría la presencia de colas de forma semilunar, típicas de peces que presentan altas velocidades de nado como los atunes o el pez espada; la existencia de escamas en la piel con morfologías exclusivas de los tiburones más rápidos; y evidencias de depredación sobre animales muy ágiles y veloces. De hecho, según algunos cálculos presentados en el trabajo, Megalodon podría haber nadado a más de 80 kilómetros por hora en momentos puntuales.

- ¿Qué le parece una iniciativa como Paleonturología? ¿De qué manera cree que puede ayudar a investigadores jóvenes como usted?

- Es una iniciativa única en España que por un lado premia y reconoce el esfuerzo y la calidad de las investigaciones de jóvenes paleontólogos, y por otro, acerca sus trabajos al público general mediante la elaboración de una versión divulgativa de estos. El haber ganado esta nueva edición de Paleonturología es obviamente muy positivo para mi carrera investigadora, dado que ayuda a visibilizar mi trabajo ante la comunidad científica internacional y constituye un mérito muy importante en vista del prestigio con el que cuenta el certamen. Sólo hay que contemplar la lista de trabajos ganadores de ediciones anteriores donde podemos encontrar publicaciones en revistas tan prestigiosas como Nature, Palaeontology o PNAS, entre otras. 

- ¿Conoce Dinópolis, le parece un buen modelo de divulgación de la ciencia?

- Por supuesto, Dinópolis es un referente nacional no solo en divulgación, sino también en investigación paleontológica. Yo he tenido la suerte de haber podido visitar varios centros del Territorio Dinópolis y creo que han sabido acercar la paleontología a jóvenes y adultos de forma muy amena y didáctica.  Aparte de las exposiciones, la Fundación Dinópolis lleva a cabo otras acciones de carácter divulgativo pioneras en España, como es el caso del certamen de Paleonturología. 

- Muchos investigadores jóvenes como usted tienen que marcharse fuera a desarrollar su carrera científica. ¿Falta apoyo a la ciencia en España?

- Es obvio que falta mucho apoyo a la ciencia en nuestro país. Yo creo que es enriquecedor desde un punto de vista científico y personal pasar parte de la carrera científica en el extranjero. El problema es que en la actualidad esa fase se convierte en una etapa indefinida temporalmente dada la escasez de opciones de regresar a España con cierta estabilidad. En muchos casos, nuestros científicos quedan establecidos en otros países sin que llegue a revertirse en universidades o centros de investigación españoles todos los recursos que se destinaron a su formación.