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Los vestigios desconocidos de la Guerra Civil española en el subsector de Cosa Los vestigios desconocidos de la Guerra Civil española en el subsector de Cosa
El alcalde de Cosa, Marcos Garzón Sánchez, señala trincheras de las Cañadas, que están enrunadas y por las que va a pedir su restauración y puesta en valor

Los vestigios desconocidos de la Guerra Civil española en el subsector de Cosa

Editado un libro sobre las fortificaciones en esta zona que las identifica y pone en valor
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Los investigadores Pilar Herrando Garzón y Mariano Simón Lázaro tienen publicado un libro titulado La fortificación de campaña en el subsector de Cosa durante la Guerra Civil española. El libro editado por el Centro de Estudios del Jiloca pone en valor 18 fortificaciones apenas conocidas y que están distribuidas por los términos de Cosa, Bañón, Torre los Negros y Alpeñés. No son vestigios espectaculares como los de Rubielos de la Cérida pero pueden muy bien ser complementarios  y tener un aprovechamiento turístico, cultural y educativo a través de rutas de los vestigios de la Guerra Civil.

Los autores del libro, la catedrática de Historia y profesora, Pilar Herrando, y el informático y aficionado a la Guerra Civil, Mariano Simón, señalan que el origen de las investigaciones en el subsector de Cosa se debe “a las conversaciones con Eusebio Herrando, (padre de Pilar), agricultor y ganadero en tiempos, que con sus ovejas había estado en muchas de estas trincheras cuando era niño. En alguna de esas trincheras nos contaba que mientras las ovejas pastaban él se dedicaba a tirar piedras a una bomba sin explotar”, comentaron Pilar Herrando y Mariano Simón. 

Añadieron que también  habían ayudado las conversaciones con  vecinos de Cosa como Pedro Rubio, “que nos explicaba donde estaban algunas de las trincheras o parapetos como las llaman por aquí y como de niños veían a los soldados por el pueblo durmiendo en las casas o en los pajares”.

En esta línea, los autores del libro reseñaron que una vez que el gusanillo estaba inculcado hicieron muchos viajes al campo y muchas consultas al Archivo General Militar de Ávila, “que nos hacen darnos cuenta de la magnitud de lo que pasó en nuestros pueblos durante aquellos años de la guerra”.

“Empezamos a encontrar y describir las posiciones, a ver documentación de unidades franquistas presentes en la zona utilizando las trincheras y a ser conscientes que una de las grandes batallas de la guerra civil, la del Alfambra, también tuvo miles de soldados partiendo de las bases y posiciones que controlaban en estos pueblos”.

Los autores del libro de investigación sobre la Guerra Civil en el Subsector de Cosa indicaron que la misión militar fue la de controlar la carretera nacional 211 en el intento de evitar penetraciones de la zona de Pancrudo, Lidón hacia la zona de Calamocha por parte del Ejército Republicano.

Pilar Herrando Garzón y Mariano Simón Lázaro recordaron que inicialmente se trataba de algunos artículos en la revista Xiloca del Centro de Estudios del Jiloca,  “pero en el momento en que empieza a coger volumen desde el CEJ nos recomiendan editar el libro”. Un libro que se presentó en Bañón el pasado verano en unas jornadas culturales.

La fortificación de campaña en el subsector de Cosa durante la Guerra Civil española desarrolla una breve introducción histórica de los hechos relevantes durante la Guerra Civil en la zona, cita algunas de las unidades con presencia militar en la zona, comenta algunos términos militares sobre fortificación de campaña y se centra en las 18 posiciones, trincheras o elementos de resistencia localizados para acabar con algunas rutas que permiten la visita de todas ellas.

En el mismo libro de Pilar Herrando y Mariano Simón recogen las posibilidades que tienen estos vestigios de la Guerra Civil. “Desde que empezamos a ver las primeras trincheras de la zona hace muchos años pensamos que los vestigios de la Guerra Civil de la comarca podrían tener un aprovechamiento turístico, cultural y educativo. La inclusión de Cosa en el folleto turístico de la ruta Trincheras de la Guerra Civil de la Comarca del Jiloca es un buen punto de partida para la vertiente turístico-cultural”.

Añaden que aunque la espectacularidad de otros vestigios de la Guerra Civil en la zona pueda ensombrecer los del subsector de Cosa, “éstos poseen unas características, como pueden ser su cantidad y su extensión por el territorio que los hacen especiales. Si como reclamo se pueden tener vestigios como los de Rubielos, Caminreal o Singra, como profundización en el tema se pueden aprovechar estos que presentamos”.

“Para facilitar la visita, escriben los autores del libro histórico, de estos restos menos conocidos una iniciativa provechosa sería la colocación de paneles informativos de materiales duraderos con breves resúmenes de las características observables de las posiciones y de los hechos acaecidos en la zona”.

Restauración

Por su parte, el alcalde de Cosa, Marcos Garzón Sánchez, manifestó que dado el estado en que se encuentran los vestigios, trincheras, enrunadas, va a pedir a la Comarca del Jiloca que actúe para su restauración y puesta en valor al menos en dos de los vestigios, que son las trincheras de Las Cañadas y las del Rato. “Las trincheras se están perdiendo y es menester que se actúe para que se conserven. Lo voy a pedir a la Comarca del Jiloca”, anunció. 

Bajo control de los sublevados

La revista Xilocapedia del Centro de Estudios del Jiloca tiene recogida la historia de la Guerra Civil en la zona, donde se expone que la llegada de columna de milicianos de Cataluña y Valencia provocó la división de las tierras del sur de Aragón. “En octubre de 1936 estaban prácticamente definidos los frentes. El Bajo Aragón, las Cuencas Mineras Centrales (llegando hasta la localidad de Pancrudo, que fue ocupada por milicianos y el Campo de Belchite permaneció bajo influencia republicana, mientras la ciudad de Teruel, la Sierra de Albarracín y todo el corredor del Jiloca fue controlado por los sublevados”.

“Las tropas nacionales eran, en su conjunto, superiores a los republicanos, pero esto no impedía algún sobresalto. Había "zonas de nadie" que quedaban entre ambos frentes, sin guardia civiles ni milicianos, como sucedió con el Campo de Visiedo y Sierra Palomera. El 20 de septiembre de 1936 se produce el avance de una columna republicana que procedía de Utrillas, atacando Torre los Negros, Fuenferrada y Villanueva del Rebollar, ocupando desde aquí todo el Campo de Visiedo y las montañas limítrofes con el valle del Jiloca en Argente y Lidón. Esta columna fue interceptada en Torre los Negros por la agrupación de Calamocha, junto con tropas procedentes de Calatayud y Molina de Aragón, en un contraataque realizado entre Vivel y Portalrubio, en el conocido combate de la venta del Diablo. Los republicanos de las Cuencas Mineras nunca tuvieron capacidad para romper este frente y cortar las comunicaciones e incluso, como sucede en febrero de 1937, tuvieron que retirarse de algunas posiciones ante el avance de los nacionalistas”.

“En el verano de 1937, después de que los republicanos ocupasen la localidad de Pancrudo, se consolidaron definitivamente los frentes, que apenas sufrieron modificaciones hasta la batalla de Teruel en febrero de 1938. Durante estos meses los republicanos, desde sus bases en las Cuencas Mineras Centrales, intentaron cortar las comunicaciones entre Teruel, Calatayud y Zaragoza, pero fracasaron por falta de tropas. En Calamocha, por estos meses, se consolida una agrupación falangista, que participaron, junto con tropas regulares, en la consolidación de sus posiciones en Torre los Negros, cortando el avance desde la Cuencas Mineras y realizando algunos ataques hacia Aguatón y Visiedo”.

“El valle del Jiloca quedó controlado por la Guardia Civil y dividido en dos sectores: el 6º correspondiente a la comarca de Calatayud, integrando también las comunicaciones entre Daroca y Monreal del Campo y el 7º que abarcaba la ciudad de Teruel y su cinturón defensivo hasta Monreal del Campo. En estos primeros meses no había muchas tropas. A pesar del peligro que suponía la cercanía a Valencia y el posible avance de milicianos, este frente no constituía un objetivo primordial para ninguno de los bandos”.

“La línea entre ambos frentes quedó consolidada a lo largo de 1937, sobre todo después de un nuevo combate de la venta del Diablo en febrero. Los nacionales controlaban desde Badules hasta Cosa y Bañón, pasando por Cucalón, Rudilla, Allueva, los pinares de Segura, Villanueva del Rebollar, Fuenferrada y Torre los Negros. Posteriormente ascendía el valle del Jiloca por el margen de las sierras de Lidón y Palomera, con Rubielos de la Cérida y Bueña en poder de los nacionales y Aguatón en poder de los republicanos. Continuaba el frente hasta los Altos de Celadas, con Villafranca del Campo, Singra, Torre la Cárcel y Villarquemado en poder nacional y Celadas en poder republicano”.

“Para evitar los ataques a las líneas de comunicaciones del valle del Jiloca se construyeron en el bando franquista numerosas trincheras y puestos de ametralladoras”.