Síguenos
Procrastinando Procrastinando

Procrastinando

banner click 244 banner 244
Elena Gómez

Hace tiempo, demasiado, que intento escribir una novela. Mucha gente me pregunta, quieren leer algo más largo que mis relatos. Y a mí solo se me ocurre contestar que estoy en ello.

El mayor enemigo de un escritor es un verbo: procrastinar. Según la RAE significa "diferir, aplazar", pero esta palabra larga, que cuando la pronuncias parece que estás masticando un puñado de quicos, tiene para mí un significado más vil y traicionero. 

Dicen que la procrastinación es una epidemia del siglo XXI. El estrés y la vida acelerada nos llevan a dejar nuestras obligaciones para el último momento, a agotar plazos, a no respetarlos, o incluso a abandonar lo que debemos hacer en un rincón de nuestra conciencia.

La falta de organización de nuestros horarios y la convicción de que podemos abarcar demasiadas cosas en un tiempo limitado, provoca una sensación constante de angustia. Y vernos incapaces de acometer nuestros proyectos puede llevarnos a situaciones muy poco deseables, como la ansiedad y la depresión.

No soy quién para dar consejos que no me corresponden. Solo hablo por experiencia propia, porque es probable que los mayores procrastinadores seamos aquellos que nos dedicamos a la creación artística, y más concretamente a la literaria.

No hay mayor zozobra que el síndrome de la página en blanco. Organizar una metodología de trabajo, escribir durante las mismas horas al día, crear un ambiente propicio para la concentración, separar el tiempo de investigación del tiempo de creación… son batallas que tenemos que librar en todo momento contra nosotros mismos.

Yo casi siempre pierdo esas batallas. Mi afán por abarcar todo tipo de actividades culturales, mi curiosidad enfermiza y mi afición a las relaciones sociales, me convierten en una procrastinadora de manual. Y aunque nadie me obliga a marcarme objetivos, no puedo evitar sentir el fracaso.

Pero la novela llegará. Lo prometo. Algún día.