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Los toros rupestres de Castellote tienen similitudes con los de Alcañiz o Castellón Los toros rupestres de Castellote tienen similitudes con los de Alcañiz o Castellón
En la imagen, algunos de los asistentes a la charla que tuvo lugar en Castellote. Cristina Mallén

Los toros rupestres de Castellote tienen similitudes con los de Alcañiz o Castellón

El experto en arte levantino Manuel Bea cierra el ciclo sobre ‘Los iconos de lo español’
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Cruz Aguilar

El toro es un símbolo para todas las sociedades que han vivido en torno al mar Mediterráneo, como queda patente en las representaciones artísticas. En el arte Levantino, declarado patrimonio Mundial por la Unesco, los bóvidos tienen una gran importancia en cuanto a cantidad pero, sobre todo, cualitativamente, ya que al menos en la provincia de Teruel son los únicos animales que aparecen representados con un tamaño superior a la media y, además, presentan similitudes en cuanto a estilo, dimensiones y actitud entre abrigos de diferentes lugares. El experto en arte rupestre y arqueólogo Manuel Bea fue el encargado de cerrar el ciclo Los iconos de lo español en el Maestrazgo, impulsado desde la Comarca, con una charla que llevaba por título Las representaciones de bovino, tema y símbolo en el arte levantino. El investigador reseñó que los toros de Castellote son muy parecidos a los de otros lugares cercanos, como Alcañiz o el Maestrazgo de Castellón.

El experto arrancó su intervención, que tuvo lugar en la casa de Cultura de Castellote el pasado fin de semana, con un repaso por la importancia y el simbolismo del toro a lo largo de la prehistoria y de su repercusión en otras culturas del mediterráneo, entre las que citó a griegos, romanos, egipcios o sirios. 

De ahí pasó a desgranar uno a uno todos los abrigos con representaciones bovinas de la provincia de Teruel, centrándose especialmente en los del Maestrazgo. A juicio del experto, uno de los abrigos más llamativos es el de El Torico, en Castellote, en el que se representa una figura aislada, con grandes dimensiones y con una actitud, disposición y dinamismo que también es posible encontrar en representaciones en La Vacada, también en Castellote, y en Val del Charco del Agua Amarga, en Alcañiz, además de en otros puntos del Maestrazgo castellonense. 

“Está claro que representan un bóvido concreto, aunque desconocemos el motivo”, dijo Bea. Una de las posibles explicaciones que barajan los investigadores es que estos toros tan similares fueran elaborados por el mismo artista o al menos, por la misma escuela. “Se  ha apuntado la posibilidad de que hubieran escuelas o por lo menos temáticas, estilos y patrones que se siguen en diferentes puntos”, comentó el arqueólogo.

Los pintores “se movían con seguridad” porque eran sociedades de cazadores recolectores. “No sé si era el mismo modelo, pero sí al menos el mismo patrón mental”, dijo Bea, quien añadió que se baraja incluso la posibilidad de que llevaran animales pintados en pieles o en algún otro soporte, una especie de bocetos con características y dimensiones concretas a partir de las cuales podrían plasmar los dibujos ya sobre las rocas.

Esa movilidad de los pintores también se constata en la Sierra de Albarracín, donde hay toros que estilísticamente y por sus proporciones son muy similares a los de la Cueva de la Vieja, de Alpera (Albacete), aunque en distinto color.  

De todas formas, Bea comentó que posiblemente las pinturas de la Sierra de Albarracín fueran realizadas en un momento diferentes, cuando ya las sociedades estaban más asentadas y preparadas para la ganadería puesto que lo que se refleja en los abrigos son rebaños, tal vez de pastores trashumantes dada la similitud entre las representaciones pictóricas de la Sierra de Albarracín y las de Alpera, en Albacete.

Uno de los abrigos más interesantes es el de La Vacada, en Castellote, que está peor conservado que el de El Torico pero resulta de gran interés no solo porque forma parte del ideario levantino, sino porque hay representaciones de bóvidos, entre ellos la de un bucráneo, muy posteriores, del siglo II a. C. lo que invita a pensar que era un lugar sagrado que se reutilizó en épocas perfectamente diferenciadas, puesto que el arte levantino comenzó a realizarse hace unos 8.000 años.

Una característica en la representación de toros es que no suelen aparecer cazados y están dibujados en lugares preeminentes del abrigo, lo que denota singularidad. Por otra parte, mientras que el resto de los animales tienen unas dimensiones que oscilan entre los 15 y los 20 centímetros, los astados miden entre 40 y 60 centímetros.  “No es normal que aparezcan acosados, eso nos da idea del carácter simbólico de este animal”, precisó.

Una de las conclusiones que presentó Bea en su ponencia en Castellote, es que desde la mitad norte del Guadalope hacia arriba la presencia de ciervos es mayoritaria mientras que a partir de Santolea hacia el Maestrazgo predominan los toros, con dos excepciones, el toro que aparece en Val del Charco, en Alcañiz, y el ciervo de El Cantalar, en Montoro (Villarluengo). Los motivos pueden ser variados, desde las propias condiciones orográficas que favorecen más la presencia de unos u otros o que los diferentes grupos humanos que habitaban el territorio estuvieran vinculados a uno u otro animal.