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Zaragoza crece

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F.J.B.

“Zaragoza late. Necesitada de respiración asistida, reanimación cardiopulmonar y cirugía de bypass, pero late”. Esto escribía allá por el mes de octubre de 2015 cuando la Feria del Pilar comenzaba a despertar del letargo en el que su desprestigio la había postrado y por mucho tiempo la había puesto al margen del circuito importante de ferias. Zaragoza, su serial, no contaba para nadie a pesar de su gran historia y a pesar de tener como escenario una de las grandes capitales de España. Pues bien, a dos años vista de aquel ligero despertar que uno quiso atisbar, ya se puede decir que el enfermo ha sido dado de alta y que el toreo comienza a recuperar espacio social  de ocio en los usos y las costumbres de los zaragozanos. La prueba es que el aumento de asistentes a los festejos taurinos este año puede calificarse hasta de sorprendente. Más de 150.000 localidades ocupadas sumando los festejos taurinos de todo tipo que en la plaza se han celebrado en funciones de mañana y tarde. A veces registrando llenos de no hay billetes. Una buena noticia para la fiesta de los toros.

Claro que a semejante interés había que responder con calidad. Y se ha hecho. Triunfos todos los días al margen de gustos y preferencias estéticas, y faenas importantes en ocasiones como es preceptivo en ferias de postín. La lista es interminable: Talavante, Ponce, Ureña, Roca Rey, Ginés Marín, Castella, Padilla… Todos tuvieron tardes de éxito. Sumemos a ello también la épica de toreros que pagaron con sangre su compromiso real con Zaragoza. Es el caso de Cayetano o José Garrido que además cortaron orejas también. Los toreros entendieron que Zaragoza no era un mero trámite antes de poner rumbo a América. Por fin. Supieron de la importancia de un serial que debe ser bastión importante en la temporada para cada uno de ellos y lugar a conquistar de esas siete u ocho plazas que cuentan entre las top de toda España. Hoy los toreros ya entienden que hay que estar en Zaragoza sí o sí.

Así lo ha asumido también Simón Casas, el gestor de este nuevo resurgir taurino a la vera del río Ebro. Prueba de ello es el esfuerzo hecho al recuperar el toro que merece un coso de tanta enjundia. Porque el ganado ha salido al ruedo zaragozano en las hechuras propias de una plaza de primera categoría. Tan sencillo como eso. Ni una corrida ha desentonado en trapío a la del día anterior y tampoco se pueden poner peros a los novillos lidiados en el ciclo. Por eso no es aventurado decir que el límite de esta feria ya no está predeterminado, que el éxito de este año no ha de servir para otra cosa que para promocionar el serial siguiente y que Zaragoza más que late, crece.