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Agustín Moreno: “El de Nueva York es el maratón que todo el mundo quiere correr” Agustín Moreno: “El de Nueva York es el maratón que todo el mundo quiere correr”
Agustín Moreno tras cruzar la meta en Central Park

Agustín Moreno: “El de Nueva York es el maratón que todo el mundo quiere correr”

El atleta de Alloza fue el segundo español en cruzar la meta en N.Y.
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José Luis Rubio

El primer aragonés en cruzar la meta en la maratón de Nueva York fue el turolense Agustín Moreno. De 32 años de edad y natural de Alloza, Moreno se calzó las zapatillas hace una década. Y no ha parado de correr desde entonces. Actualmente milita en las filas del Atletismo Zuera. Aunque durante un tiempo compaginó el atletismo con el triatlón, finalmente ha terminado por decantarse por la primera.
A pesar de que la prueba neoyorquina no suele ser testigo de las mejores marcas de los participantes, Moreno logró rebajar la suya en su debut en la Gran Manzana. Y asegura que aún tiene piernas para más.
- Este año se estrenaba usted en la maratón de Nueva York. ¿Cómo ha sido la experiencia?
- Yo creo que Nueva York es el maratón de los maratones y que todo el mundo desea correr ahí. El ambiente es espectacular, muy a lo americano, que lo hacen todo a lo grande.  eso se nota, sobre todo en el ambiente y la organización de la carrera. Está a otro nivel.
Cuando estaba regresando al hotel después de la carrera iba pensando en cómo describir la carrera, y llegué a la conclusión de que no se puede definir, sino que hay que vivirlo.
- Usted fue el primer aragonés en cruzar la llegada...
- Sí, y el segundo español. Al final, un chico de País Vasco  (Asier Cuevas, 2:30:00)me adelantó en momento en el que yo no estaba pensando en competir, sino solo en disfrutar de eso y en el que me daba igual que adelantase él o cualquier otro. ¡Estaba disfrutando tanto que no me apetecía sufrir!
- Entonces, podía haber mejorado más la marca de 2:30:28?
- Sí, podíamos haber hecho una marca un poco mejor, pero viendo el tiempo que hacía , con mucho frío y mucho aire, y el circuito tan duro podía haber sido malgastar una bala. Me dediqué a correr a un ritmo en el que fuera cómodo, no al límite, y disfruté muchísimo.
- ¿Era usted consciente de la posición que ocupaba en la carrera?
- Yo sabía que iba alante, porque delante mío solo habían salido los élite y no me había pasado prácticamente nadie. Sabía, eso sí, que no iba en posición de podio pero tampoco tenía certeza de ser el primer español. Puedes saberlo, pero no eres realmente consciente porque hay hasta cuatro salidas distintas que luego se juntan, y si hay alguien que se ha puesto delante no tienes forma de saberlo.
- ¿Qué marca acreditó para estar en el primer cajón de salida?
- Llegué con 2:33 y en Nueva York hice mi mejor marca. Por ejemplo, en Barcelona iba en tiempo de 2:24 siendo el primer español. Entonces hice un tiempo de 2:34 con calambres en el kilómetros 40. Así que aún me queda mucho más en las piernas. Pero hay que demostrarlo. Dice la teoría que “vales más de lo que has hecho”.
- ¿Cuantas maratones ha corrido  usted?
- De asfalto, seis. Además, he hecho otras dentro de algún Iron Man y también de montaña.
- ¿También practica usted trail running?
- Lo practicamos en pretemporada. Siempre me gusta hacer alguna, sobre todo la de Alloza o Alcaine ... me gusta correr las de la zona. Pero el trail no me gusta mucho porque es muy lesivo. Las bajadas son muy duras y las posiblidades de lesión son elevadas. Y aunque es una prueba que me gusta porque te hace ganar fuerza, no es mi especialidad.
- Además, usted es triatleta...
- No, ya no. Lo era. Me he cortado la coleta porque al final son muchas horas (de entrenamiento). Sí que llegué  a preparar triatlones e intentar clasificarme para Hawai, que es el sueño de cualquier triatleta, pero son muchas horas y muchos sacrificios, y al final, para preparar un maratón, en dos horas y media has hecho el entreno largo del fin de semana.
- ¿Cómo fue la entrada en meta en N.Y.? ¿Había alguien esperándole allí?
- Tener gente en la entrada en Nueva York es complicado porque, para empezar, hay que pagar unos 150 dólares por estar en la grada para ver la llegada. Sí que tenía en el hotel a mi mujer que me siguió  entre las aplicaciones (para móviles) y la tele y me fue a ver al kilómetro 27, en la entrada a la Primera Avenida de Manhattan, y al 41, en Central Park, junto al hotel Plaza.
- En esos puntos ¿percibió su presencia, se sintió arropado?
- Ya no iba tan concentrado y sí disfrutando y cuando la ví sí que me animé. Además, había un montón de gente de todos los países. En la Avenida de España había un montón de gente animando.
¿Tiene usted intención de volver a participar en Nueva York?
- (jejeje) ... Me gustaría, pero ir a N.Y. es muy caro. Y más en esas fechas. Si no fuese tan caro sí que me gustaría volver. Ahora pienso en correr otras (maratones) porque me gustaría conocer otros lugares.
- Los días previos a la carrera, ¿se respiraba ambiente maratoniano en la ciudad?
- Sí, si. Había gente corriendo en Central Park a todas horas. Yo fui a las seis de la mañana y estaba lleno de gente  corriendo. Por la calle, el día de después estaba lleno de gente con la medalla de finisher, súper orgullosos de haber completado el maratón.

- Además, la tasa de abandonos en N.Y. es especialmente baja
- Es muy baja porque no hay tiempo de corte. Uno puede hacer el maratón andando y recibe su medalla de haberlo terminado igual que el primero.
- ¿Cómo fue su carrera? ¿Cómo gestiono sus fuerzas?
- Salí frío, porque allí no puedes calentar. El único calentamiento que pude hacer fue un poco de movilidad y un poco de crema calentadora. Salí, más o menos al ritmo que tenía que ir, aunque soplaba muchísimo aire de cara y muy frío. El primer kilómetro fui regulando, me quedé detrás de un grupo regulándome.  A partir del kilómetros 2, en la baja del puente me quedé solo y llevé mi ritmo en progresión hasta que cogí a otro grupo  antes de 8. Ahí sí que había algunos élite, que pegaron un par de cambios (de ritmo). Tras el primero les volví a coger, pero cuando pegaron el segundo ya me quedé solo y así fui hasta meta. Fui guardando fuerzas, yendo a ritmo, sin coger sensaciones hasta el kilómetro 18, y partir de ahí vi que era complicado hacer una buena marcha y me dediqué a disfrutar yendo a un ritmo más tranquilo.