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Lo de la plaza de toros de Zaragoza, un despropósito

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F.J.B.

Lo de Zaragoza me lo miro y me lo remiro, y no hallo una razón medianamente racional que explique la decisión de la Diputación para desalojar a Casas de la plaza de la Misericordia. O sí, que las cosas pinten bien para la fiesta de los toros en Zaragoza y alguno haya decidido que eso es malo para sus intereses políticos, o también que la codicia se haya hecho presa de la administración provincial y cual vampiros gubernativos ávidos de parné, se hayan arrojado sobre las renacidas cuentas de la plaza para arrebatarles la vida entre lametazos y dentelladas. Porque no me imagino yo que los responsables de la diputación zaragozana vayan a revertir el nuevo dinero que se consiga por canon en las mejoras de la plaza, en una escuela taurina aragonesa o en la promoción del espectáculo de los toros entre la chiquillería zaragozana. Que va.

Vamos a ver… si la plaza de Zaragoza estaba hecha unos zorros antes de Simon Casas, que por ella no pasaba ni el torilero a abrir chiqueros, a qué cuento se corta de cuajo una proyección ascendente del serial que ya tenía a Zaragoza como referente del final de la temporada en toda España. ¡Con lo que cuesta levantar una feria! Y por otro lado, si el dinero generado en los negocios de la ciudad por razón de los festejos taurinos había aumentado de forma exponencial y la imagen de la marca Zaragoza se había hecho un hueco en todo el país, y también fuera de él que no se olvide, a qué cuento se da bola al hacedor del puñetero milagro para que venga otro a cagarla. Porque hay que decir que Zaragoza estaba apartada del circuito taurino de la temporada no hace tanto tiempo. Contaba menos que la feria de Utebo. ¿O hay que recordar que a la gestión de la plaza no se presentó en primera instancia ni el Tato, y nunca mejor utilizado el apodo?

Pero a uno le da por pensar que no importa aquello que no es tangible cuando se trata del toreo. Que gente de toda España haya viajado para ver toros en Zaragoza este año no importa mucho a los responsables de la Diputación. Y tampoco que los medios de comunicación de Méjico, Venezuela, Perú o Francia, además de los propios de toda España, hayan puesto los ojos en Zaragoza durante toda su feria. ¿Cuánto le costaría a la Diputación promover una campaña publicitaria para dar imagen de la ciudad? Un huevo. Y no importa que el resurgir de semejante postración haya venido de la mano de Simon Casas. Puerta. No se prorroga. Nuevo canon con más parné que succionar y el que venga detrás que arree. 

Solo un dato. El impacto económico de la feria de San Isidro en Madrid, por ejemplo, ha supuesto 62 millones de euros, en Pamplona 26 y en Sevilla 18, aparte de impuestos. Ahora que le cuenten esto a hoteleros, restauradores, taxistas, etc., etc., etc de Zaragoza. Y que les cuenten que va a venir otro empresario a organizar una feria lastrada por un canon de arrendamiento desorbitado. Yo lo de Zaragoza no lo entiendo. Por mucho que lo analicemos. Ni lo de Teruel. Pero de eso ya hablaremos.