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La carta La carta
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El jueves recibimos en el periódico una carta de las de antes, con su sobre y con su sello. La mandó Gloria, una mujer que nació en los Lavaderos de Utrillas, que desciende de Albarracín y que ahora vive en Zaragoza, según explica en la misiva.

Cuenta Gloria que le gusta mucho DIARIO DE TERUEL, especialmente las páginas dedicadas a los toros y los artículos de Francisco Belmonte. Pero no solo eso, también dice que lee el resto del periódico con “alegría”: la sección de comarcas, las noticias de cultura, las historias de la provincia o los coleccionables que de vez en cuando le ofrecemos a los lectores,

Se despide Gloria deseándonos paz y nos pide que, siempre que podamos, traigamos mejores noticias relacionadas con la economía o con el empleo.

No se reciben muchas cartas de este tipo en un periódico, se lo aseguro.

La misiva de Gloria me recordó una llamada recibida en la redacción hace una década, cuando una mujer, ya mayor, explicaba que quería también  “darnos las gracias” por nuestro trabajo: “No me puedo mover de casa y cada mañana espero con nervios a que me llegue el periódico para enterarme de lo que pasa en Teruel. Es como salir a la calle”, decía esta señora que vivía en la Ronda de Ambeles.

Y también me acordé de otra señora que hace más de 25 años llamó llorando a la extinta Televisión Local de Teruel (TLT) un sábado de la Vaquilla a media tarde. Quería felicitarnos y agradecernos a todos los que allí trabajábamos que hubiéramos retransmitido en directo el acto del Pañuelico por primera vez: “Por mi estado de salud nunca he podido ir a la plaza. Había oído lo que pasaba allí, pero nunca lo había visto con mis propios ojos”, decía la mujer entre lágrimas.

La carta de Gloria, la llamada de la señora de la Ronda de Ambeles y la de la mujer que nunca había visto la puesta del pañuelo pueden parecer simples anécdotas, pero no lo son.

En una profesión tan expuesta a la crítica, donde se juzga cada titular o cada línea que escribes, recibir de vez en cuando el cariño de quien te lee o te ve o te oye no tiene precio. Al menos para mi.

Gloria, muchas gracias por la carta y Feliz Navidad.