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Nuevo libro de la Fundación Dinópolis: Un cadáver, un ladrón diminuto y unos paleontólogos que parecen salidos de CSI Nuevo libro de la Fundación Dinópolis: Un cadáver, un ladrón diminuto y unos paleontólogos que parecen salidos de CSI
Reconstrucción en vida de ‘Spinolestes’, obra del Óscar Sanisidro, especialista en este tipo de recreaciones

Nuevo libro de la Fundación Dinópolis: Un cadáver, un ladrón diminuto y unos paleontólogos que parecen salidos de CSI

Engancha con la historia del ratoncillo ‘Spinolestes’
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El último libro de la colección ¡Fundamental! que edita la Fundación Dinópolis resucita a un ladronzuelo que vivió hace 126 millones de años en lo que hoy es la provincia de Cuenca. Era un ratoncillo llamado Spinolestes cuya estirpe desapareció hace millones de años, que vivió entre gigantes y cuyos diminutos huesos fosilizados han permitido conocer cómo se desenvolvía en un humedal en el que seguramente murió ahogado. Paleontólogos de distintos países lo han resucitado como si de forenses de CSI se tratara.

No hay duda de que los seguidores de la serie CSI quedarán prendados con la última publicación divulgativa de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, titulada Spinolestes, un mamífero primitivo excepcional del yacimiento de Las Hoyas, que hace el número 29 de a colección ¡Fundamental!

Se trata de la edición divulgativa del ganador del Premio Paleonturología del año 2016, un artículo científico publicado en la revista Nature que dio la vuelta al mundo por su interés, al versar sobre un mamífero diminuto del Mesozoico, cuando los dinosaurios dominaban las masas continentales y nuestros antepasados ocupan otros nichos ecológicos.

El libro que ha editado la Fundación Dinópolis consiste en una versión del artículo científico contada para el público en general de forma amena y comprensible, y en el caso de este año los autores han sido capaces desde las primeras líneas de enganchar al lector.

No ha sido una tarea fácil, según reconoce una de las autoras, la paleontóloga de la Universidad Autónoma de Madrid Ángela Delgado Buscalioni, quien considera que trasladar a un lenguaje comprensible el contenido del texto científico original ha sido complejo.

“Es difícil hacerlo, la divulgación no es nada sencilla porque primero hay que buscar la precisión, pero también el modo; hay que buscar un guion, un discurso que a la gente le pueda interesar”, explica Buscalioni.

En el caso de Spinolestes, el protagonista de la publicación, han decidido devolverlo a la vida y contar cómo era, qué hacía en un mundo primitivo rodeado de gigantes como eran los dinosaurios, y reconstruir en la medida de lo posible su periplo vital como si de forenses de la serie de televisión CSI se tratara.

El resultado es espectacular, probablemente una de las ediciones divulgativas del Premio Paleonturología más amenas de todas las que se han publicado. El animalillo en cuestión sobre el que versa el libro ya invita a ello, puesto que es un mamífero diminuto, parecido a un ratoncillo aunque no lo es, que podría enunciar una historia de esas que arrancan con el clásico “érase una vez un ratoncillo llamado Spinolestes que vivía rodeado de gigantes”.

Los autores acompañan el texto con abundante documentación gráfica y apoyos que explican aspectos puntuales de la investigación realizada por los científicos, o cuestiones relativas al mundo animal y a las técnicas empleadas para estudiar el fósil que encontraron en el célebre yacimiento de Las Hoyas en Cuenca.

Buscalioni asegura que cuando uno encuentra “un buen guion, es fácil desarrollarlo, pero encontrarlo no es sencillo”. A la hora de trasladar la investigación científica a un texto divulgativo, pensaron qué podía interesar a la gente de un fósil como Spinolestes. “La idea era buscar una historia que te acerque al animal vivo y que lo puedas interpretar”, comenta.

La paleontóloga considera que hay cosas que les “ayudan, por ejemplo todas las series del CSI, esa es una vía también por la que podemos entrar, es decir, cómo desde el cadáver podemos reconstruir hasta el animal en vida, qué comía, cómo murió”.

Qué tiene en especial su nombre, dónde vivía y cómo era el hábitat en el que se desenvolvía, son otros aspectos que han tenido en cuenta. “Con todo eso, cuando encuentras el modo de hilarlo, es más o menos sencillo contar la historia”, afirma Buscalioni.

En su elaboración ha participado todo el equipo, que además de Buscalioni incluye a los paleontólogos Hugo Martín-Abad, Jesús Marugán-Lobón, Romain Vullo, Thomas Martin y Zhe-Xi Luo, procedentes de varios países .

“El libro de Spinolestes ha pasado por varios de nosotros, teníamos en la cabeza la historia pero no el modo de hacerla”, cuenta Buscalioni, quien asegura que ella pensaba más en estructurarlo a través de capítulos, pero sus compañeros eran partidarios de “un desarrollo más lineal, pasar de una parte a otra sin ningún tipo de corte, y desde ese lado el libro ha quedado bastante bien”.

“Estamos satisfechos con la publicación, que además es muy visual porque la parte gráfica es necesaria y hemos contado con gente especialista para hacerla”, comenta la paleontóloga.

El libro arranca haciendo una breve explicación de la historia evolutiva de los mamíferos, a los que pertenecemos los humanos. Hay que tener en cuenta que no siempre han ocupado la posición relevante que tienen hoy día, como cuando durante el Mesozoico quienes dominaban los ecosistemas terrestres eran los dinosaurios.

El siguiente capítulo está dedicado al yacimiento paleontológico de Las Hoyas, en la provincia de Cuenca, de excepcional conservación porque los fósiles que allí aparecen tienen una preservación espectacular, ya que conservan incluso las partes blandas del organismo como sucede con Spinolestes, del que ha sido posible estudiar incluso sus pelos.

A continuación se entra ya de lleno en el estudio de Spinolestes, el mamífero del humedal de Las Hoyas que centra la investigación científica del artículo que se publicó en Nature, y de quien se explica quién era, por qué le pusieron ese nombre y otras curiosidades sobre el mismo.

El siguiente bloque analiza la preservación excepcional del fósil de Spinolestes y cómo se han estudiado su piel y el pelo, así como las orejas con su pabellón auditivo, preservado también, y el interior del animal. Al tratarse de un yacimiento de conservación excepcional se han preservado los pulmones y el hígado, lo que aporta mucha información sobre este ejemplar.

Por último se cuenta cómo fue la fosilización del animal y se profundiza en la vida del mismo, cómo se desenvolvía, el ambiente en el que lo hacía y cómo murió.

Para reconstruir todo eso se parte desde el final, como en la serie CSI, a partir del cadáver, y sobre los indicios que muestra el fósil el lector va asistiendo a todo el proceso por el cual se le devuelve a la vida y se le confiere una identidad propia.

Spinolestes era un diminuto mamífero, de unos 14 o 15 centímetros de largo y cuyo peso estimado sería de entre 50 y 70 gramos, cuyo aspecto sería lo más parecido a un ratón aunque muy próximo a una musaraña.

De entrada, su hocico y sus patas eran mucho más robustas, lo que da mucha información sobre sus hábitos de conducta. Al haberse conservado incluso sus pelos, los paleontólogos han podido determinar que una cresta recorría su cuerpo a modo de melena que sería algo más corta que la de un león.

El estudio del cadáver fosilizado ha permitido saber que su pelaje sería muy parecido al de los conejos actuales y que tenía protoespinas en una parte de su cuerpo. Se trata de un enigma que no ha sido resuelto de momento por los investigadores, pero que apunta a una posible diferenciación sexual, o tal vez a un mecanismo de defensa frente a los depredadores.

Esas protoespinas son lo que ha ayudado a bautizar el fósil, que científicamente se llama Spinolestes xenarthrosus. El nombre del género, el primero de los dos, quiere decir en latín “el ladrón con espinas”. Spino aludiría a esas espinas encontradas en su cuerpo, mientras que lestes no quiere decir en realidad que se tratase de un ladronzuelo, que es lo que significa en latín, puesto que el término es la convención que se utiliza en el mundo científico para referirse al estudio de los mamíferos mesozoicos de la era de los dinosaurios.

De su estudio forense se han llegado a conclusiones determinantes para esclarecer cuál era su conducta en vida. Por ejemplo, presenta un robustecimiento de la columna vertebral, lo que indicaría que esa característica le permitiría cavar con una gran eficacia en busca de presas, como sucede por ejemplo con los armadillos actuales.

Las técnicas de estudio empleadas han permitido observar pequeños detalles a través del microscopio a más de 200 aumentos. De esa manera se han podido observar claramente cómo eran las células que recubrían la piel del animal, o los folículos de donde partían los pelos en grupos de dos o tres.

El resultado de todo ello es una imagen de Spinolestes en vida como la de un ser vivo que merodeaba inquieto en el humedal donde murió, supuestamente ahogado porque por su anatomía carecía de habilidades de buceo, y que era un excelente cavador para capturar los insectos que le servían de alimento. Hasta tiña le han encontrado gracias a un estudio tan meticuloso.