Jesús Bellido, librero: “Al niño le regalan un libro por su cumpleaños y luego ya no hay más en el año”

Jesús Bellido lleva 32 años al frente de la librería Aula, en la avenida Sagunto de Teruel, y justo al final de estas fiestas explica en una entrevista las tendencias de su clientela a la hora de hacer regalos propios de la época navideña. De paso, el librero, que tiene formación docente, reflexiona sobre los cambios que se han registrado en los materiales de uso escolar y su repercusión en los métodos de enseñanza.

-¿Se regalan más libros por Reyes que por otras fechas?

-No. Ha cambiado la actitud a la hora de comprar porque antes se enfocaba más a Reyes y ahora se vende más para el día de Navidad  que para el 6 de enero. Esta tendencia no sabría decir desde cuando se está imponiendo porque la evolución de estas costumbres es lenta pero sí hay modificaciones evidentes.

-¿Qué libros han sido los preferidos para sus clientes estos días?

-Las novedades, El fuego invisible de Javier Sierra, Origen de Dan Brown, Patria de Fernando Aramburu, que todavía se sigue vendiendo bien, y luego está Ken Follet. En general se venden más los autores que saben fabricar best sellers.

-¿No se vende la temática turolense?

-Depende si hay novedades o no. Hay un problema con estos libros porque tienen distribuciones extrañas y muchas veces si no te los vienen a ofrecer, ni siquiera te enteras, a no ser por el periódico, y otros los distribuyen desde Zaragoza y allí les importa más bien poco lo que pasa aquí. Se vende más el libro que te trae el propio autor. Ahora se está vendiendo el recopilatorio de fotos de los años 60 que salió ya en verano.

-En su librería se ha vendido también material didáctico, ¿también es objeto de deseo para el regalo navideño?

-Sí, si hablamos de regalo navideño y siempre que sea algo novedoso. Antes solo trabajaba el libro infantil y el juguete didáctico o educativo, aunque no es lo mismo. Cuando empecé, en la ciudad de Teruel solo había un punto de venta pequeñito pero fue bastante novedoso. Nosotros trajimos juguetes de madera que habían pasado de moda y luego volvieron y tuvimos primeras marcas de juguetes como los Lego.

-¿Qué queda ahora de aquello?

-Ya no queda nada. No trabajo ese material porque la gente ya no lo pide. Antes me dedicaba al material didáctico para dotar a las escuelas de material de clase porque no había útiles que no fueran las tizas. Hablamos de los años ochenta. Sin pecar de falsa modestia, creo que esta librería contribuyó a dotar de equipamientos a muchos centros escolares y recalco especialmente a los CRAs.

-¿Y ahora tampoco se mantiene esa tendencia?

-El problema es que las compras de material de los colegios también han cambiado. Se empezaron a centralizar las adquisiciones mediantes concursos nacionales con grandes marcas y ahí ya no se puede competir

-El plumier, las carpetas de anillas, las gomas de borrar, ¿tienen mercado en el ámbito particular?

-Sí, claro. Los chicos tienen que seguir utilizando libretas, rotuladores, colores, etc

-¿Y hay novedades en esos productos?

-Han cambiado algunos artículos porque ahora está el bolígrafo borrable que antes no existía, cosas así. Pero sigue saliendo el plumier, si le llamamos también estuche de cremallera. Lo que ha cambiado son las manualidades, que también trabajé, y eso ha cambiado porque antes vendía muchas sierras de marquetería y cosas de electricidad, útiles que ahora no se emplean. El cambio en los planes de estudio ha traído esos cambios porque antes no vendía flautas y ahora sí.

-¿Quién compra los materiales citados en su librería, chavales solos, los padres o van juntos ambos?

-Fundamentalmente los padres o los tíos o alguien que quiere hacer un regalo. Por lo que a los libros se refiere, el problema es que se venden más para regalo, no como lectura en cualquier época del año. El niño cumple años y le regalan un libro y ya no hay más libros en lo que resta de año para que pueda seguir leyendo. Sí es verdad que aún quedan niños que son verdaderas fieras lectoras que están pendientes de la salida de una nueva obra de su colección preferida y algunos vienen solos a comprarlos o a encargarlos.

-¿Ha notado cambios en las preferencias lectoras de los pequeños a lo largo de estos años?

-Ahora los niños que vienen solos a comprar lo hacen por propia iniciativa, y antes no pasaba. Y sí, he notado cambios de gustos.

-¿Ha cambiado mucho la literatura infantil?

-Ha evolucionado muchísimo en los últimos 30 años, y lo ha hecho a mejor en contenidos y en la variedad de los temas y también hay mucha más oferta. Una de las asignaturas que estudié en Magisterio fue Literatura Infantil, en el 1976, y cuando se presentó el profesor nos dijo que esa literatura no existía, lo que no era exactamente cierto, lo que pasaba es que él no la conocía y con ello nos indicaba que había un déficit muy grande. Entonces estaban los cuentos clásicos, que desde mi punto de vista no son literatura infantil, pero era lo que se conocía mayoritariamente. De entonces a ahora, las cosas han cambiado y hay grandes colecciones de esa temática.