Síguenos
Irina Samy, embajadora por la Justicia Climática: “El planeta está mal y la gente no está concienciada con algo tan sencillo como es reciclar” Irina Samy, embajadora por la Justicia Climática: “El planeta está mal y la gente no está concienciada con algo tan sencillo como es reciclar”
Irina Samy durante una Academia de Plant for The Planet

Irina Samy, embajadora por la Justicia Climática: “El planeta está mal y la gente no está concienciada con algo tan sencillo como es reciclar”

banner click 244 banner 244

Irina Samy es una de las jóvenes más activas entre los 3.000 Embajadores por la Justicia Climática que Plant for the Planet (Planta por el Planeta) tiene en España. La fundación, creada hace diez años por un niño alemán que en un trabajo escolar propuso plantar un millón de árboles en cada país para reducir CO2 de la atmósfera, empodera a jóvenes de hasta 21 años para que lideren la lucha contra el cambio climático. Samy dará una charla esta tarde en Zaragoza destinada a empresas que, con el objetivo de compensar las emisiones que producen, quieran invertir en la reforestación de parte del incendio Aliaga-Ejulve. 

-¿Cómo te convenciste de que tenías que dar un paso adelante contra el cambio climático?

-Desde pequeña he sido amante de los animales y la naturaleza. Con 15 años me hice vegetariana y me reafirmó el documental producido por Leonardo Di Caprio (Before de Flood), que se refería a que el vegetarianismo ayudaría a mitigar el cambio climático. Me empecé a dar cuenta de lo grave que está la situación para el planeta. Es algo que podemos ver en nuestro día a día: la gente no está concienciada con algo tan sencillo como es reciclar, el tráfico es increíble porque la gente va sola en el coche. Yo que voy en bici noto la contaminación que hay. Conocí la fundación Plant for the Planet hace tres años y me involucré porque empodera a los jóvenes, que somos los que en el futuro sufriremos las consecuencias y los que tenemos que dar el cambio. 

-¿Te dedicas a dar charlas desde que entraste?

-Al poco de entrar fuimos a Mallorca para hacer una charla y una Academia –jornadas de sensibilización ambiental para niños de un día de duración- y formamos a chicos y chicas de allí. Después fuimos a Zaragoza. Me gusta mucho estar con los niños, sorprende lo mucho que saben sobre medio ambiente y sus ganas. 

-De hecho, Plant for the Planet  la inventó un niño.

-Sí, Felix Finkbeiner, un niño alemán que hoy es un joven de 19 años. Hace diez, cuando tenía nueve, tuvo que pensar en un trabajo escolar cómo ayudar al medioambiente y se le ocurrió plantar árboles para compensar las emisiones contaminantes y para ganar un poco de tiempo mientras los adultos incubaban otras propuestas más fuertes. Se pensó que era una buena manera de empezar, que el poder estaba en los niños y arrancó la iniciativa.

-¿Qué supone ser una Embajadora por la Justicia Climática? Suena a  súper heroína.

-(Ríe) Sí, la verdad es que suena a eso. Hay más de 2.000 embajadores por la Justicia Climática en España que se forman en estas Academias que tutorizan los embajadores sénior. Lo que hacemos es preparar unas actividades que tienen que ver con la población mundial, las emisiones de CO2, la riqueza mundial y su distribución. Les explicamos sobre el cambio climático y cada uno planta un árbol de forma simbólica. Al fin del día, son Embajadores por la Justicia Climática y, a partir de ahí, ya depende de la iniciativa de cada uno si quiere seguir involucrado. 

-Tú has seguido involucrada en diversos proyectos. ¿Cuáles destacas?

-En mayo de 2017 fuimos al circuito de Montmeló para hablar con Marc Márquez y le explicamos sobre Plant for the Planet. Plantamos un árbol con él y fue un día interesante. También estamos en contacto con periodistas importantes como Iñaki Gabilondo para dar eco a la fundación. Plant for the Planet es una red originariamente alemana que no está sólo en España sino alrededor del mundo. En total, hay más de 65.000 embajadores y se hacen encuentros anuales con otros compañeros de Europa, África o América para compartir ideas. 

-Esta tarde vas a Zaragoza a convencer a empresas para que inviertan en la reforestación del terreno calcinado por el incendio Aliaga-Ejulve. ¿Cómo piensas hacerlo?

-Primero hay que exponer la gravedad de la situación. La reunión es con empresas de la zona que deberían estar dolidas por lo que sucedió y haber hecho algo ya. No sólo les pediremos fondos, sino que su acción les aportará una serie de beneficios que nombraremos. Ahora y en el futuro, es importante que las empresas tengan un sello que las certifique como amigables con el medio ambiente. 

-¿Qué sabes de ese incendio?

-Que fue increíble, de unas dimensiones brutales. Sé que hay organizaciones, como Nuestros montes no se olvidan, que organizan diversas actividades de senderismo para recordar el incendio y que no se olvide. Las especies que había eran poco resilientes al fuego y con esta reforestación pondremos árboles que sí puedan regenerarse en caso de incendio.

-¿Qué tipo de empresas suelen tener interés en compensar su huella de carbono?

-Cuando iniciamos el proyecto pensamos en empresas automovilísticas porque ha habido bastantes escándalos con el tema de la contaminación. En general, todas las empresas necesitan este sello de compensación de emisiones. 

-¿Crees que se cumplirá el Acuerdo de París?

-Sería idílico. Hay gente muy optimista pero yo soy realista y lo veo complicado porque, al fin y al cabo, cuando se hacen acuerdos así creo que tendrían que tener más rango de ley. En primer lugar, no todos los gobiernos están interesados en que se cumpla el acuerdo. El hecho de que Estados Unidos se salga hace cuestionar muchas cosas. 

-¿Tu pasión por el medio ambiente te ha llevado a estudiar algo relacionado? ¿En qué te gustaría trabajar?

-Estoy estudiando Estudios Globales. Hay una asignatura que es Geografía, Medio Ambiente y Sostenibilidad que me interesa mucho. El grado sirve para entender cómo funciona el mundo y, a partir de ahí, me enfocaré hacia la sostenibilidad.