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Los márgenes en los precios de la fruta de hueso llegaron al 1.000 por 100 en 2017 Los márgenes en los precios de la fruta de hueso llegaron al 1.000 por 100 en 2017
Trabajadores de la cooperativa de Mazaleón, en la campaña del melocotón amarillo

Los márgenes en los precios de la fruta de hueso llegaron al 1.000 por 100 en 2017

UAGA afirma que la última campaña fue peor para el productor que la de 2014 con el veto ruso
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Los intermediarios hacen su agosto con la fruta de hueso. Un análisis de los precios de origen y destino realizado por UAGA de las campañas de melocotón y nectarina de los años 2013 a 2017 pone en evidencia que los márgenes comerciales que hay entre los precios a los que un agricultor cobra la fruta que produce y los precios que paga el consumidor final llegan a superar el 1.000% en determinados momentos. 

Aunque estas diferencias lo fueron en los picos máximos registrados, la media de estos márgenes es igual de desorbitada, el 732 por 100 de diferencia para el melocotón rojo y el 722 por 100 para la nectarina. En cuanto al melocotón amarillo, que es la variedad mayoritaria en el Bajo Aragón, tuvo un comportamiento mejor en el mercado.

Uaga tilda la campaña de 2017 como “nefasta” para el sector de la fruta de hueso, peor incluso que la campaña de 2014, cuando el veto ruso provocó un stock de variedades de melocotón que obligó a vender a las cooperativas por debajo del coste de producción. 

El verano pasado se alcanzaron récords en los diferenciales origen-destino, con márgenes como los arriba mencionados, superiores a los que hubo en el año 2014, cuando la distancia de precios origen-destino se situó en el 612 por 100 y los picos máximos en el 988 por 100. Según UAGA, los márgenes en el resto de años analizados fueron del 220 por 100 y del 386 por 100 de media para melocotón rojo y nectarina, respectivamente.

Los intereses de los agricultores se han visto perjudicados, y tras varios años en los que las liquidaciones han sido bajas o muy bajas, provocando la reducción de los ingresos e incluso el abandono de explotaciones, la situación actual es muy “complicada”, según aseguró la organización. Las liquidaciones del año 2017 no han permitido cubrir costes de producción en la mayor parte de los casos.

Por otra parte, mientras los precios en origen suelen ser "erráticos", con descalabros en las cotizaciones, los precios en destino mantienen una tendencia estable y creciente a lo largo de los años analizados, es decir, el consumidor final que compra la fruta en el mercado paga lo mismo o más que el año anterior, mientras que el agricultor recibe cada vez menos. 

0,28 euros por kilo en origen

Los datos apuntan en esa dirección. En 2017, por ejemplo, el melocotón rojo en origen se pagó a 28 céntimos por kilo y la nectarina a 29 céntimos. Son inferiores a la media de los cuatro años anteriores, cuando el productor percibió por cada kilo de fruta un 44 y un 47 por 100 más que en 2017. 

El peor mes del año pasado para los productores fue agosto, cuando se registraron los mínimos en la cotización de la fruta de hueso. Los agricultores percibieron ese mes por la fruta enviada al mercado una media de 15 y 19 céntimos por kilo para melocotón y nectarina, respectivamente.

Suben el 12,3 por 100 en destino

Por el contrario, los precios en destino entre 2013 y 2017 se incrementaron un 12,3 por 100 y un 16,3 por 100, respectivamente, y alcanzaron un valor en las tiendas de 2,39 euros por kilo. Según Uaga, es el precio en origen el que "marca la evolución de los márgenes origen-destino". Como el precio de la fruta en el mercado está estabilizado, cuanto menor es el precio en origen, mucho mayor el margen que les queda a los intermediarios. 

La organización agraria considera “necesaria una clara apuesta por un modelo de producción basado en una fruticultura con fruticultores, en una agricultura familiar de agricultores profesionales, basado en el carácter profesional, la eficiencia y sostenibilidad de la actividad agraria, que conforman los hombres y mujeres del campo que trabajan directamente en sus explotaciones y viven de su actividad”. Este modelo, que es mayoritario en la Unión Europea (UE), según UAGA, lleva unido a su labor esencial la producción de alimentos para la sociedad, otros bienes por los que las explotaciones no reciben remuneración: medioambientales, territoriales, culturales, gastronómicos, patrimoniales, paisajísticos, turísticos, etnográficos, etc.