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Un San Antón diverso y multicultural deja su impronta en el Museo a Cielo Abierto Un San Antón diverso y multicultural deja su impronta en el Museo a Cielo Abierto
Pintura mural inspirada en Frank Zappa, obra de Toni Espinal, que desde el pasado fin de semana luce en la pared este del frontón de San Julián, visible desde la Perimetral. M. A

Un San Antón diverso y multicultural deja su impronta en el Museo a Cielo Abierto

Tres muralistas urbanos valencianos y dos turolenses participaron en el I Fire Point de San Julián
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Cuatro nuevos murales han enriquecido la colección de arte urbano del Museo a Cielo Abierto de Teruel (MCAT), que puede verse por las calles del barrio de San Julián de la capital. Durante el pasado fin de semana cinco artistas, los turolenses Hugo Casanova y Ele Man, además de Toni Espinal, Eloi Ángel TMX y Álvaro Disneylexia, procedentes de la Comunidad Valenciana, participaron en la primera edición de Fire Point, un encuentro de arte mural celebrado en Teruel destinado a intercambiar experiencias artísticas y a dar forma al mensaje y la creatividad de los participantes a través de la realización de nueva obra. 

La iniciativa no surgió como parte del proyecto expositivo del MCAT, cuya financiación sigue dependiendo exclusivamente de la Asociación de Vecinos de San Julián y de la solidaridad de particulares, como los propios pintores que no cobran por sus trabajos, o de empresas como Turolense de Maquinaria que cede gratuitamente la plataforma elevadora cuando se acomete un grafiti de grandes dimensiones. Es por eso que el MCAT crece a un ritmo menor del que sería de desear, y durante el último año no se ha incrementado el número de pinturas murales públicas que forman sus fondos. 

Sin embargo dos de los artistas que firman varias de esas obras, los turolenses Hugo Casanova y Ele Man, decidieron organizar un encuentro con artistas de un colectivo de la Comunidad Valenciana con el que ya han colaborado en otras ocasiones, con el objetivo de seguir estrechando lazos. 

El resultado de ese encuentro han sido cuatro nuevas pinturas murales, de unos quince metros cuadrados cada una, que pueden verse en los muros del frontón de San Julián, donde comparten espacio con otras obras que ya estaban pintadas. Dos de ellos están situados en el muro norte y otros dos en el muro este del frontón, visibles desde la avenida Conexión de Barrios. 

Dada la coincidencia de fechas del encuentro artístico con la festividad de San Antón, y la tradición ganadera vinculada al barrio de San Julián, la presencia animal como temática fue el nexo común elegido para el I Fire Point de Teruel, sobre el que giran, en muy diversas concepciones estéticas y conceptuales, las cuatro obras. 

Las cuatro nuevas obras

Toni Espinar es el más veterano de los artistas que participaron en el encuentro. Procedente de Alzira, se trata de un artista absolutamente versatil y poliédrico capaz de hacer retrato o paisaje sobre caballete, arte sacro en la cúpula de un templo o pinturas murales urbanas con complejas implicaciones conceptuales, sociales y culturales. 

En Teruel realizó, en un tiempo récord de apenas dos días, una rica pintura basada en el cantante y guitarrista Frank Zappa y en su tema Dirty Love, publicado en el álbum Over-Nite Sensation, en 1973.

Un gran retrato doble del músico estadounidense preside la pintura, en la que diferentes elementos hacen referencia a una  parte del catálogo simbólico, de extraordinaria riqueza, de Espinar. 

Así, en la misma pintura, que está realizada con pincel, conviven referencias a la banda de rock Motörhead, a la mujer iguana, al personaje de cómic underground Superserdo, de Gilbert Shelton, e incluso a los Amantes de Teruel, formando un conjunto absolutamente bizarro en el sentido anglosajón del término. 

Como particularidad formal, el mural está rematado por dos detalles que suelen ser marca de la casa de Toni Espinar; la utilización de papel de plata para recrear brillos dentro de la composición y un terminado formando una especie de celosía en enrejado, recreada a base de pintura diluida escurrida con rodillo. 

Muy diferente desde el punto de vista estético, aunque igualmente cargado de un complejo entramado simbólico, es el mural de Álvaro Disneylexia, artista chileno afincado en Valencia. Su obra, a través de trazos limpios y bien definidos y tintas planas representa un animal fantástico indefinible, a caballo entre la quimera o el centauro, con cuartos traseros de equino, brazos y pechos humanos, cabeza de mujer y cola de serpiente. Su rostro vuelto hacia atrás mira hacia un espejo que sostiene con la cola, una referencia cronológica al pasado que entronca con una leyenda superior que se lee invertida horizontalmente. De su lomo emerge un torax con brazos sobre cuyas palmas vuela una paloma, también invertida. 

La pintura contiene numerosos elementos que hacen referencia al tiempo y que recuerdan al arte antiguo de diferentes culturas; desde la tradición griega a las formas mesoamericanas, pasando por los perfiles animales clásicos del arte mesopotámico.

Por su  parte Eloi Ángel TMX, procedente de Gandía, ha plasmado en su mural un jabalí con reminiscencias cubistas cuyo interior aparece cuajado por numerosos elementos antropomorfos, como bocas, ojos o labios. De su pintura destaca la sencillez del trazo y la bien conseguida tridimensionalidad sin hacer uso de la perspectiva, que se recrea a través del juego con las sombras y del trabajo con el fondo de la composición. 

Por último, los turolenses Ele Man y Hugo Casanova trabajaron al alimón en una composición que se integra a la perfección en el contexto del MCAT, ya que los dos artistas han trabajado juntos en varios proyectos dentro del propio museo. Se trata de un mural que representa dos retratos muy relacionados con el mundo de la fauna desde el ámbito conservacionista. De un lado aparece una gata, Trini, pintada en tonos azules y dedicado al Proyecto Gato, que trabaja para mejorar el estado de salud de las colonias felinas urbanas de Teruel, y de otro un rostro femenino inspirado en María, una joven que también realiza un enorme trabajo a favor de la protección de los gatos en su tierra, Extremadura. 

El conjunto presenta una estética que Hugo Casanova define como diamantina pero que bien podría denominarse también carbónicaI, en el sentido que la transición entre diferentes tonos y colores se realiza a través de aristas y trazos rectos que cristalizan y vibran a distancias cortas, pero que desde la lejanía se perciben como orgánicas y redondeadas.