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Balcanes Mudéjares Balcanes Mudéjares

Balcanes Mudéjares

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Javier Hernández-Gracia

Lo del título tiene truco, no es tan viejo como la Anunciación de San Gabriel pero tiene ya sus años ese ardid consistente en seleccionar un título llamativo para en realidad fijar la atención del lector en lo que quieres contar. En esa senda o calle estamos -que también tiene truco- pues de vías y no obras discurren estas líneas.
Últimamente paseo lo mío, y lo hago porque es bueno para mi salud. Últimamente viajo mucho, eso lo hago por cuestiones de trabajo, que las comadres dicen que también es salud, y para redondear el asunto. Últimamente en Teruel pisoteo mucho la calle, no me queda más remedio. Lorca nos dejó aquello de “pero yo ya no soy yo ni mi casa es ya mi casa”. Caminar te abre la mente y sobre todo razonas y piensas que el tiempo de las palabras ha sido sustituido por el de los hechos, y de igual manera que el trabajo es salud no es menos cierto que al que cierne y masa de todo le pasa.
Pero centremos el trayecto en el discurrir urbano. Me llama la atención el callejero turolense, me llaman mucho la atención nombres relativamente nuevos de algunas calles, por ejemplo la internacionalización que en ese callejero se ha implementado en los años finales del siglo XX y en los primeros del presente. Ahora cuando cualquier persona hace gestiones en el Polígono La Paz, pasa de Estocolmo a Berlín de un paso o de Florencia a Milán sin despeinarse, lo que resulta interesante y práctico a nivel postal
-doy fe que lo es- y todo porque la gente normal y corriente, grupo bendito de ciudadanos donde se está tan ricamente, tienen tendencia o costumbre a que las calles tengan su nombre; ya se sabe que en otras latitudes está lo de “A cuatro cuadras” o lo de “la 14 con la quinta”. Conocer estas variantes tampoco está de más.
Pero quizás me produjo más sorpresa el honor que a los Balcanes se ha realizado en La Fuenfresca, suelo urbano de indiscutible buena gente y consagración de la vivienda unifamiliar como rasgo característico. Ese concepto de vivienda será de gran interés para cuando las futuras generaciones de historiadores tengan que abordar el urbanismo de la ciudad. ¡Anda que no habrá faena!, y naturalmente salud claro. Las calles Croacia, Serbia, Bosnia, Montenegro, Eslovenia…… situadas entre enebros, tilos, rosales y sauces, -insisto me resulta llamativo- y todo esto dicho desde el respeto y empatía a esos países a los que con mirar un poco la historia dejan muestra de ese sufrimiento que el hombre puede llegar a propinar a su congénere, y ello sin que tengamos que consultar libros muy atrasados. Otra calle que llamó mi atención es la dedicada a Aldo Rossi, arquitecto italiano que no tiene ninguna realización en Teruel hasta donde yo sé, claro. Pero llegados aquí, lo escrito me conduce a que tal vez se echa en falta en ese callejero el liderazgo que toda capital de provincia tiene que tener con sus núcleos y personas, precisamente porque son esos lugares, villas y pueblos los que dan condición a esa capitalidad, sería bastante complicado serlo sin ese precepto.
Evidentemente se puede pensar que son muchos esos pueblos, villas y lugares y que por tanto es imposible que haya calles para todos. Ese es un razonamiento preciso, pero parece lógico que haya una mención a municipios por su importancia histórica o su peso coyuntural en la provincia de la que la ciudad turolense es capital. Aspiramos a que las sensibilidades y el talento estén encima de la mesa a la hora de planificar, esto último es algo importante en los tiempos que corren, una conjugación sencilla: Yo planifico, tú planificas, ellos que planifiquen y así todos contentos. En ejemplos concretos me parecería razonable plasmar con una calle, paseo, ronda o avenida importantes localidades de nuestra provincia ausentes del callejero turolense, tal es el caso de Andorra, Calamocha, Cella, Mora de Rubielos, Mosqueruela, Rubielos de Mora, Alcalá de la Selva, Castellote, Bronchales, Calaceite, Monreal del Campo, Cedrillas, Cantavieja, Iglesuela del Cid, Mirambel, Sarrión o Utrillas -por citar algunos ejemplos- pero evidentemente hay muchos más que lo merecen y en general diré que me gustaría que hubiera un recuerdo para todos, sabiendo de la dificultad de este extremo. En estos casos honrar a los municipios con una calle es honrar a sus gentes. Personas que compran, tramitan, gestionan y se relacionan con la ciudad que es capital de su provincia y por tanto hacen su contribución en el mapa social que corresponde con estos tiempos. Por otro lado se establece la seguridad, que ningún cambio político posterior pondrá en tela de juicio esos nombres. Conste que me parece estupendo que Croacia, Milán, orquídeas, geranios etc., tengan su calle, como tampoco tengo ningún inconveniente en que los Alcaldes tengan su cerro.