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Luis Vidal Ayala, fotoperiodista: “Mi abuelo tuvo que destruir negativos de la guerra civil por miedo a las represalias” Luis Vidal Ayala, fotoperiodista: “Mi abuelo tuvo que destruir negativos de la guerra civil por miedo a las represalias”
Luis Vidal Ayala, el último de una generación de cuatro fotoperiodistas, en Teruel

Luis Vidal Ayala, fotoperiodista: “Mi abuelo tuvo que destruir negativos de la guerra civil por miedo a las represalias”

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El valenciano Luis Vidal Ayala es fotoperiodista e hijo, nieto y biznieto de fotoperiodistas. Recientemente estuvo con su padre (Luis Vidal Vidal) en Teruel, durante la inauguración de la exposición Ciudad Devastada en el Museo de Teruel, donde se exponen algunas de las fotos que su abuelo (Luis Vidal Corella) realizó durante la Batalla de Teruel. 

- ¿En qué zonas estuvo su abuelo, Luis Vidal Corella, durante la guerra civil?

- El vivía en Valencia y se desplazaba diariamente a Teruel durante el asedio tanto por Sarrión como por Torrebaja. También acudió a la toma de Ibiza, y hemos visto fotografías suyas tomadas en Úbeda, aunque la mayor parte de imágenes son de la vida en Valencia como capital de la República en plena guerra... El problema es que gran parte de su archivo fue destruido, y ahora nos estamos centrando en recuperar el máximo número de fotografías a través de sus reproducciones en prensa. Estamos encontrado cosas con su firma en archivos de lo más variopinto, que desconocíamos totalmente, y se nos pone la carne de gallina.

- ¿Por qué fue destruido?

- Tras la guerra se vio obligado, durante una noche, a deshacerse de parte del material que tenía, por miedo a represalias políticas. Él lo contó pasados unos años, y con lo que sufrió para hacer esas fotos imagino lo que debió de suponer para él destruirlas, pero tenía familia e hijos y tuvo que velar por ellos.

- ¿Su abuelo militó políticamente durante la guerra?

- Tendría sus ideas pero no estaba en ninguna formación política. Aunque muchas de sus imágenes se publicaban también en ABC o La Vanguardia, trabajaba habitualmente para el diario Levante, y le enviaban a fotografiar la zona republicana. Pero cuando Franco entró en la ciudad también lo fotografió, porque a fin de cuentas ese era su trabajo. Eso al final se le valoró y pudo seguir trabajando hasta su muerte en 1959, también en Levante.

- Pero tras la guerra muchos fotoperiodistas de la prensa republicana fueron apartados, ¿no?

- Es estuvo unos cuantos días en la cárcel tras la guerra, y luego le soltaron. Después estuvo un año sin trabajar en prensa, quizá por ese estigma, pero un día se encontró con un amigo del diario Levante por la calle, y volvió a trabajar. Entre los fotoperiodistas se ayudaron bastante, porque aunque los había más significados políticamente, la mayoría eran cronistas de su época y profesionales.

- Una de las fotos más conocidas de Luis Vidal Corella es esa en la que se ve a La Pasionaria en la plaza del Torico, y que se expone en el Museo de Teruel, ¿no?

- Esa foto fue muy importante porque poder entrar a la ciudad con La Pasionaria nada más tomar Teruel y hacer esa foto, que demostraba que la República estaba allí, fue tremendo. 

- A su padre, abuelo y bisabuelo les tocó trabajar en épocas muy diferentes y apasionantes, cada una a su manera. ¿Cómo cambió la práxis del fotógrafo en todas esas etapas?

- Mi bisabuelo Martín Vidal iba para pintor, pero empezó a hacer fotos sobre 1910, estudiando Bellas Artes, y justó llego una riada a Valencia. Publicó muchas fotos en prensa y le entró el gusanillo del fotoperiodismo en la época en la que empezaba a surgir, haciendo reportajes sobre Blasco Ibáñez, Sorolla o los Benlliure, por ejemplo. Mi abuelo, Luis Vidal Corella, empezó a trabajar con él desde muy pequeño y se encontró con acontecimientos como la II República, la guerra civil o Valencia como capital de España... Considero a la generación de mi abuelo como una generación épica. Y la de mi padre tuvo la suerte de no tener una guerra pero de vivir otro momento increíble en la historia de España, que fue la Transición, con todo lo que ello significó. ¿Nosotros? Hemos vivido una gran revolución tecnológica,  con los cambios a la fotografía digital, pero nada comparable a lo que han vivido nuestros mayores.

- Da la impresión de que se ha terminado la historia, como decía Karl Popper...

- Nosotros hemos vivido una revolución a la que hemos tenido que acostumbrarnos para trabajar con una inmediatez nunca vista. Pero hemos perdido esa épica que para ellos tuvo el fotoperiodismo. 

- Lo poco que cuesta hacer y enviar una fotografía hoy en día... ¿ha depreciado el género?

- Detrás de una cámara tiene que haber un fotógrafo para que la imagen sea buena. Y un fotoperiodista tiene una visión y un espíritu que solo tiene un fotoperiodista. Pero antes tenía un mérito enorme, desde luego. Irse de Valencia a Teruel en medio de la guerra por esas carreteras y con esos coches, recorrerse todas las droguerías de Valencia para fabricar líquidos de revelado o buscar película fotográfica suponía una auténtica aventura. 

- La exposición de Teruel también es, en cierto modo, un homenaje a esos fotoperiodistas-aventureros españoles de la guerra...

- Trabajaron y sufrieron mucho, de la misma forma que otros que vinieron del extranjero, que tienen un gran reconocimiento. Ese reconocimiento es totalmente merecido, pero muchos españoles también se jugaron el tipo por hacer su trabajo y es de justicia reconocerlo. El otro día encontré una foto que mi abuelo hizo del entierro de un general húngaro en Valencia, y delante del féretro se ve a Capa haciendo la misma foto... Al final todos trabajaron juntos y en el mismo instante, pero por ese complejo que tenemos los españoles, siempre valoramos en mayor medida lo que viene de fuera.