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Mabel Lozano, directora de cine, actriz y escritora: “El putero sostiene la trata de esclavas por acción, y el resto de la sociedad por omisión” Mabel Lozano, directora de cine, actriz y escritora: “El putero sostiene la trata de esclavas por acción, y el resto de la sociedad por omisión”
Mabel Lozano visitó este fin de semana Cretas y Valderrobres

Mabel Lozano, directora de cine, actriz y escritora: “El putero sostiene la trata de esclavas por acción, y el resto de la sociedad por omisión”

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Mabel Lozano lleva doce años trabajando a través del cine contra la trata de mujeres. Documentales como Voces contra la trata de mujeres o Chicas nuevas 24 horas han denunciado un negocio ilegal e inhumano que supera al narcotráfico en ingresos. Este fin de semana se presentó en Cretas y Valderrobres El proxeneta, un libro en el que destripa la verdad más oscura y desconocida del mercado de la carne.

- ¿Cómo surgió El proxeneta?

- Miguel el Músico era un proxeneta que llegó a ser dueño de 12 macroburdeles por toda España, uno de los ideólogos de la trata, y me conocía porque llevo doce años investigando el tema. Él pasó por la carcel condenado por trata de seres humanos y al salir, arrepentido, comenzó a colaborar con la policía para desarticular redes, y a través de un policía contactó conmigo, porque quería conocerme y contarme toda su historia. De los dos años de conversaciones entre ambos surge El proxeneta, que es una historia real que yo cuento en primera persona. Es un testimonio único e inédito que explica lo que nadie sabe sobre la trata. Siempre escuchamos a las víctimas, las mujeres, pero también teníamos que escuchar a los verdugos, para darnos cuenta de que es un delito y un negocio multimillonario que ahora mismo está por delante del narcotráfico y para saber cómo son los proxenetas y las cosas que son capaces de hacer, las personas que traen a las chicas a los clubes hasta que acaban con las venas abiertas, alcoholizadas o tiradas en una cuneta con sobredosis. Cómo son las personas capaces de utilizar a mujeres y niñas como si fueran máquinas expendedoras de dinero. 

- Cualquiera puede saber dónde están los clubes de prostitución. ¿Por qué la Policía no actúa?

- Porque hay un vacío legislativo. La prostitución en España es alegal, y el proxenetismo consentido no está tipificado. Si una mujer le da voluntariamente el dinero a  un proxeneta no es delito, pero ahí no se cuentan las amenazas, las extorsiones y las palizas. El gran problema es la laxitud de las leyes y la normalización que sienten los ciudadanos por la prostitución, porque la hemos visto desde pequeños en periódicos, carteles y en los rótulos luminosos de las carreteras. Nadie se pregunta quien está detrás de todo eso ni que ocurre con las mujeres víctimas.

- ¿Regularizar o legalizar la prostitución solucionaría el problema?

- Hay que partir que la trata de personas no es un problema sino un delito, tipificado desde 2010 en nuestro Código Penal y que vulnera los derechos humanos. Legalizar la prostitución significaría legalizar la esclavitud, porque la realidad, aunque no queramos verlo, es que la prostitución se nutre en un 90 por ciento de la trata. Además solo beneficiaría, como ocurre en Holanda o Alemania, a los proxenetas, porque les da una herramienta legal, y al Estado por las pocas mujeres que regulan su situación en la Seguridad Social. Y digo pocas porque en esos países de decenas de miles de mujeres que ejercen la prostitución han regularizado su situación cuatro. En esos países no está funcionando. El discurso tienen que ser al contrario. ¿Cómo erradicamos la esclavitud? Y luego aquellas que sean libres, que no tengan proxenetas y que elijan a sus clientes que se den de alta en la Seguridad Social. 

- ¿Nuestra sociedad banaliza la prostitución a través del cine, la literatura, la música...?

- Es un problema de educación. Los jóvenes son los mayores consumidores de pornografía, que reproduce roles de sumisión y de machismo en grado máximo. Y es ocio, divertimento. Los consumidores no se han parado a pensar ni nadie les ha explicado qué hay detrás de todo esto. La voluntariedad de las mujeres está en muchos casos condicionada por la necesidad. Así que es importantísimo educar, que es lo que trato de hacer yo con mis documentales y conferencias para llegar a los jóvenes, contarles todo esto y hablarles de relaciones afectivosexuales sanas. De que no es normal comprar a un ser humano en condiciones de inferioridad para mantener relaciones. 

- ¿Qué responsabilidad tiene el cliente a la hora de mantener estas redes ilegales?

- Absoluta, porque es uno de los grandes pilares sobre los que se sostiene. En primer lugar tienen responsabilidad los gobiernos, tanto de origen como de destino, por el vacío legislativo que existe, que consienten y permiten. Y en segundo lugar sin demanda no hay trata. El que ocasiona el tráfico es del demandante, el putero, que cada vez es más joven. Además cada vez reclama a las mujeres más jóvenes, así que cuando una mujer llega a un club a los tres meses hay que desecharla y conseguir otra todavía más joven. Y por último, por supuesto, los ciudadanos en general. Aunque no consuma, la gente sabe que se celebran fiestas en los puticlubs y no dice nada, o las propias mujeres también hemos sido laxas porque no éramos nosotras, cuando esta es una de las formas de violencia de género más perversas que existen. Lo que se necesita es compromiso y activismo por parte de todos. 

- ¿Por qué comenzó a interesarle hace ya doce años la trata de seres humanos?

- Porque conocí a Irina, una chica rusa que era víctima de trata y que había sido vendida. En la Puerta del Sol un 25 de noviembre durante la lectura del Manifiesto contra la Violencia de Género conocí el Proyecto Esperanza que me habló de la trata. A través del Proyecto Esperanza llegué a Irina.