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La fachada del Museo de Teruel vuelve a lucir en su máximo esplendor La fachada del Museo de Teruel vuelve a lucir en su máximo esplendor
De i. a d., Jaime Vicente, Juan Carlos Gracia Suso, Joaquín Juste y el resto de los participantes en la presentación de la fachada restaurada

La fachada del Museo de Teruel vuelve a lucir en su máximo esplendor

La restauración, realizada por la empresa Artyco, acaba de finalizar tras una inversión de 155.772 euros
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La fachada del Museo de Teruel vuelve a lucir desde este martes en su máximo esplendor tras los trabajos de restauración y rehabilitación que se han extendido durante cuatro meses y que ha llevado a cabo la empresa Artyco. Una labor precisa y compleja destinada a volver a dotar de la mejor cara al centro expositivo perteneciente a la Diputación Provincial de Teruel, que sufrió durante el paso de los años los efectos del deterioro, de las condiciones meteorológicas y de la acción humana, lo que aconsejaba una intervención de esta tipología para actuar sobre los daños y patologías que poseía.

 

Esta obra, para la que se ha destinado una cantidad total de 155.772,08 euros pertenecientes al Fondo de Inversiones de Teruel puede unirse a las diferentes iniciativas que ha puesto en marcha la Institución provincial para mejorar significativamente la oferta cultural y también la conservación del ingente patrimonio con el que cuenta el Museo de Teruel. En ese objetivo debe englobarse la construcción de las naves ubicadas en el Polígono de la Paz, que albergan en la actualidad las colecciones que posee el espacio cultural perteneciente a la Diputación Provincial de Teruel, y los trabajos que se están desarrollando para ampliar el Museo de Teruel en el Palacio del Marqués de Tosos.

 

Durante todo el tiempo que se ha llevado a cabo la restauración de la fachada del mejor edificio renacentista de la ciudad, cuyo origen data del año 1592 para albergar las instituciones de la Comunidad de Teruel, la actividad regular del Museo de Teruel no se ha visto alterada salvo los que tradicionalmente se realizaban desde los balcones. Una labor que ha concluido con la retirada de todo el andamiaje necesario para unos trabajos de una gran complejidad técnica.

 

Este martes se ha presentado los resultados a los trabajos y para ello se han desplazado hasta el espacio cultural el vicepresidente primero de la Diputación Provincial de Teruel, Joaquín Juste, y el diputado delegado del Museo de Teruel, Juan Carlos Gracia Suso. Ambos han estado acompañados por el director del centro, Jaime Vicente, por los responsables de la empresa Artyco y por el arquitecto director del proyecto, Sergio Izquierdo Guillén, que ha explicado alguno de los detalles de la rehabilitación.

 

Tal y como ha manifestado el número dos de la Institución provincial tras conocer en primera persona el resultado de la actuación, “salta a la vista que ha sido una rehabilitación que ha vuelto a dar luz a uno de los edificios más destacados de nuestra ciudad”. Para Juste, “esta actuación se antojaba necesaria tras la restauración de la

fachada de la catedral y la mejora paulatina que está experimentando el casco histórico de la ciudad de Teruel, en la que el Museo de Teruel no podía ser ajeno”.

 

“Hoy la imagen que el Museo de Teruel da a los visitantes que transitan por la plaza Fray Anselmo Polanco es de un edificio atractivo y luminoso, que invita a entrar y a conocer las interesantes propuestas culturales que alberga”, ha añadido el vicepresidente primero de la Diputación Provincial de Teruel.

 

Igualmente satisfecho se ha mostrado Gracia Suso cuando ha tildado la actuación como “muy necesaria”, además de añadir que “se engloba dentro del conjunto de iniciativas que está llevando a cabo la delegación que dirige para acercar la cultura a toda la sociedad turolense y al cada vez mayor número de visitantes que acuden a la provincia”. “El plan que estamos desarrollando y que se está demostrando exitoso pasa por mostrar nuestra historia de la mejor manera posible a través de la exposición permanente del Museo, atraer propuestas expositivas temporales de enorme calidad como la que actualmente aborda la Batalla de Teruel y también trabajar para mejorar las instalaciones que actualmente tenemos y también para ampliar el espacio y las posibilidades del Museo de Teruel”.

 

Para Jaime Vicente esta restauración ha supuesto “no sólo la recuperación de la imagen del mejor edificio civil de la ciudad de Teruel, sino una intervención que refuerza la imagen de una institución, como el Museo de Teruel, que considera a su sede como la pieza número uno de su colección y su perfecto estado de conservación y presentación como el reflejo de su preocupación por las obras de la antiguedad que conserva”. 

 

Asimismo también ha tenido palabras para la labor desarrollada por la empresa Artyco, bajo la dirección de Sergio Izquierdo. Ha definido la labor como “ejemplar” porque “la restauración ha alcanzado todos los objetivos planteados en el proyecto de restauración, entregando una obra que desde el momento en que se retiraron los andamios está recibiendo opiniones muy favorables de los visitantes”. 

 

Por su parte, el arquitecto responsable del proyecto ha explicado durante la comparecencia pública que esta actuación “ha supuesto la puesta en valor de una de las obras civiles más relevantes de la ciudad de Teruel del siglo XVI, momento de crecimiento y prosperidad de la ciudad”. Estas labores restauradoras han posibilitado “garantizar su pervivencia alterando lo menos posible su imagen romántica y deteniendo su proceso de degradación”, alcanzando el objetivo de “recobrar sus valores deteriorados u ocultos por la suciedad del paso de los años y resaltar su valor artístico como monumento de la ciudad de Teruel”.

 

Trabajos realizados

 

La fachada principal del edificio es el elemento más destacado de dicha edificación, ya que transmitía toda la importancia y la significación de la institución a la que albergaba. Aunque el interior experimentó notables cambios a lo largo de los siglos, relacionados fundamentalmente con sus distintos usos, la fachada principal no sufrió grandes modificaciones hasta el siglo XX. Las incidencias conocidas más importantes están relacionadas con la Guerra Civil, debido a las encarnizadas batallas que tuvieron como escenario la capital turolense entre diciembre de 1937 y febrero de 1938.

 

La Casa de la Comunidad también se vio afectada en esos meses por el impacto de los proyectiles, siendo especialmente dañada la parte alta del edificio, concretamente la logia, la que quedó prácticamente destruida, exceptuando un tramo con dos arcos de la esquina derecha que permaneció en pie. El impacto también destruyó la parte central de la cornisa y su alero.

 

En ese estado permaneció la logia hasta que la Diputación Provincial compró el edificio en el año 1973, momento a partir del cual se comenzaron a hacer las gestiones necesarias para su restauración, que partiendo de un pequeño presupuesto inicial, se intervino para consolidar lo que quedaba de la logia que se hallaba en un precario estado de conservación. 

 

Desde el año 1978, en el que el edificio quedó liberado de los inquilinos que lo ocuparon durante un largo periodo de tiempo, se procedió a las primeras intervenciones en el edificio, primero con la restauración de la cubierta y después con las demoliciones de toda la tabiquería que se había ido levantando para compartimentar los espacios de los distintos habitantes que habían utilizado la casa. También se eliminaron los vanos de las fachadas laterales que se habían abierto profusamente. 

 

A partir del año 1981 se pudo comenzar plenamente a la restauración y la rehabilitación del edificio, dándose por terminada en el año 1985, iniciándose entonces los trabajos museográficos que concluyeron, con la inauguración de la nueve sede del Museo, el 2 de marzo de 1987. 

 

El paso del tiempo y las condiciones meteorológicas, unidas a la acción del hombre, han hecho necesario que se tuvieran que acometer labores de restauración, destinadas a resolver una serie de patologías que poseía la fachada antes de la finalización de los trabajos:

 

Patina de enmugrecimiento, especialmente en las zonas protegidas del agua de lluvia.

Costra negra, retirada casi de forma completa en la restauración de los años 80, pero presente en algunos puntos de los frontones y cornisas.

Escorrentías que han provocado grietas y falta de mortero en las juntas.

Fisuras y grietas provocadas por un cambio en la distribución de pesos tras la restauración de la logia.

Fracturas y desplacaciones, algunas reparadas en los años 80 con resinas cuyo envejecimiento aconseja su sustitución por materiales más idóneos.

Ataques biológicos de escasa importancia, pero que puede favorecer la penetración de agua al interior.

Aplicación de tratamientos y materiales inadecuados (resinas, morteros de cemento, reintegraciones de piedra, etc.).

Suciedad y oxidación de elementos metálicos en rejas y balcones.

Falta de protección de elementos de carpintería.

 

Según han señalado los responsables de Artyco, la intervención realizada ha contribuido a recuperar parte del aspecto genuino del edificio, confiriéndole, además de solidez y estabilidad, una uniformidad y coherencia en la lectura de su fachada renacentista.

 

El doble objetivo de esta intervención de conservación y restauración ha sido devolver a la fachada la integridad física necesaria para que perdure en el tiempo y, además, recuperar la integridad estética perdida por la focalización desigual de las superficies degradadas por el paso del tiempo y por el carácter parcial de las intervenciones de reparación o adecuación realizadas hasta la fecha. 

 

En la obra que comenzó en diciembre del pasado año, realizadas bajo unas duras condiciones protagonizadas por la dureza del invierno turolense, han participado doce personas entre restauradores, oficiales, arquitectos e historiadores, muchos de ellos turolenses, con una profunda formación y experiencia al servicio de la salvaguarda de los bienes culturales y con el conocimiento y la capacidad para aplicar correctamente todos los requerimientos de la intervención. La dirección técnica la han llevado a cabo los arquitectos Sergio Izquierdo y Teresa  Sánchez, con una estrecha colaboración y apoyo de la restauradora del Museo, Pilar Punter.

 

En resumen, en lo que a las labores restauradoras hace referencia, se aplicaron una serie de tratamientos que consistieron básicamente en esta serie de actuaciones:

 

Desmontaje de la cubierta existente bajo la logia y construcción de una nueva con la pendiente y saliente de alereo adecuada.

Prelimpieza mediante aspiración y cepillado para eliminar polvo, tierras y restos orgánicos.

Eliminación de reintegraciones inadecuadas.

Limpieza selectiva, respetando la pátina original donde se conserva, mediante microproyección y uso de láser.

Retirada de restos inadecuados de enlucidos y retacados de juntas.

Limpieza de restos biológicos y tratamiento con biocidas.

Cosido y sellado de fragmentos pétreos de grietas y fisuras.

Retacado de juntas con mortero de cal.

Reintegración de volumen en los elementos de piedra.

Limpieza y aplicación de productos de inhibición y protección de elementos metálicos en balcones y rejas.

Limpieza, reintegración y tratamiento de la puerta principal.

Protección general de toda la fachada.