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Antonio de Clemente, coordinador de la Escuela Sinfónica Ciudad de Zaragoza: “Estamos obsesionados con entender el arte y lo que de veras importa es sentirlo” Antonio de Clemente, coordinador de la Escuela Sinfónica Ciudad de Zaragoza: “Estamos obsesionados con entender el arte y lo que de veras importa es sentirlo”
Antonio de Clemente en el auditorio de la Escuela de Música de Teruel. M. A.

Antonio de Clemente, coordinador de la Escuela Sinfónica Ciudad de Zaragoza: “Estamos obsesionados con entender el arte y lo que de veras importa es sentirlo”

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Antonio de Clemente es coordinador de la Orquesta Sinfónica Ciudad de Zaragoza, que recientemente grabó la banda sonora de Miau, dirigida por Ignacio Estaregui. En Teruel ofreció una charla para desentrañar todos los misterios sobre la grabación de la música para el cine. 

- ¿Qué es más importante en una banda sonora para cine, el elemento creativo o el técnico?

- Ambos lo son. Evidentemente el creativo puede ser el principal y el más complejo, sobre todo porque el director de la película, el compositor de la música y el directo de la orquesta forman un círculo que se retroalimenta y que tiene que hacer que todo salga rodado. No son campos estancos sino elementos que interactúan, y de hecho cada vez es más común que el director de la película acuda a la grabación de la música para dar pequeñas indicaciones. 

- Pero el compositor siempre crea una música sobre una película ya terminada...

- No siempre. Hay composiciones a priori, donde se hace la música antes que la película, como Muerte en Venecia basada en música de Mahler; composiciones simultáneas, en la que la música se crea simultáneamente al montaje; y lo más habitual, por desgracia, es como tú dices que se componga la música sobre un montaje casi definitivo. 

- ¿Casi?

- A veces la música puede cambiar el montaje, aunque no es lo habitual. Lo normal es que el compositor y el director de orquesta tengan una claqueta, una especie de metrónomo que marca los tiempos de la película, y tienen que seguirla al milímetro. Si una escena de persecución acaba con un frenazo, la música tiene que acabar ahí, y si hay un golpe de percusión tiene que ser con el frenazo y tiene que coincidir con total exactitud. Es decir, el fragmento musical tiene que estar realizado exactamente para esa escena.

- El director de la orquesta ve la secuencia mientras se está grabando el tema?

- En el caso de Miau, Mikel Rodrigo veía en un portátil la secuencia mientras dirigía la grabación musical. Para dos cosas; para asegurarse que la claqueta coincidía perfectamente, y también para impregnar la escena de un tono u otro según fuera una escena cómica, dramática o romántica.

- ¿Una buena orquesta puede hacer que una banda sonora buena se convierta en espectacular o no pase de mediocre?

- Al final son los músicos quienes tocan y quienes graban, pero es verdad que su margen de maniobra es escaso. En todo caso tienes que tener músicos profesionales porque hoy en día las bandas sonoras se graban sin ensayo previo, por cuestiones económicas. Así que si los músicos no son profesionales, habría que repetir muchos temas, se agotarían y los costes se dispararían. Solo dos o tres tomas de cada secuencia es lo normal, excepto las que tienen una claqueta muy exacta que igual se repiten alguna vez más. 

- ¿La electrónica es capaz de hacer música de cine?

- Los antiguos MIDIS han evolucionado y se pueden hacer grabaciones bastante buenas con equipos electrónicos. Pero casi todos los directores prefieren orquestas de verdad, porque el alma, el genio y la emoción de la música de verdad no se puede recrear en una máquina, por suerte. Quizá una calculadora puede hacerte una multiplicación, pero jamás será capaz de pintar un cuadro, hacer poesía o tocar música con la emoción propia de las personas. Por algo somos seres irracionales, por fortuna. 

- ¿Cómo se estructura una banda sonora, que por definición tiene que funcionar junto a una película?

- Normalmente se estructura a través de uno o dos temas principales, que suele escucharse en los títulos, en algunas partes importantes de la película, con alguna variación o fantasía, y casi siempre al final, de forma que nos lo recuerda todo y nos hace revivir esos momentos de la película a modo de resumen. Después hay una serie de temas secundarios que tienen que ver con personajes o situaciones, y otros auxiliares que tienen que ver con lo que ocurre en ese momento en la pantalla, que puede tener que ver con una boda que se celebra, o con la música que suena en un bar donde están los protagonistas. 

- Las grandes bandas sonoras de la historia tienen tantas implicaciones entre conceptos, personajes que se entrecruzan en la trama y que crean subtemas musicales, que es casi como contar la película en un lenguaje, el musical, que por desgracia solo entienden los músicos...

- A veces la gente se agobia porque cree que si no le explican un cuadro contemporáneo no lo sabrá entender o disfrutar. Mi opinión personal es que estamos obsesionados con entenderlo y analizarlo todo, y así cerramos nuestro corazón a la emoción.  Queremos saber las razones y la descripción objetiva de todo, y no nos damos cuenta que, en el arte, lo importante no es comprender, sino emocionarse. Lo que el arte despierta en cada persona depende de su bagaje vivencial interior de cada cual, y no podemos decir que el de una persona erudita sea mejor que el de quien no lo es. El arte es fundamentalmente emoción, y la emoción que una música despierta en un niño no es peor o menos válida que la que despierta en un crítico musical. El arte no es para la gente erudita, sino para todo el mundo. Así que esforcémonos no tanto en comprender, sino en sentir y en emocionarnos.