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Pasado Pasado
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Javier Lizaga

Con los libros frescos, tengo que empezar con Piglia quien en Los diarios de Emilio Renzi relata sus inicios como escritor: prácticamente arruinado, durmiendo de día en el cuarto de una pensión y sin ser capaz de escribir una coma. Pero tan clarividente que desea volver al pasado y vivirlo con la conciencia de esos días. Algo tan común como novelesco, reflexiona, y se acuerda de Lord Jim de Conrad que trata de regresar al día que fue un canalla y cambiarlo o el soldado cobarde de Borges que pacta con el diablo para volver a la batalla y morir como un héroe. Ya dice Sabina, que sabe más que algunos filósofos, que no debes regresar al lugar donde fuiste feliz.

Yo soy un insensato pero además están los aniversarios, que en los medios obligan a mirar para detrás y desoír advertencias. Hace nada me vi buscando los primeros 4 diputados turolenses en la diputación general de Aragón. Allí me encontré con Carlos Zayas, uno de esos cuatro padres, en versión turolense, de la democracia. Ahondé en el currículum esperando algún máster, aunque fuera de la Rey Juan Carlos, y resulta que me encontré con que el mérito de este mallorquín, colocado en 1977 por el PSOE en las listas por Teruel, era ser el marido de Massiel. Fue además un incomprendido: cuentan las crónicas que pintó con spray negro el nombre de Jose Antonio Primo de Rivera del monumento a los caídos de Albalate del Arzobispo y acabó en el cuartelillo. Relatan los periódicos que lo hizo tras un mitin al que no fue casi nadie, así que no se si lo hizo por ideología o por joder, porque en este país la heroicidad siempre está malinterpretada. 

Me gusta la historia de Zayas ahora que vaticinan el fin del mundo si hacen la reforma electoral, esa que abominan quienes presentaban cuneros hace unos años. Y ojo con pensar que estoy a favor o en contra, a mí sólo me mueve el cachondeo y piensen cómo debían ser esos mítines con Massiel en primera fila. Mi única propuesta es que puestos a innovar que algún partido fiche a la plantilla entera del Club Voleibol Teruel. Aun me recuerdo celebrando con saña el ascenso y después la primera copa, no la de ginebra, sino la del Rey de 2001. “Un equipo de Teruel, el mejor de España”, nos repetíamos. Y ellos, siguen cada año jugándonosla y jodiendo la historia, porque ya solo juegan contra ella. Y de paso, demostrándonos que el pasado sólo es una excusa.