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La Casa en Tres Primaveras de Jarque, nominada a los Premios FAD de Arquitectura La Casa en Tres Primaveras de Jarque, nominada a los Premios FAD de Arquitectura
David Sebastián sale de una estancia de la casa. Fotos: Adrià Goula y Jordi Salinas

La Casa en Tres Primaveras de Jarque, nominada a los Premios FAD de Arquitectura

Teruel se cuela por doble motivo en los galardones, pues el arquitecto, aunque catalán, desciende de Valdeltormo
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Valdeltormo y Jarque de la Val se han colado en los premios de arquitectura más prestigiosos de la península ibérica. La localidad del Matarraña porque de ahí desciende el arquitecto David Sebastián, nominado por el jurado de los galardones FAD (Fomento de las Artes Decorativas, Barcelona) de Arquitectura e Interiorismo 2018. La de las Cuencas Mineras, porque allí se ha construido la Casa en Tres Primaveras, el proyecto por el que el técnico ha sido distinguido.

En cine sería “como una nominación a los Goya”, explica Sebastián para dar a entender el reconocimiento que supone entrar en la nómina de proyectos seleccionados por FAD –en este caso en la categoría de Arquitectura junto a otros 31 trabajos–, cuyos premios llegan este año a su 60ª edición. 

Además de por ser cifra redonda, a este arquitecto catalán de ascendencia turolense –al que FAD ya había elegido en otras dos ocasiones– le ha hecho “especial ilusión que una obra tan modesta como esta haya sido seleccionada este año”.

La denominada Casa en Tres Primaveras está construida sobre un antiguo corral en el que existía una majada, de la cual se aprovechan los muros de piedra. Se trata de una vivienda de veraneo, “una casa-patio” ideal para los meses de calor que proporciona sombra y temperatura confortable, explica Sebastián, que ha proyectado para su familia un edificio que compartirá con su suegro y sus cuñados, descendientes de Jarque de la Val.  

El edificio, construido “con un presupuesto muy bajo“, presenta 230 metros cuadrados, está hecho con materiales sencillos y aplica criterios de sostenibilidad, proximidad y reciclaje”, explica el técnico.

“El resultado es una casa adaptada a su uso y al entorno, y que busca la integración en este pequeño pueblo de las Cuencas Mineras de Teruel”.

“Economía de recursos”

La sencillez y la claridad tanto en el planteamiento como en el uso de los materiales, y el hecho de ser una casa diseñada casi exclusivamente para el verano es lo que Sebastián cree que ha llamado más la atención del jurado, que fallará su veredicto el 7 de junio. No obstante, la Casa en Tres Primaveras no optará al premio porque no ha entrado en la criba de los diez finalistas. 

Toda la casa gira en torno al patio, “un volumen vaciado por dentro” para tener mucho espacio y mucha sombra. Consigue a la vez intimidad y vistas sobre el paisaje

En la zona común está la cocina y la sala de estar, y hacia fuera se sitúan las habitaciones, repartidas entre tres núcleos familiares.

“Hay un esfuerzo por construir de una manera vernacular, adaptándose y a la vez experimentando con los recursos y los medios del entorno mas cercano”, indica. 

De esta forma, parte de los valores de sostenibilidad y proximidad se justifican en que “está hecha con pocos recursos”. Por un lado, el material reciclado de la propia majada. Y por otro apenas “arcilla, madera y hormigón” adquiridos en almacenes de material de construcción de Montalbán y Teruel, en una carpintería de Santa Bárbara (Aliaga), y en un taller de Hinojosa de Jarque.

El aprovechamiento de puertas, ventanas o barandillas almacenadas en la antigua majada evidencian la labor de reutilización que ha realizado el arquitecto. “Hay un gran número de puertas y ventanas recicladas, algunas de manera poco usual, a modo de mamparas, porticones o barandillas”, asegura. 

El patio cubierto, la sala semi-enterrada, el aprovechamiento de los muros de piedra y la disposición de estancias son otros de los criterios pasivos de sostenibilidad con que cuenta la casa.

 

Falsa sensación de inacabado

Buena parte del acabado es de termoarcilla y ladrillo caravista, lo que puede dar una falsa sensación de que la casa está a mitad de hacer. El hecho de que no tenga revestimientos no es casual y responde al concepto de “economía de recursos”. Hay que tener en cuenta que es “para un uso puntual”, en este caso “sólo para el verano”, por lo que “tenía que ser de muy bajo coste”. 

No obstante, la parte de los muros de piedra, con paredes más gruesas y una chimenea, permite separar una zona aislada del conjunto para una escapada de invierno al pueblo. 

El nombre de la casa tiene que ver con sus tiempos de construcción, “tres primaveras” en las que Sebastián se desplazó al pueblo de la familia de su pareja para trabajar con los albañiles y los gremios, “siempre en periodos cortos”.

Aunque como en todo pueblo que se tercie –y más con una población envejecida– la crítica popular de obra es exigente, “en general lo que me llega es que a la gente le sorprende pero le gusta mucho, y más cuando entra y ve lo bien que se está en el patio en verano”.

Incluso “los albañiles, que no estaban acostumbrados a usar material basto para ir visto y yo les decía que tenían que hacer lo mismo que siempre pero con buena letra, ellos mismos han salido encantados con la obra e incluso han llevado gente para visitarla”, concluyó. 

Premios con solera en el marco de la Semana del Diseño de Barcelona

Los Premios FAD de Arquitectura e Interiorismo se entregarán el 7 de junio en el Disseny Hub Barcelona, en el marco de la 13ª Barcelona Design Week que se celebrará del 5 al 14 de julio, organizada por primera vez entre el FAD y el Barcelona Centro de Diseño (BCD) con un doble objetivo: posicionar la Semana del Diseño de Barcelona como un gran evento de ciudad y, al mismo tiempo, consolidarla en el panorama internacional de los mejores eventos del sector. Los trabajos nominados estarán expuestos. 

Los Premios FAD recogieron en 1958 el testigo de los Premios Anuales de Edificios Artísticos del Ayuntamiento de Barcelona, que galardonaron la arquitectura y los establecimientos comerciales barceloneses entre 1899 y 1930.

Hace 60 años se pretendía reconocer los frutos de la incipiente arquitectura contemporánea en plena dictadura, cuyo régimen “imponía sus estrafalarios gustos herrerianos”, indica el FAD en su web. Sólo unos pocos arquitectos se atrevían a salirse de la norma. 

Desde entonces, los FAD han ido distinguiendo año tras año las mejores obras de la arquitectura barcelonesa, catalana e ibérica (española y portuguesa), siempre con independencia y constancia, hasta convertirse en los premios del sector más antiguos de Europa y probablemente del mundo, y en uno de los más prestigiosos.