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Ventajas del periodista

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Cruz Aguilar

La vida está llena de altibajos, en lo personal pero también en lo profesional. Y más en algunas profesiones, como la mía, donde el que más te aprecia, como metas la pata, te lo recuerda hasta la saciedad. La hemeroteca es uno de nuestros peores enemigos porque los errores, sean ortográficos o de otra índole, siguen ahí de por vida.
Pero el periodismo también tiene cosas buenas como la posibilidad de conocer a mucha gente (a veces tanta que con mi mala memoria luego me bailan caras y nombres) y conocer a personas que hacen cosas curiosas e interesantes. En los últimos días he hablado con varios profesionales que me han resultado de gran interés y eso que tienen oficios que, así en principio, no me interesan demasiado. He tenido la oportunidad de hablar con Humberto Cornejo, que se dedica a diseñar trajes para el cine y me describió algunas de las entretelas que hay detrás del vestuario de una gran producción.
Otra de las entrevistas reveladoras fue con Alberto Arregui, que está hoy hablando de cocina con setas por Noguera de Albarracín y me contaba que el problema a la hora de guisarlas es que las tratamos como verdura cuando se parecen más a un cangrejo.  Sí, yo también me sorprendí y sí, cada día aprendemos cosas nuevas. 
Además tenemos la oportunidad de preguntar lo que nos da la gana. En ocasiones planteamos cuestiones demasiado obvias, pero hay que hacerlas aunque nos dejen en mal lugar. Otras resultan capciosas, como me reprochaban el otro día, pero también es necesario formularlas, ya vale de tanta amabilidad. Y luego el entrevistado que responda como quiera o pueda. 
La mayoría de mis fuentes son gente de los pueblos o vinculada a ellos, lo que aún resulta más gratificante porque suelen ser bastante agradecidos simplemente por el hecho de prestarles un poco de atención, algo difícil en los tiempos en los que el interés periodístico lo marcan las audiencias. Y es que, aunque la noticia de un pueblo la lean todos sus habitantes, a veces no llegan al centenar. Por eso yo mido en calidad, no en número.