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La Guardia Civil creyó que el pistolero había huido a pesar de que siguió robando en mases La Guardia Civil creyó que el pistolero había huido a pesar de que siguió robando en mases
El capitán de Alcañiz sale del juzgado tras testificar, el pasado 27 de abril

La Guardia Civil creyó que el pistolero había huido a pesar de que siguió robando en mases

Las testificales y atestados de las diligencias cuestionan el operativo de búsqueda tras el suceso Albalate del Arzobispo
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De la primera fase de la instrucción judicial contra Feher se desprende que la Guardia Civil no dio la suficiente importancia a un hecho inusual como es que un pistolero salga de un masico de Albalate y dispare con arma corta contra dos vecinos. El capitán de Alcañiz, Horacio Requena, solo llamó al Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) el 14 de diciembre para que interviniera un día después y, según declaró ante la jueza, lo hizo porque los últimos robos en mases estaban creando “alarma social”.

La testificación de Requena el 27 de abril en el Juzgado de Instrucción número 2 de Alcañiz generó gran revuelo en el territorio al declarar que, pese a que el tiroteo del 5 de diciembre en Albalate hacía sospechar de alguien peligroso, “todo hacía indicar” que había huido de la zona. 

Este punto de vista choca contra el propio atestado de la Guardia Civil que consta en el sumario, el cual registra hasta once denuncias previas a los disparos en Albalate por daños en viviendas, robos e incluso la muerte de un perro. Tras el tiroteo del 5 de diciembre hubo más denuncias que constataron que tanto por el modus operandi como por los enseres sustraídos, el autor de los disparos permanecía en la zona y seguía entrando en mases. Incluso fue visto por varios vecinos. La noche del 11 al 12 de diciembre entró en el mas del Ventorrillo (Andorra) y la noche anterior a los asesinatos robó bebidas a unos 500 metros, en el Saso, donde el día 14 mató a Iranzo. 

Pese a todo, el mayor dispositivo policial de búsqueda y captura que organizó Requena tuvo lugar el 8 de diciembre, un día después de que la Policía Judicial encontrara evidencias de que alguien habitaba un corral en Albalate próximo a la zona de los disparos. Participaron “20 o 22 personas junto con el servicio cinológico y el helicóptero”, destacó el capitán en su declaración. 

Como no localizaron a nadie pensaron que ya no estaba en la zona, por lo que el capitán se limitó a encargar para los siguientes días a las patrullas uniformadas de Ariño, Albalate, Andorra e Híjar que, por si acaso, hicieran apostaderos con visión nocturna en sitios elevados. 

El capitán admitió que durante todo este tiempo no se avisó a la población ni a los ayuntamientos y comarcas de que los vecinos podían correr peligro, y que tras el tiroteo de Albalate se hizo lo habitual y rutinario en toda España por hechos idénticos. 

Lo que más enervó a la población fue que Requena asegurara que en el Bajo Aragón “se magnifica todo, más que en otra zona de España porque las poblaciones son pequeñas”. Por ello, tras reconocer el barranco de Valdoria con otros cinco agentes y el propio Iranzo, que se prestó como voluntario, el capitán había solicitado la presencia de los GRS para el 15 de diciembre. Un extremo que confirmó el 22 de marzo en su comparecencia en el Congreso de los Diputados el secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, quien aseguró que el Ministerio del Interior puso “todos los medios que se solicitaron” desde la Comandancia de la Guardia Civil en Teruel para intentar localizar y detener al autor de los disparos de Albalate, cuya identidad no se conoció hasta la detención de Feher en la madrugada del día 15 entre Cantavieja y Mirambel. 

Conocían su escondite

La Guardia Civil era conocedora del escondite de Feher en Albalate desde el día posterior a los disparos, pero no fue hasta el 2 de febrero cuando una patrulla del Seprona descubrió la guardia donde Igor el Ruso se ocultó durante su estancia en el término municipal de Andorra. Se trata de un corral abandonado anexo al mas del Zomino, en cuya explanada exterior asesinó a los guardias civiles. Allí se encontró una pistola, ropa y restos de la comida y bebida que el criminal fue robando en todas las casas de campo de Albalate y Andorra en las que entró por la fuerza desde mediados de noviembre. 

El sumario también apunta que Feher mató a Iranzo, Caballero y Romero con la misma pistola con la que nueve días antes intentó asesinar en Albalate, mientras que en el homicidio de los guardias civiles también utilizó el arma corta con la que en Italia acabó con la vida de Valerio Verri y Davide Fabbri. En todos los casos, la munición era 9x21mm parabellum, un calibre que no se utiliza en España.

Desde el 8 de septiembre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tenían conocimiento de que Feher podía encontrarse en el país. Por otra parte, en mayo de 2017 la Fiscalía italiana había enviado un informe a la Interpol con información del arma que utilizó Feher en los asesinatos de Verri y Fabbri. 

Por otra parte, los guardias requirieron, entre los dos tiroteos mortales, a un vecino de Andorra –al que no dotaron de chaleco antibalas– para que les guiara hacia el mas del Saso, donde el padre de Iranzo había dado la alarma de que había escuchado disparos. No sabían ir. 

Por otra parte, el informe de la autopsia remitido por los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón determina que dos de los disparos que recibió Caballero fueron en la “cara anterior del hemitórax izquierdo” y en la “cara antero-lateral del hemitórax izquierdo”, que se corresponderían con la zona de protección que debería cubrir el chaleco antibalas que, según la autopsia, era dos tallas inferior a la camiseta de paisano que portaba (L frente a XXL). Este chaleco había sido suministrado por la Guardia Civil, mientras que el de Romero era propio y de su talla.