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La Introspección de Irene Aguilar La Introspección de Irene Aguilar
La casa de cristal que refleja Origen está suspendida en el aire gracias a varios hilos de pescar para transmitir la idea de unión en la familia, que sostiene el hogar. D.S.

La Introspección de Irene Aguilar

La artista inaugura en Bellas Artes una exposición que refleja el camino de su vida
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Como un paseo de recuerdos, una retrospectiva en la memoria o una mirada al ayer, la exposición Introspección de Irene Aguilar, que esta semana se inauguró en la Facultad de Bellas Artes de Teruel, muestra el recorrido de su vida a lo largo de las cinco viviendas por las que ha pasado. Cinco casas familiares, reflejadas en cinco piezas de cristal e intercaladas en un laberinto que permite recorrer la vida personal de la artista.

Teruel es la Partida del recorrido, donde Aguilar nació y vivió hasta 1996. Allí sus padres comenzaron a crear su propia familia, su punto de partida con la llegada de la hermana mayor de la artista y posteriormente la suya. Un nuevo hogar construido, una familia, una semilla plantada que continúa creciendo.

Aguilar muestra en esta primera parada una casa de cristal  rodeada de plantas floreciendo, metáfora del florecimiento de su familia. Una casa con un único lado abierto, que refleja ser la partida, el primer hogar que compuso su vida.

Siguiendo por el laberinto, hecho también por ella, llega el Desarrollo, el primer cambio de casa que llevó a Aguilar a Utrillas en el año 1996. En ella pasó su infancia, ese momento de la vida lleno de fantasía, de cuentos y personajes. En esta parada, recuerda la artista que comenzó a tomar sus propias decisiones, a ser más libres. Con su marcha en 2003 alzaron el vuelo, fueron libres y conscientes, por primera vez, de que una parte de ella iba a quedarse allí.

Una carta al Ratoncito Pérez o una cortina de plumas transmiten en la muestra esa idea de infancia y de la huella que dejaron en Utrillas tras su marcha. Las plumas también están dentro de la segunda casa de cristal, cerrada para salvaguardar esos recuerdos y escondida en un pequeño rincón del laberinto.

La Mudanza es la siguiente parada en el transcurso de la vida de Aguilar. En 2003 la artista y su familia se trasladaron a Huesca, su nuevo destino. Y aunque con el paso del tiempo se convirtió en su nuevo hogar, añoraba lo que había dejado atrás. Sus amigas de Utrillas seguían presentes en su memoria.

Así se aprecia en la pieza que representa esta etapa, compuesta por documentos que dan cuenta de momentos, historias, secretos y personas que formaron parte de su infancia y adolescencia. Muchos de ellos, cartas enviadas por sus amigas, que Aguilar ha guardado hasta el día de hoy.

En 2015 el hogar de la artista volvió a cambiar, una nueva casa en la misma ciudad. Un nuevo espacio que conocer, que hacer nuevo para sentirlo como su hogar. Este es el Impulso, un reflejo de la persona que ella es a día de hoy. Y un reflejo que acompaña a la cuarta de las casas de cristal, rodeada de espejos y abierta por los cuatro costados, porque ella sigue viviendo ahí y sigue generando recuerdos. 

Por último, Origen, el final del laberinto de la exposición, aunque no el final del recorrido de su vida. Origen representa la casa familiar de Híjar, construida en 1977, y lugar de reunión para los abuelos, padres, tíos, primos y hermanos de Aguilar. Un lugar donde la artista siempre puede acudir, que mantiene viva la relación de la familia y que da espacio al vínculo que hay entre ellos.

Esta casa de cristal está suspendida en el aire, amarrada con decenas de hilos de pescar. Es el reflejo de cómo ese hogar se sustenta entre todos, a pesar de todo. Su pilar fundamental.

Miedo a olvidar

Explica Aguilar que la idea de realizar esta exposición surgió por el interés que tiene por la memoria y el recuerdo, siempre relacionado con la vida en general. “Por la necesidad de que todo permanezca en el recuerdo y por el miedo a olvidar”, señala.

Eso es precisamente lo que quería transmitir con esta muestra, “todo lo que significa cambiar de casa, abandonar el hogar en el que has vivido durante mucho tiempo”. Las casas de cristal, además, permiten entrar en la vida de Aguilar, como “una manera de reflejar la intimidad, tanto de uno mismo como del hogar”, explica.

La exposición se complementa a lo largo de todo el recorrido con imágenes antiguas recuperadas en papel de acetato y distintos documentos de valor en la vida de Aguilar. Además de una fotografía a cada una de las puertas de las casas en las que ha vivido, y a las que volvió expresamente para realizar la captura.

La exposición Introspección es el Trabajo de Fin de Grado de la artista, con el que finaliza otra etapa. Después de Teruel, Madrid será su siguiente parada, donde estudiará un Máster de Diseño de Interiores, en una nueva casa.