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Javier Lizaga

Trato de silenciarlo pero como hay confianza ya les puedo contar. Me gusta leer. Es más jodido explicar que el 90% de mis lecturas se refieren a la Alemania Nazi. Cuando lo cuento siempre ponen la misma cara, la de “¿Alemania? ¿los nazis? No entiendo”. Yo les cambio de tema porque es largo de explicar. A ustedes no les puedo engañar. Como muchos hicieron antes, dedico tiempo a tratar de responder una pregunta: ¿cómo pudo pasar?, salvo que lo hago desde mis campos, el cine y la comunicación. 

Estos días leo a Bauman. Cuenta que llevamos décadas poniendo excusas, primero que el Holocausto fue una cosa de judíos (falso, ellos sólo fueron 6 millones de los 20 asesinados) o que fue algo excepcional, un momento sin normas, ni moral en el que mandaron los locos. Un fallo en una sociedad moderna y racional. Este segundo es el más difícil de desmontar. Bauman ha rastreado los estudios para probar que no hubo locos (un porcentaje mínimo) ni se buscaba a fieles convencidos de la ideología sino a eficientes burócratas. No fue una anomalía sino un exceso de rutinas.

Hay una frase demoledora: “todo lo que desembocó en el Holocausto fue normal”.  Hitler planeó expulsarlos pero pronto sus consejeros empezaron a valorar otras soluciones simplemente por eficiencia. La cámara de gas sólo fue la aplicación a la muerte del moderno sistema de producción. No hubo locos sino expertos y una sociedad volcada, todo dirigido por la burocracia. Pero ¿cómo pudieron vencer la aversión a matar? Les autorizaba la ley, la rutina y habían deshumanizado a las víctimas. 

Inverosímil dirán muchos. Igual de increíble que hoy cuando cientos de personas mueren ahogadas en el mar muchos sigan refugiándose en que les autoriza la ley para no ayudarles, amortiguan la conciencia con la rutina (es lo mismo cada día) y los deshumanizan al convertirlos en números, en “negros”, inmigrantes o cualquier cosa que evidencie que no son de los suyos. Le angustia a Bauman que 80 años después no hayamos cambiado. Por eso tengo que seguir diciendo que leo sobre los nazis, para que nadie se dé por aludido.