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...O al cultivo de forraje ...O al cultivo de forraje

...O al cultivo de forraje

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F.J.B.

Hay muchos aspectos a valorar de una Feria del Ángel recién finalizada que sin duda ha estado condicionada por la premura de tiempo para organizarla y por la pobre respuesta de público que los festejos ofertados han generado. Es verdad que uno, en ese pertinente análisis del serial, podría entrar al trapo del ganado, podría incluso analizar la labor más o menos entregada de los coletas o incluso ponderar la actuación del palco en la concesión o no de orejas. Todo podría hacerse ahora pero existe un aspecto que se antoja crucial  para el devenir del espectáculo taurino en nuestra ciudad y que es urgente y sustancial desmenuzar en el minuto uno tras echar el cerrojazo final a las puertas de la plaza. La feria del Ángel 2018 ha sido extraordinariamente deficitaria en lo económico. Sin duda. Y lo peor es que seguirá siendo pasto de la ruina si no se ponen los medios para que algo cambie si es que Teruel quiere mantener su tradición taurina.

De entrada el Ayuntamiento no es proclive a darle al toro el sitio que merece en esta ciudad nacida del toro y por el toro. Si acaso, lo justo. Toros ensogados más o menos baratos y zumbando, porque el aspecto de su plaza es deplorable y porque la atención que da a las corridas celebradas en ella es casi nula. No hay más que echarle el ojo al pliego de condiciones con el que atiende el espectáculo. Y eso se antoja un contrasentido que viene dado por los prejuicios y los complejos con los que nuestros políticos miran de soslayo a nuestro legendario  animal. A ver… Teruel asienta su tradición y su simbología en el toro de lidia y no hay más que dar un paseo por la ciudad para comprobar algo que se antoja de perogrullo: El toro es Teruel. Así de sencillo.  Pero no hay dinero para él. Lo hay para Alaska y los Pegamoides, pasacalles rumbosos, fuegos  llenos de artificio y cuchipandas varias. Pero para el toro bastante con aguantarlo. Y no es justo cuando durante siglos esta ciudad lo ha respetado y amado, y cuando esta ciudad ha hecho de su nombre y de su estirpe la principal de sus celebraciones: La Vaquilla del Ángel.

Dirá alguno que cada cual se pague sus aficiones. Cierto. Por eso habría que decir también que fuera Alaska, fuera pasacalles, fuera fuegos artificiales y fuera cuchipandas varias que también se pagan con el dinero y los impuestos de los que tienen otras aficiones. El Ayuntamiento tiene que empezar a pensar que los toros son parte fundamental de la Vaquilla del Ángel. Los toros fuera de la plaza y ensogados a los que atiende, y los toros  dentro del coso y en las corridas formales a los que desdeña. Y hay que echar una mano para que nuestra feria dé un salto de calidad que hace muchos años no tiene. O cerramos la plaza y la dedicamos a cultivar forraje.

Y a Interpeñas, ese poderoso ente que rige los destinos de nuestra fiesta mayor y la esculpe bajo su gobierno, también habría que inmiscuirla en la solución para la Feria del Ángel. Se antoja ridículo que peñistas y charangas pongan el pañuelo al Torico y hagan honor a su estirpe y su linaje, y que tras poner rumbo hacia la plaza en tradicional pasacalles, se den la vuelta en la puerta del coso y no entren. Paripé o fingimiento carente de sentido. La fiesta de las peñas lo fue siempre en el tendido como ocurre en decenas de ciudades. Habiliten soluciones porque Interpeñas tiene la responsabilidad de la Vaquilla del Ángel y la corrida del sábado es parte fundamental de su historia y de su tradición. Claro que si queremos destinar la plaza al cultivo del forraje, adelante. Que El Torico nos lo premie o nos lo demande.