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Excavan el yacimiento de San Pedro de Oliete para delimitar su tamaño real Excavan el yacimiento de San Pedro de Oliete para delimitar su tamaño real
Los arqueólogos trabajan en la delimitación del perímetro del yacimiento

Excavan el yacimiento de San Pedro de Oliete para delimitar su tamaño real

Las catas también permitirán fijar la cronología real del poblado ibérico
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Fusayolas (fragmentos cerámicos pertenecientes a los usos de telares), pondus (pesas de telar) y distintas piezas cerámicas, varias de ellas pintadas, son algunos de los materiales que han aparecido durante las excavaciones que este mes está llevando a cabo el Parque cultural del río Martín en el poblado ibérico de San Pedro de Oliete. 

Desde principios de julio se han realizado actuaciones de señalización y delimitación del yacimiento, aunque los materiales antes mencionados han salido de las catas arqueológicas y de los sondeos que se han realizado en el poblado, cuyo objetivo final es averiguar la extensión real del poblado y su cronología exacta. 

Según el director del Parque cultural del río Martín, Pepe Royo, va a haber distintas catas “en el interior y exterior de la zona fortificada”, que “quedará delimitada mediante  mojones y postes” en cuanto termine la campaña (quedan dos semanas más). Durante lo que resta de mes, se instalará la cartelería y delimitará el poblado de la manera más exacta posible. 

Los trabajos también consisten en la limpieza de un espacio que queda entre las dos lineas amuralladas. En ello, según Royo, “está trabajando personal contratado y arqueólogos del Museo de Teruel”, que reciben apoyo de maquinaria especial, ya que hay que mover grandes piedras que pueden llegar a pesar más de 1.000 kilos.

 Las catas que se han realizado “marcarán la extensión del poblado y posiblemente ayudarán a encontrar estructuras desconocidas”, dijo Royo, que espera que el material cerámico ayude a fijar una “datación del poblado con más exactitud”.

El yacimiento de San Pedro de Oliete es un poblado distinto a otros que se encuentran en la zona, más propios de una sociedad agrícola y residencial. En este caso, se trata de un poblamiento “con una estructura típica de la arquitectura defensiva y militar desde el que se controlaría el acceso al valle del río Martín, por su posición en un alto, sobre unos cortados rocosos y circundado por barrancos”.

Desde allí, añadió, “se controlarían todas las vías de acceso por el valle”.

El poblado es propiedad del Gobierno de Aragón, que lo compró a través del Parque Cultural del río Martín junto con el entorno de protección.

Los arqueólogos creen que de recinto intramuros hay más de 5.000 metros cuadrados. Lo que pretenden delimitar es la extensión de los extramuros. Calculan que sus dimensiones pueden rondar los 17.000 metros cuadrados, lo que lo convertiría en un yacimiento ibérico de gran extensión y con dos lineas amuralladas: la exterior con grandes piedras de aspecto ciclópeo y la interior a base de torres defensivas y de vigilancia con un foso previo que otorga a este poblado unas características defensivas y militares muy superiores al resto de los que hay en el valle del Ebro.

Una de las peculiaridades del poblado de San Pedro de Oliete es su torre en altura conservada, la más antigua de la península de estas características. Según Pepe Royo, aunque hay bases de torres más antiguas, no existe ninguna que conserve más de 13 metros de pared. La consolidación de la torre fue una de las primeras actuaciones del Parque Cultural del río Martín en los años 1997 y 98 en colaboración del Museo de Teruel.

Datado entre los siglos III y I antes de Cristo, este asentamiento ibérico está incluido en el plan de excavaciones de 2018 del Parque cultural. En estos trabajos participa directamente personal del servicio de Patrimonio del Gobierno de Aragón y colabora el  Museo de Teruel. En los trabajos se van a invertir algo más de 15.000 euros. 

En Albalate

Por otra parte, el Parque Cultural del río Martín ha iniciado la consolidación del soporte rocoso de algunas pinturas rupestres en los Chaparros de Albalate del Arzobispo, donde se había detectado  que algunas pinturas rupestres corrían peligro por el desprendimiento de la pared.