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Carmen Ollé, escritora: “Espero a que la idea surja de manera natural, no la persigo desesperadamente” Carmen Ollé, escritora: “Espero a que la idea surja de manera natural, no la persigo desesperadamente”
La escritora peruana Carmen Ollé está considerada como una de las poetas de referencia en su país

Carmen Ollé, escritora: “Espero a que la idea surja de manera natural, no la persigo desesperadamente”

La autora peruana presentó el miércoles la revista Turia en la Feria Internacional del Libro de Lima
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Juan Corellano

La escritora peruana Carmen Ollé (Lima, 1947) está considerada, junto con Blanca Varela, como una de las máximas representantes de la poesía femenina de su país, especialmente debido a su primera publicación Noches de adrenalina (1981). Sin embargo, la poesía no ha sido su único campo de interés, pues también ha trabajado la crítica y la narrativa, perteneciendo a esta última el más reciente de sus trabajos, Halo de luna (2017).

-¿Cómo nace su conexión con la revista Turia?

-No la conocía, para mí fue una gran sorpresa. Ellos me escribieron solicitándome un poema para la revista, uno inédito, y se lo envié, pero nunca me imaginé que fuera una revista tan ambiciosa, tan grande. Luego me escribieron para que la presente. No la conocía porque no ha podido llegar aquí a Perú, además son números muy voluminosos, no pueden llegar en físico, como mucho virtualmente.

-¿Qué supone para usted ejercer como anfitriona de la publicación en su país?

-Como es una revista dedicada a la escritura en todos los géneros, a excepción creo del teatro, todos tenemos cabida. Hay ensayo, ficción o poesía tanto de escritores españoles como peruanos. Los más interesados en la presentación, obviamente, son los peruanos, quienes más reclaman su ejemplar.

-¿Qué puede decir sobre el texto con el que contribuye en este ejemplar de la revista?

-Es un poema de cuando vivía en París y se titula Encuentro en París con Allen Ginsberg. Él fue a dar un recital a la ciudad y fue muy espectacular, porque además estaba acompañado de su pareja en ese momento que era Peter Orlovsky. En ese recital también leyó mi exmarido Enrique Verástegui, entonces recuerdo que llegamos a hablar con Ginsberg. Finalmente escribí un poema sobre el propio texto que leyó este escritor y sobre otras cosas y en general mi estancia en la ciudad de París.

-¿Qué visión tiene sobre la conexión entre las literaturas española y peruana que se trata en este ejemplar de Turia?

-Tampoco se menciona qué es lo que conecta a ambas. Sin embargo, me he dado cuenta, al leer prácticamente toda la revista, que  en la ficción prevalece el realismo donde las tramas se desarrollan dentro de los hogares, en busca de la identidad, la inseguridad, el miedo a no saber quién eres... Ese tipo de pesimismo se da en la narrativa. En cuanto a la poesía es igual, es un estilo vivencial, realista, casi no hay tratamiento de temas fantásticos, el thriller, el misterio... No he visto eso. Además también he leído cierta metaliteratura, en la que el protagonista es un escritor como el propio autor. Eso es lo que he visto común en ambas.

-Usted está considerada como una de las máximas referentes de la poesía femenina en su país. ¿Cómo carga con ese título que le han impuesto?

-Yo nunca pienso en eso, hay tantas otras cosas que tengo que resolver... Yo dejo que la gente diga lo que quiera. A mí me comparaban con otra poeta peruana que se suicidó a los veintidós años, María Emilia Cornejo, a raíz del erotismo de nuestras obras. La conocí a ella, conocí su obra antes de publicar lo mío y me gusta mucho. Yo no escucho esas cosas porque pienso que el tiempo es el que decide.

-A pesar de gozar de reconocimiento en su desempeño como poeta afirmó en una entrevista para el medio Perú21 que la poesía ya no le interesa tanto. ¿Por qué?

-Yo solo he escrito dos poemarios hace mucho tiempo. Ahora lo que escribo es narrativa. Cada vez me voy dando cuenta, finalmente y a esta edad ya, de que se está convirtiendo en una narrativa fantástica. Trato temas que siguen esa tendencia, ya no tan realista ni tan autobiográfica y autorreferencial.

-¿Se siente perteneciente a una generación de literatos contemporáneos en su país?

-En una época a los críticos les dio por clasificar a los escritores y poetas dentro de ciertas categorías de acuerdo al año de nacimiento, más que por tendencias y a las mujeres, obviamente, por el género. Ahora creo que también sigue esa percepción pero no tan fuerte. Mi relación con las poetas ha sido idealista. Incluso a pesar de que Blanca Varela era mayor que yo y yo al mismo tiempo también era mayor que el resto de poetas. Formamos un grupo muy bello. Nos juntábamos mucho en casa de Varela, íbamos a los recitales juntas, pero realmente no era un grupo literario entramado como tal.

-Repasando su trayectoria, ¿qué cambios percibe en lo que le motiva para escribir?

-Últimamente mi editor es el que me empuja. Siempre me pregunta lo que estoy haciendo y yo le mando un adelanto. Espero a que surja la idea de manera natural, no la busco desesperadamente. En eso sigo a Borges y una frase muy famosa de él que venía a decir que los temas no se buscan, sino que vienen a ti.