Síguenos
Mariano Peña, actor: “Al principio me inflaba de hacer papeles de malos, tristes y hombres grises” Mariano Peña, actor: “Al principio me inflaba de hacer papeles de malos, tristes y hombres grises”
Obra de Dios es una comedia con el sello personal de Mariano Peña. Sergio Parra

Mariano Peña, actor: “Al principio me inflaba de hacer papeles de malos, tristes y hombres grises”

El onubense interpreta este jueves al Altísimo en ‘Obra de Dios’, que cierra en Mora el Festival Puerta al Mediterráneo
banner click 244 banner 244

Mariano Peña (Manzanilla, Huelva, 1960) lleva toda la vida recorriendo España sobre un escenario aunque este jueves por la noche (23.00 horas, Castillo de Mora de Rubielos) visitará por primera vez Teruel. Será con Obra de Dios, un tú a tú entre el Altísimo y la humanidad que llevamos 2.000 años necesitando. La comedia cierra el XXXI Festival Puerta al Mediterráneo.

- Hablar con Dios por 15 euros de entrada es una bicoca. ¿En qué consiste el montaje?

- Pues se trata de que Dios ya está cansado del mal uso que se ha hecho siempre de sus diez mandamientos, a conveniencia de los mortales, y decide venir a la Tierra a actualizarlos un poco y a dar un repaso a muchos personajes y pasajes bíblicos que no han sido bien entendidos, desde Adán y Eva al Arca de Noé, pasando por Caín, Abraham, Isaac... Todo esto, por supuesto, desde un punto de vista cómico y con absoluto respeto. Esta función ha triunfado en Broadway y nosotros la adaptamos al humor español, pero siempre desde el respeto. No pretendemos ni tirar ídolos ni entrar como elefante por cacharrería y destrozarlo todo. Lo único que queremos es reírnos y darnos a nosotros mismos, eso sí, un tironcillo de orejas. El humor es el prisma más sano, inteligente e interesante para reflexionar, y tenemos que aprovecharlo. 

- Puestos a cambiar, ¿por dónde empezamos?

- Acuérdate de eso de que “Honrarás a tu padre y a tu madre”. A todos, cristianos y no cristianos, se nos ha olvidado respetar a las personas mayores. Ser mayor ahora es horrible, es una decrepitud de quien ya no se respeta ni se ama. Deberíamos recuperar el respeto por la vejez. Y cuando se dice “No cometerás actos impuros”, deberíamos repensar qué son actos impuros. Siempre nos hemos centrado en temas sexuales, pero yo creo que es mucho más impuro robar, engañar o estafar, porque cada uno con su cuerpo puede hacer lo que quiera. 

- Si realmente Dios bajara ¿quién tendría que dar más explicaciones, nosotros a Dios, o él a nosotros? Porque su obra tampoco es que vaya muy fina...

- Nosotros tendríamos que rendir muchas cuentas ante él, pero alguna explicación suya también mereceríamos. Yo tendría muchas preguntas que hacerle, pero ojo, que no se trata de filosofar ni de meternos en un convento, que no se asuste la gente. Esta noche vamos a ver una comedia para reírse y pasarlo bien, no una catequesis. 

- En cualquier caso tiene que dar mucho morbo interpretar a Dios. ¿No le entran ganas de tirar algún rayo o algún diluvio cuando está sobre el escenario?

- Alguna vez sí, no te creas, pero en plan sano y en plan divertido. Y de hecho algo de eso hay. Dios es Dios, pero de vez en cuando tiene algún problema para controlar su ira. Y más que morbo, lo que da es respeto. A mí siempre me han gustado los personajes difíciles, que me den malas noches en el sentido de que me quiten el sueño mientras los abordo. Eso me estimula mucho. 

- Usted es especialista en coger papeles secundarios, como los de Mauricio Colmenero o Benito Benjumea, y redondearlos hasta hacerlos merecedores de un spin off propio...

- Pues no lo pretendo... yo lo que quiero es que mis personajes sean creíbles. El asesino malo, malo, malo, también tiene algunas debilidades que le dan ternura y que hacen que de vez en cuando se le vea el trasero, y una persona buena, cándida y glamurosa también tiene alguna bajada a los infiernos de tarde en tarde, porque es humano. A mi me gustan los personajes humanos y siempre trato de darles más humanidad todavía. 

- Todo el mundo le conoce por sus comedias en televisión pero no siempre ha hecho papeles cómicos, sobre todo en teatro. ¿Es este su género por excelencia a la hora de trabajar y expresarse, o no necesariamente?

- La comedia es mucho más difícil que el drama, pero está muy poco reconocida. Los reconocimientos suelen llegar por papeles dramáticos y no cómicos. El actor cómico también estudia y también se forma, y además tiene que tener algo especial, eso que llamamos la vis cómica. Pero yo por mis rasgos, que son más bien duros, en mis comienzos como actor hice todo el repertorio de papeles atormentados, serios, asesinos, hombres grises, acomplejados... y casi siempre mayores que yo mismo. Yo me decía: Pero vamos a ver, si yo soy un tío divertido y charlatán... ¿cuándo va a venir un director en un casting, va a ver mi vis cómica, y me va a contratar para hacer reir a la gente? ¿Y no quería caldo? Pues tazón y medio. Ahora todo son comedias y me pasa justo lo contrario, que me muero por hacer un drama. Pero por mi experiencia puedo decir que, en mi opinión, es mucho más complicada la comedia. 

- Pues su futuro inmediato le mantiene en el carril del humor, con la coproducción para televisión entre Amazon y Atresmedia Pequeñas Coincidencias, ¿no?

- Pues sí. Ya hemos empezado a grabar esta serie española, una comedia romántica de desencuentro, donde chico busca chica, chica busco chico, y no se encuentran. Estamos muy bien acompañados por un reparto espléndido, y creo que va a ser muy divertida.