Síguenos
¡Qué dirán! ¡Qué dirán!

¡Qué dirán!

banner click 244 banner 244
Francisco Herrero

Cruz Aguilar me entrevistó para estas páginas hace poco más de un mes para hablar de mi vida en Aguatón. Tuve que confesar qué me gustaba más del pueblo. Al pillarme desprevenido, ¡ejem!, solo se me ocurrió contestar “tranquilidad y calidad de vida”. Vamos, quizás la respuesta más pavisosa posible de todo mi repertorio. Yo, lo que en verdad quería decir es: “esa sensación de que todo el mundo sabe de tu vida y que a espaldas te ponen bien a caldo”. Siempre con cariño, eso sí, porque te aprecian.
La ventaja de instalarse en cualquier pueblo de Teruel es la pérdida del anonimato. En todo momento hay alguien que sabe si vas o vienes, qué haces o qué no haces. El mínimo detalle se convierte en objeto de debate para echar un párrafo. La aparición de un nuevo personaje en el ecosistema conlleva de forma invariable la irrupción de tramas interesantes en el aburrido libreto de la existencia rural. Aunque firmes por ser un papel secundario en la trama, serás tema de conversación por la poca relevancia de tu actuación.
Cualquier persona no se adapta a estas circunstancias. Cuando se analiza el fracaso de algunas iniciativas repobladoras, se tiende a achacar a factores culturales, laborales, económicos o habitacionales. A nadie le da por pensar que el ambiente de una comunidad reducida no está ideado para determinados caracteres. Es decir, necesitas tener unas espaldas bien anchas para sobrellevar las habladurías, asumir que, hagas lo que hagas y seas quien seas, tus hazañas son del interés de quienes te rodean. El colmo de la integración llega cuando tú también obras del mismo modo. ¿Lo habré conseguido?
Iré a lo concreto: hace años llegó a mis oídos que a saber qué carrera habría estudiado, si no por qué motivo iba a acabar en el pueblo. Un desprecio que mereció por mi parte un hermoso menosprecio silencioso, la única reacción posible si pretendía enraizar en la zona. Ahora todo el mundo da por sentado que cursé periodismo porque lo afirma el Diario de Teruel. Lo cierto es que me resbala lo que imaginaban antes, lo que fantasean ahora y el qué dirán cuando se enteren de estas líneas.