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Manuel Pertegaz: Aprendamos del genio Manuel Pertegaz: Aprendamos del genio
Dibujo de Manuel Pertegaz, obra de Javier Hernández

Manuel Pertegaz: Aprendamos del genio

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Javier Hernández-Gracia

He tenido el honor de presentar en el Museo del Traje de Madrid, el libro sobre Manuel Pertegaz, al que di por título "El hombre que rozó la perfección". Un trabajo al que durante más de tres años he dedicado muchos de los esfuerzos investigadores, intentado desde el concepto científico de la Historia del Arte poner negro sobre blanco sobre un periodo creativo único e irrepetible, porque fue un denodado esfuerzo de arte en la moda sobre una España rota y una Europa devastada. Quizás sea momento de extraer otros reflejos que la travesía vislumbra con nitidez sobre el personaje, el artista y en suma el ser humano.
Somos muchos los que creemos que la provincia de Teruel está en su hora más decisiva, los datos son ya no preocupantes casi  podríamos tildarlos de dramáticos, y los augurios no invitan precisamente al optimismo, buque insignia que en otro tiempo pensábamos que era intocables y casi eternos hoy se tambalean con sus trescientos metros de altura amenazando con llenar de tristeza una tierra a la que las infraestructuras han convertido en triste casi permanentemente. Es triste asomarse a los ventanales de la historia para comprobar que ya en las pretéritas horas hubo que tomar difíciles decisiones, hay una emigración aragonesa todavía pendiente de ser reconocida y homenajeada, de ser asumida como esas turolenses y aragonesas que tuvieron que sufrir el dolor inmenso dolor de dejar casa y pueblo, paisaje y vida y que en sus corazones se llevaron la tierra, la lloraron y se sintieron orgullosos de ella todos los días de su vida, manteniendo un contacto vacacional que les impidió perderse en el abismo de la nueva tierra para siempre.
Seres humanos independientemente de su turolense condición, alguna lección deberíamos aprender cuando se hace cábala casi frívola de un fenómeno tan sumamente duro como es la emigración en la actualidad. Como tantos otros Manuel Pertegaz es hijo de esa emigración, salió de su amada Olba con la niñez en su maleta, muchas veces he imaginado como fue ese viaje por el valle hasta la estación de Rubielos, con su maleta de cartón, con su Mijares y el viento meciendo las cortinas en su retina, con las piedras y las hierbas y los colores de su entorno en la maleta de su alma.
Y sobre todas las cosas diré que Manuel Pertegaz era un hombre amable, cercano, doy fe de ello pues tuve ocasión de comprobarlo en aquel encuentro en el Museo Reina Sofía, el genio de pequeña estatura, de ojos pequeños pero mira inteligente, nada se le escapaba a todo lo que en ese momento estaba ocurriendo en aquellas salas del Museo de Arte contemporáneo más importante de España, por primera vez un Modista, un genio de la Alta Costura entraba en un Olimpo museístico, con una exposición no solo inolvidable, un acontecimiento que abría de nuevo de par en par las puertas del Arte y por ende de su historia. Bromeaba Manuel sobre el hecho de que yo era de capital y el de pueblo, lo hacía con esa sonrisa que no le gustaba que fotografiaran quizás porque la guardaba para los momentos de sentirse bien, y eso que lo he sabido después me hace sentirme honrado. Es difícil no olvidar sus lágrimas en Olba el día que fue nombrado hijo predilecto, su emoción posiblemente en el recuerdo su hermana Encarna que tan solo un años y medio antes de ese acontecimiento nos había dejado, quizás el recuerdo de sus padres de Julio y Elisa, quizás todas esas cosas son la forja de un genio, o tal vez la fuerza de un coloso como titulo su magnífica escultura sobre Manolo otro genio el escultor José Miguel Abril.
Soy de los que creen que Manuel Pertegaz es ejemplo para los turolenses, para los que formamos este maltratado Sur de Aragón, y lo es por tenacidad, porque hay que creer en los sueños y en los objetivos que nos trazamos, porque no todo lo que viene de fuera es malo o dañino, a veces la lucha consiste en el simple titular de estar unidos. Teruel necesita invocar el nombre de Pertegaz como bandera primero de reconocimiento a esa emigración que pasa desapercibida y que tantas lecciones de amor a la tierra nos ha dado, pero también es estandarte para esa lucha que a brazo partido debemos enfrentar ante el negro futuro, Olba su pueblo es claro ejemplo de esa lucha por explorar nuevos horizontes en lo cultural, lo turístico y conseguir frenar la sangría que para un pueblo y su provincia es la despoblación.
Recordemos pues al niño de Olba que llegó a ser genio de la Alta Costura, a ser recibido en París como uno de los grandes, a vestir a reinas de la Pantalla y a Reinas de España, a ganar festivales y a visitar movimientos californianos porque aprender era una de sus virtudes, porque un genio siempre quiere aprender y Pertegaz era un genio y sobre todo presumamos de él, de alguien que como tantos otros que marcharon siempre llevó a su tierra en el corazón presumió de ella y supo dar valor a todo lo que le había aportado, quizás si somos capaces de hacer nuestra esta enseñanza, miraremos con mayor seguridad a esos nubarrones sabiendo que somos nosotros los que tenemos que movernos para poner hombro con hombro, mano con mano la exigencia de que merecemos mejores infraestructuras y mimo a proyectos que muchas veces son mucho más que meros enunciados, el gestor brillante es aquel que ve más allá de sus respetables narices, no el que tiene narices solo para oler comodidad. Aprendamos del genio y mostremos orgullo por el genio.