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Villarroya de los Pinares rememora el legado de la Orden del Hospital Villarroya de los Pinares rememora el legado de la Orden del Hospital
Un momento de la representación en Villarroya de los Pinares

Villarroya de los Pinares rememora el legado de la Orden del Hospital

Maestrazgo. La localidad acoge la represetnación de La llegada del Comendador
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Villarroya de los Pinares rememoró este sábado su pasado vinculado a la bailía de Aliaga y a la Orden de San Juan del Hospital con una visita guiada a cargo del historiador José Ramón Sanchís y la representación teatral de La llegada del comendador. De esta manera, la Comarca del Maestrazgo pretende dar continuidad a las actividades realizadas el año pasado para conmemorar el 700 aniversario del nacimiento de Las Tres Bailías (Castellote, Aliaga y Cantavieja), que ocupaban prácticamente la misma delimitación territorial.
La institución comarcal contó con la colaboración del Ayuntamiento de Villarroya y la Asociación de Amigos del Centro de Interpretación de la Orden del Hospital sita en la localidad para llevar a cabo este evento.
Según el presidente de la Comarca del Maestrazgo y alcalde de Villarroya de los Pinares, Arturo Martín, la intención es que la fiesta se celebre cada año en una localidad diferente. Se ha elegido el puente del Pilar para poder contar con un mayor número de asistentes.
“La intención es que la representación sea itinerante por todos los pueblos del Maestrazgo y que sirva para dar a conocer la historia de este territorio y de sus pueblos”, argumentó.
La técnico de Patrimonio Cultural de la Comarca, Sofía Sánchez, indicó que si bien a la visita guiada realizada al mediodía habían asistido principalmente vecinos de Villarroya, a la representación teatral de la tarde se habían acercado también de los pueblos vecinos.
La jornada comenzó con una visita guiada desde el centro de interpretación de la Orden de San Juan ubicado en Villarroya de los Pinares. El historiador José Ramón Sanchís explicó los principales hechos históricos ocurridos en la localidad desde su conquista por Alfonso II y su donación a la orden hospitalaria en 1190.
Durante el recorrido, destacó los restos arquitectónicos del siglo XVI que salpican el casco urbano y la figura de Francisco Peña, nacido en la localidad en 1540 y que llegó a ser decano y presidente del Tribunal Apostólico de la Rota hasta su muerte en Roma en 1612. Él fue quien mandó derribar el ábside gótico de la iglesia de la Asunción para construir un crucero renacentista al que fueron trasladados sus restos dos años después de su fallecimiento. También mandó edificar una casa palacio que legó a cuatro capellanes y que todavía sigue en pie.
Sanchís subrayó los privilegios otorgados por Felipe II en el siglo XVI a los gremios de pelaires y tejedores de la localidad, que ocupaban a 100 familias que trasladaban su producción de lana y tejidos con mulos por caminos de herradura hacia los puertos del Mediterráneo para su exportación a Italia y, desde allí, a toda Europa. También entonces el pueblo contaba con un importante Ligallo de pastores.
Este fue un momento álgido para la localidad, que llegó a contar con 46 masadas en su término municipal y hasta 1.200 habitantes en 1870, momento a partir del cual comenzó su declive; en 1940 tras la Guerra Civil quedaban 600 personas y actualmente, tan solo 150, comentó.
Por la tarde, los dulzaineros del grupo El relicario se encargaron de animar las calles en los momentos previos a la representación teatral de La llegada del comendador a Villarroya de los Pinares a cargo del grupo Masteatro, que adaptó la obra que interpreta cada dos años en Mas de las Matas.
Villarroya pertenecía a la bailía de Aliaga y Mas de las Matas a la de Castellote, y a estas hay que sumar la de Cantavieja. Las tres celebraron el año pasado el 700 aniversario de su fundación, al que han querido dar continuidad con esta recreación.
La obra recuerda como la Orden del Hospital de San Juan celebraba cada cuatro años un capítulo general en el templo zaragozano de San Juan de los Panetes, en el que cada bailío o comendador liquidaba cuentas. Entonces se nombraba a los nuevos, que después visitaban las localidades a su cargo para refrendar su poder feudal. En cada una tomaban juramento a los vecinos y autoridades y establecían las regalías con las que gravaban las actividades comerciales.