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Churras con Merinas Churras con Merinas

Churras con Merinas

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Elena Gómez

Me gusta consumir noticias en medios de comunicación digitales. Prefiero la rapidez con la que puedes ir descartando el polvo de la paja con un simple movimiento de mano.

Hoy en día las prisas nos hacen buscar lo breve, lo inmediato. Pretendemos enterarnos de las cosas que pasan en el mundo a golpe de titular. Un efecto pernicioso de esta manía, de la cual soy adicta, es que estamos más desinformados que nunca en la era de la información.

El problema es que los medios, bajo las exigencias del consumidor, también tienden a una brevedad que en algunas ocasiones puede resultar peligrosa. Hace unos días, buscando titulares atractivos, me encontré con uno que me dejó ojiplática. Tanto, que no tuve más remedio que leer la noticia completa de cabo a rabo.

El titular venía a decir que las personas con discapacidad van a luchar por tener derecho al voto en las próximas elecciones. La afirmación era tan rotunda que me paré a pensar si los 25 años que llevo votando como ciudadana de pleno derecho han sido producto de mi imaginación.

Nada más lejos. En realidad se estaba hablando del derecho al voto de las personas con discapacidad intelectual. Un objetivo altamente loable, que apoyaría el caso de que se me pida, pero en el que no puedo entrar por desconocimiento de causa.

Lo que me sorprendió fue el hecho de que, una vez más, nos metieran a todos en el mismo saco. La discapacidad es un gran cajón de sastre en el que cabemos casi todos aunque cada colectivo tenga sus aspiraciones y sus preocupaciones particulares.

Por ejemplo, las personas con discapacidad física y sensorial podemos votar, y las personas con discapacidad intelectual no necesitan la supresión de barreras arquitectónicas. 

Por eso desde aquí me gustaría hacer un llamamiento a aquellos periodistas que tengan intención de adentrarse en un mundo tan complejo. No formamos un grupo homogéneo, no mezclen churras con merinas.